MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 5    NO 46   JULIO DEL AÑO 2002    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 

Trauma mayor:

enfermedad que se transmite del paciente... a la IPS

Omaira Arbeláez Echeverri Olga Lucia Muñoz López Periodistas, Medellín

Durante la clase interactiva de cirugía general sobre politraumatismos, el médico Manuel Diez le recuerda a sus alumnos en España, que esta patología cada año deja 10 millones de heridos y 300.000 muertos en el mundo, además de constituirse en la primera causa de mortalidad infantil entre los 5 y 14 años, los adolescentes y los menores de 44 años.
El trauma mayor es la primera causa de muerte en individuos menores de 40 años en Colombia, al igual que en Chile y España, mientras que en el mundo representa el 7% de la tasa de mortalidad y eso sin sumarle los accidentes de tránsito que causan el otro 2.8% de las muertes y las discapacidades en el planeta.
La OMS preocupada con el fenómeno, logró en 1996 mediante la Declaración de Melbourne, Australia, sobre "Prevención y control de traumatismos", exhortar a todas las naciones para "asignar suficientes recursos humanos y monetarios a la implantación de estrategias para reducir las tasas de traumatismos, cualesquiera que sean sus causas" y para implantar programas que reduzcan "las lesiones intencionales, por suicidios o intentos de suicidio, la violencia interpersonal y el uso de armas, en particular de armas de fuego y minas terrestres".
El trauma ha escalado posiciones año tras año y hoy es la tercera causa de muerte global; por ello, fue considerada "la enfermedad del siglo XX", la "patología olvidada de la sociedad moderna" o "el vacío terapéutico", según Adams Cowley, pionero mundial en la investigación asistencial del trauma y fundador de uno de los centros de trauma más famosos del mundo en Baltimore, Estados Unidos. La ciencia médica ha tratado de disminuir los efectos mortales del trauma con investigaciones y trabajo coordinado de equipos médicos desde 1943. Sin embargo, en Colombia el concepto "trauma mayor" figura escasamente en la Ley 100 y en los rubros presupuestales, mientras la definición concreta médico-legal del concepto es una búsqueda infructuosa.
En la información del Ministerio de Salud tampoco aparece el concepto preciso de trauma mayor, pero sí coloca al trauma en el primer reglón de la lista, con una guía para atender 36 de sus manifestaciones. Esta falta de claridad en el concepto se ha prestado para que las facturas de cobro por atención en los hospitales y clínicas (IPS) sean glosadas u objetadas para su pago. Se aprovecha así la coyuntura por parte de las EPS y los pagadores del Estado, para no cancelar el resto de los servicios anotados en la misma factura o para demorarlo más del mes que estipula la ley.
Pueden atrasarse así entre 6 meses y un año hay casos de varios años- para pagar una factura y por fin cuando lo hacen no adicionan ningún interés por mora, lo cual significa no sólo que las EPS y ARS trabajan sin pagar interés con la plata de las IPS, sino que estas últimas pierden el poder adquisitivo de sus arcas, lo que implica restringir inversiones en capacitación del personal, investigación, mejoramiento de infraestructura y desarrollo técnico-científico, además de afectar directamente los intereses de los proveedores. Es entonces explicable por qué las sombras del estancamiento y de la quiebra comienzan a extenderse por los hospitales de III y IV nivel, especialistas en trauma.

