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Obesidad escolar: la pelea de David contra Goliat

La población colombiana se está engordando, pero la capa poblacional que más lo hace está entre los 5 y los 17 años.

Por: Redacción EL PULSO
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Cada encuesta nueva muestra el avance en la tendencia de la obesidad infantil, cada que se hace un estudio la situación resulta más crítica y pese a los esfuerzos de diferentes sectores los niños siguen aumentando su peso.

La más reciente fue la Encuesta Nacional de Salud, realizada por el Ministerio de Salud y la Universidad del Valle que, al realizarse por primera vez a nivel nacional, evidenció algunos de los hábitos alimenticios de los jóvenes entre los 13 y 17 años que están matriculados en instituciones educativas públicas y privadas, con una muestra de 79.640 estudiantes.

Sus resultados mostraron bajo consumo de frutas, verduras y lácteos, en contraste con un alto consumo de bebidas azucaradas, fritos, productos de paquete y sedentarismo. Por ejemplo, nueve de cada diez estudiantes escolares de Colombia no cumplen con la frecuencia de consumo frutas y verduras, tres de cada cuatro no consumen los lácteos recomendados, cerca de la mitad añaden regularmente sal a sus comidas y tres de cada cuatro consumen bebidas azucaradas.

Lo que preocupa, porque en el mundo el 30 % de la población tiene sobrepeso, y esta epidemia silenciosa mató a cuatro millones de personas en 2015.

De acuerdo con un estudio publicado por The New England Journal Of Medicine, del Instituto de Medición y Evaluación de la Salud (Universidad de Washington), en Colombia hay 5,7 millones de personas adultas afectadas por el sobrepeso y la obesidad, y tres de cada 10 niños están en alto riesgo a causa de su sobrepeso, se habla de 500 mil menores de edad. Pero las cifras del Ministerio de Salud van más allá e indican que el 51,2 % de la población colombiana tiene sobrepeso.

Para aterrizar esa cifra, se puede decir que en Medellín en el año 2015 la malnutrición se presentó principalmente por exceso en la alimentación, el 51,5 % de la población adulta y el 21,2 % de los chicos entre los 5 y los 17 años, presentaron sobrepeso.

Y es que el problema dejó, hace mucho tiempo, de ser un asunto estético, el sobrepeso y la obesidad traen consigo una cantidad de enfermedades que se han convertido en un problema de salud pública y resultan muy costosas para el sistema de salud.

El 80 % de las enfermedades que se padecen en Colombia son crónicas no transmisibles: las cardio-cerebro-vasculares, la diabetes, el cáncer y el EPOC y solo esta última no está asociada a la obesidad. Y solo en 2013, 740.000 millones costó atender la diabetes tipo 2, sin mencionar el costo de las demás enfermedades.

Precaria información

Para la Red PaPaz es claro que el problema parte de la desinformación con la que cuentan los padres y las madres a la hora de comprar los alimentos para sus hijos. Angélica María Claro, directora de incidencia de la Red, contó, por ejemplo, como muchos agricultores terminan vendiendo sus frutas y verduras para comprarles compotas, cereales y paquetes de snacks a sus hijos, sin saber que con los productos de sus parcelas quedarían mucho mejor alimentados.

“Los papás no son conscientes de que algunas compotas que venden para los bebés o los cereales que venden con muñequitos tienen tanto azúcar como otros productos que identificamos como dañinos”, dijo Claro.

Por eso la Red PaPaz ha iniciado desde hace varios años acciones que podrían ayudar a las familias a tomar mejores decisiones frente a los hábitos alimenticios.

La primera de ellas fue por la vía del Congreso de la República: “estábamos acompañando un proyecto en la Cámara pero el lobby de la industria logró su modificación y al Senado llegó un monstruo que dice, por ejemplo, que el chicle es un alimento, quitaron el agua para los colegios y el etiquetado para productos ultraprocesados”, señaló Claro.

Y es que es, por decirlo de algún modo, una pelea de David contra Goliat. “El escenario es muy triste, es una pelea muy desigual en donde tenemos muchos elementos en contra, uno creería que la salud de los niños es priorizada por encima de los intereses económicos de estas grandes compañías”, advirtió la directora de incidencia de la Red PaPaz, que recordó cómo durante la reciente votación de la ley de financiamiento estuvo siempre sentado un directivo de una afamada empresa de gaseosas buscando que no se diera el IVA plurifásico, que es mucho menor a lo que se buscaba al gravar las bebidas azucaradas. “Uno no se explica por qué el Ministerio de Hacienda no apoya un impuesto que está respaldado en evidencia, inclusive en evidencia colombiana. Las bebidas azucaradas son dañinas, es así de simple”.