Para no morir en el intento…
En las IPS, todas las atenciones médicas, los exámenes diagnósticos y de laboratorio, más la pericia de los cirujanos, se pone a disposición del paciente para tratar de salvarle la vida desde el momento del accidente, aprovechando al máximo la "hora dorada" (más alto riesgo de muerte, 50% "in situ"), hasta el periodo de hospitalización para evitarle, en lo posible, las mayores secuelas. Los estudios han demostrado que el 50% de las muertes en urgencias se pueden evitar con un buen trabajo en equipo, como lo verificó Daniel T. Risser, de Dynamics Research Corporation (E.U.) y publicado en Annals of Emergency Medicine. De no recibir los politraumatizados oportunamente esta atención médica coordinada y multi e interdisciplinaria, el 90% de los pacientes mueren en las primeras 24 horas de ingreso en los hospitales debido a las hemorragias por traumas cráneo encefálicos y abdominales (Diario Médico).
Mas esto se hace no sólo por obligación médica y ética, sino porque en Colombia "la atención inicial de urgencias debe ser prestada en forma obligatoria por todas las entidades públicas y privadas de salud, a todas las personas, independientemente de su capacidad de pago", así lo mandan desde la Ley 100 de 1993 y su POS, hasta la Carta Magna, ratificada por varias sentencias de la Corte Constitucional e interesantes fallos de tutela sobre el derecho a la vida y la salud.
Si en Colombia, según datos de la OMS y la OPS, mueren por trauma (violencia y accidentes) 102.6 de cada 100.000 habitantes año, queda claro porque no se pueden dejar perder instituciones especializadas en su atención, porque como bien lo manifiesta Cowley, sólo la concentración de tecnología, recursos humanos altamente calificados y capacitación para la rehabilitación en centros asistenciales apropiados y apoyados por redes asistenciales complementarias, son los factores determinantes en la disminución de la mortalidad y las secuelas por estas causas.

Cuando empieza el choque
El trauma mayor fue considerado como enfermedad catastrófica en el POS y en la resolución 5361 (MAPIPOS), que sólo entra a ser cubierta en el régimen contributivo cuando el afiliado tiene 100 semanas de cotización (2 años). El trauma mayor es un hecho fortuito, nadie busca ser víctima de él, a no ser por una acción como un intento de suicidio, por ejemplo; además, con el decreto 806, las EPS sólo reconocen y cubren algunos servicios, si el paciente ha cotizado como mínimo 26 semanas; como estas cuentas son bastantes costosas, generalmente las está asumiendo el hospital que no puede dejar morir al paciente, aunque el paciente se declare en incapacidad de pago, como sucede la mayoría de las veces.
Esta circunstancia se ve agravada porque no hay definición ni clasificación del trauma mayor, por lo que las compañías aseguradoras usan tablas recogidas de modelos internacionales, ajenas a la realidad colombiana de un país en guerra, con alta incidencia de violencia intrafamiliar y en descomposición social; cada aseguradora acomodó la definición de trauma mayor y ello origina enormes dificultades al evaluar qué se cubre de la cuenta de estos pacientes.
Ligado a este problema está la dificultad del sistema de que impuso la obligación de cubrir la atención inicial de urgencias, pero con definiciones poco claras sobre el momento de inicio del cubrimiento. Ello desprotege en la práctica al paciente, porque se considera que siempre está cubierta la atención inicial como una atención muy básica y mínima, de las primeras horas en que el paciente ingresa; por esto queda desprotegido para los procedimientos y el cuidado posterior a esa atención de urgencias, que siempre tiene que ver con mejorar la funcionalidad de un órgano o con tratar de impedir que los nervios se deterioren más. Este costo también recae en las IPS, que tienen que atender el usuario en forma integral, pero a la hora de reclamar el pago por esa atención, los aseguradores y los pagadores del Estado argumentan que a ellos sólo les toca la atención inicial, las primeras horas de ingreso a urgencias, quedando la cuenta entre el paciente y el prestador, y que ante la situación económica del país, queda generalmente para los hospitales, lo que dificulta el flujo de caja de éstos y aumenta su cartera de casi imposible recaudo.
Aunque se han presentado múltiples propuestas para reglamentar más claramente el cubrimiento de la urgencia, y dentro de ello lo que es el trauma mayor, para tener precisión sobre la cobertura, faltan espacios y voluntad política para lograr cambios sustanciales en el proceso.
Queda una reflexión final que acogemos de la Cepal en su documento "Salud, equidad y transformación productiva en América Latina y el Caribe" cuando afirma: "La mayor asignación de recursos públicos y privados al sector salud, sin una reforma de las bases de los sistemas actuales, acentúa la tendencia a su constante desfinanciamiento y al incremento descontrolado de costos y de inequidad".

El silencio de las EPS
El periódico EL PULSO consultó infructuosamente con seis Empresas Promotoras de Salud del país, sobre las dificultades que pudieran haber atravesado por causa de problemas con pacientes con trauma mayor, y hasta el cierre de esta edición ninguna de ellas se había pronunciado sobre el particular.
En contraste a este silencio sobre el tema, cuando se ha tratado de restarle dinero a las EPS para fortalecer los recursos para las Enfermedades de Alto Costo (EAC), entre las cuales se encuentra el trauma mayor, estás salen a la palestra a defender sus fondos. La Asociación Colombiana de Empresas de Medicina Integral (Acemi) a la cual pertenecen 16 EPS privadas y 10 empresas de medicina prepagada, cuestionó en su momento el proyecto de Ley 089, que apoya el Ministerio de Salud, porque el rubro para las patologías de alto costo en la población colombiana (calculada en 40 millones de personas) fuera de $900.000 millones. A su juicio, "es una estimación que puede resultar baja por cuanto sólo considera la parte del costo que paga el asegurador y no la que asume directamente la EPS" y considera que los problemas en la estimación del costo tienen que ver con "las deficiencias en la información, producto de la falta de claridad en la definición de las patologías de alto costo, las cuales producen información poco consistente tanto en frecuencias como en el costo".
¿Qué es trauma mayor?
Por tratarse de un fenómeno relacionado con el organismo humano y su grado de supervivencia y bienestar, son los médicos quienes deben orientar el debate sobre el concepto y no los abogados, y en ello están trabajando en Colombia y en el mundo.
Según el doctor Germán González Echeverri, director del Centro de Investigaciones de la Facultad Nacional de Salud Pública de la Universidad de Antioquia, y experto en trauma, primero debe considerarse qué produce el trauma.
"La causa del trauma es la energía, es la energía la que produce el daño. Uno podría seguir la energía desde el momento en que se acumula, desde el momento en que se transmite y produce el daño y desde el momento en que ya está hecho el daño y hay que resolverlo. Hay entonces una fase en el momento de la acumulación, que es una fase preventiva; si la energía se va acumulando hay un gran peligro, porque se aumenta la cantidad de energía que puede producir un daño. Cuando esta energía se transmite, puede ocasionarle un trauma a una persona, produciéndole daño a tejidos, que pueden ser superficiales como la piel o tejidos necesarios para poder vivir. Cuando la energía produce un daño fisiológico suficientemente grande para comprometer la vida y ponerla en riesgo, el trauma es un trauma mayor", explicó el doctor González.
Y agregó: "los epidemiólogos en los últimos 20 años hemos tratado de identificar escalas que nos permitan separar en 2 el trauma con alta y con baja probabilidad de comprometer la vida; hay riesgo por ejemplo en un paciente tenga una herida superficial en el cráneo y que esté embriagado. Esa herida puede ser muy chiquita y no comprometer la vida, pero si esa persona se queda 12 horas en el suelo se desangra, entonces puede comprometer la vida. Este límite entre uno y otro no es un límite lineal, sino que es toda un área; ahí radica el problema práctico. Entonces, se han desarrollado escalas para identificar muertes prevenibles, un concepto que indica como un paciente murió y no debió haber muerto, con la tecnología que hoy tenemos para salvarle la vida. Y para conservar la vida del paciente, hay que cumplir tres criterios: identificar al paciente con trauma mayor, darle oportunidad en la atención y atenderlo en el centro adecuado y capacitado para ello".