Al ver el fracaso en este proyecto la Red inició una campaña que se llama “No coman más mentiras” que establece que los padres de familia y los consumidores colombianos en general necesitan como mínimo información, no cualquiera, sino que sea comprensible y clara, y esto se logra con un buen etiquetado.

En una encuesta realizada en Colombia en el 2017 entre Red PaPaz y Vital Strategies se encontró que el 71% de las personas consideran que las etiquetas actuales de los alimentos no son fáciles de entender y que el 70 % dijo que no dan información útil para escoger una opción saludable.

Así que es necesario contar con un sistema de etiquetado comprensible, que permita entender de forma fácil y rápida el contenido real de los productos, para tomar decisiones informadas. La Red propone unos sellos negros que de manera vistosa indiquen si el producto a comprar es alto en sodio, alto en azúcar o alto en grasas, esto para evitar el engaño en menos de 10 segundos.

“Los papás creen que las bebidas con jugo en caja, los tés en botella, las bebidas hidratantes que son para deportistas y las maltas son mejores que las gaseosas y estos sellos negros pueden ayudar mucho a mostrar la gran cantidad de azúcar que contienen”, explicó Claro.

De acuerdo con la Red, muchas empresas camuflan lo dañinos que son sus productos con falsas bondades, por ejemplo dicen “sin grasas trans” cuando en realidad el problema es la cantidad de azúcar, o ponen “sin azúcar añadida” cuando el problema es la gran cantidad de sodio que contienen.

Pero, ¿por qué sellos negros? En países como Chile, los sellos de advertencia han funcionado mucho mejor que los rótulos del semáforo porque logran comunicar el mensaje de forma mucho más clara, disminuye la percepción de que los productos ultraprocesados son saludables y desalienta su consumo. Respecto a las características de estas advertencias, estudios realizados en el mismo país muestran que las formas, y en mayor medida los colores de estas logran que los consumidores perciban la saludabilidad de los productos con mayor facilidad.

La iniciativa de la Red es lograr la regulación vía Ministerio de Salud, ya que por el Congreso no fue posible. Desde hace nueve años hay una resolución que le da la facultad al Ministerio de regular el etiquetado. Es así como la Red PaPaz recogió más de 19.000 firmas y le enviaron una carta al ministro preguntándole cómo va esa reglamentación, y aún se espera la respuesta.

Alianza ciudades saludables

Como se dijo anteriormente, la obesidad de niños y jóvenes es una preocupación mundial, por eso se creó la Alianza de Ciudades Saludables en las que participan los alcaldes de Quito (Ecuador), Melbourne (Australia), Accra (Ghana), Ulaanbaatar (Mongolia), Khatmandu (Nepal), Kampala (Uganda), entre muchos otros que quieren hacer que sus ciudadanos estén más capacitados para tomar mejores decisiones sobre sus hábitos alimenticios y de sedentarismo.

“La Alianza de Ciudades Saludables une a los alcaldes que hacen esfuerzos para ayudar a sus ciudadanos a vivir vidas más sanas y a reducir las enfermedades no transmisibles y las lesiones”, dijo Michael R. Bloomberg, embajador de la Organización Mundial de la Salud para las Enfermedades No Transmisibles (ENT) y exalcalde de la ciudad de Nueva York.

“Las acciones de estos alcaldes pueden prevenir millones de muertes innecesarias y proteger la salud de las generaciones venideras, al mismo tiempo que hacen que sus ciudades sean más fuertes y más prósperas”, indicó Bloomberg.

La buena noticia es que por Colombia hacen parte Medellín, Bogotá y Cali. Esta iniciativa tiene una duración de 18 meses e inició en noviembre de 2017, y en ella cada ciudad se ha comprometido a promulgar una de las 10 políticas probadas que la Organización Mundial de la Salud considera efectivas para proteger a las personas contra la exposición a los factores de riesgo de enfermedades no transmisibles y lesiones.

Es posible que la combinación de todos estos esfuerzos permita que las próximas encuestas, que saldrán en cinco o diez años, muestren la tendencia de la obesidad escolar a la baja, de lo contrario la herencia de hábitos de las próximas generaciones los mantendrán enfermos y a muchos los matará de manera prematura.


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