¿Se cumplen en Colombia estos 3 criterios? Antes de la Ley 100 se tenía una red de urgencias, no había atención pre-hospitalaria y el país estaba pobre. Hoy día no se tiene red porque se destruyó totalmente, el servicio está completamente fragmentado y sólo Bogotá tiene desde hace 6 años atención pre-hospitalaria. Los centros y puestos de salud y hospitales están interesados en atender urgencias, porque su pago está medianamente asegurado por la Ley 100, o sea que hay un estímulo económico importante, pero esto se devuelve en contra del paciente: primero, porque en Colombia no hay clasificación de los pacientes; y segundo, por el tiempo perdido en la remisión de un paciente por diferentes centros asistenciales hasta que al fin lo llevan a un centro de trauma especializado, y entonces no hay oportunidad en la atención. Lo grave es que esa atención inoportuna se ha incrementado con la Ley 100, por el interés económico de las instituciones de atender pacientes sin estar preparadas para ello, pero si el paciente no es atendido en el centro adecuado en la llamada "Hora Dorada" u "Hora de Abraham", se le disminuye la oportunidad de una atención adecuada. De necesitar una cirugía y no iniciársela en la primera hora, ya es inoportuna la atención y el paciente se muere.
Según concepto descriptivo, hay dos picos de muerte por trauma: uno alrededor del evento, que generalmente involucra al sistema nervioso central y hemorragia por grandes vasos (corazón, trauma cerebral), que por más desarrollados servicios de atención prestados y aunque esté al lado del hospital, estos pacientes generalmente se mueren porque son muy graves las lesiones, entre los 15 y 30 minutos posteriores al trauma. El segundo pico puede irse hasta las 4 horas posteriores, donde generalmente en la primera hora se dan hemorragias muy fuertes y el paciente puede morir, siendo muy importante en este punto la atención hospitalaria; se le puede salvar la vida a este paciente, pero si existe un sistema de atención de trauma que asegure la atención oportuna. Si hay Atención Pre-hospitalaria, mientras alguien llama por teléfono, le responden y llega la ambulancia, transcurren entre 7 y 15 minutos, y entre el tiempo para llegar al hospital pueden pasar los 30 minutos posteriores; los médicos y enfermeras pueden revertir esa hemorragia para evitar que el paciente entre en shock irreversible y tienen 30 minutos para hacerle el diagnóstico y empezar la cirugía y la intervención que se requiera. Ahí se cumple la llamada "Hora dorada".
Con la Ley 100, en Colombia se están atendiendo las urgencias mayores en cualquier centro que no está capacitado ni tiene los especialistas para ello, o sea que se está aumentando la letalidad, porque se está perdiendo tiempo precioso para atender al paciente; la sugerencia del doctor González Echeverri es entonces que el país se siente en forma juiciosa a pensar que debe montar redes de atención en servicios de salud, que son de dos tipos: redes urgentes y redes no urgentes, totalmente diferentes entre sí. En las primeras debe identificarse al paciente adecuado para no saturar centros de tercer nivel con personas que no requieren alto nivel de complejidad en la atención, además de que se establezcan centros de trauma más especializados para los pacientes que sí lo requieran. Mientras no se tenga eso en Colombia, se va a aumentar la letalidad, señaló.
Otros artículos...
Trauma mayor: enfermedad que se transmite del paciente... a la IPS
La lupa sobre el billete de la salud
Juan Luis Londoño: a reformar las reformas
Adelantos y cambios en la Universidad de Antioquia
Por el acceso a los medicamentos esenciales / Fomento de Susalud a la investigación
¡Urgente! Preparar sector salud para el ALCA
Sector químico farmacéutico lucha por su mayoría de edad
Psiquiatría de Enlace, una mirada biopsicosocial al paciente hospitalario
“ABORTO”, su sola mención ya inspira batallas en contra y a favor
Supersalud investiga 1.771 IPS privadas / Refuerzo a vigilancia del agua potables
Promoción y prevención: de ARS a municipios

Actualizado con las últimas normas legales
Manejo de RIPS
¡Que la liberación de tarifas no lo coja fuera de base!

Nuevo módulo de COSTOS
PBX: 351 21 40 FAX: 351 32 96 Carrera 66 #35-21
xenco@epm.net.co www.xenco.com.co
MEDELLIN - COLOMBIA

 



Arriba

[ Editorial | Debate | Opinión | Monitoreo | Generales | Columna Jurídica | Cultural | Breves ]

COPYRIGHT © 2001 Periódico El PULSO
Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin autorización escrita de su titular
. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved