MEDELLÍN, COLOMBIA, SURAMERICA No. 262 JULIO DEL AÑO 2020 ISNN 0124-4388 elpulso@sanvicentefundacion.com icono facebook icono twitter

El incierto futuro de la OPS

Por: Francisco Rossi. Fundación IFARMA.
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El 22 y 23 de junio se celebró, de manera virtual como se ha vuelto ineludible en las actuales circunstancias, la sesión número 166 del Comité Ejecutivo de la Organización Panamericana de la Salud.

La sesión venía precedida por las declaraciones del presidente de los Estados Unidos, que consistentemente ha venido cuestionando todos los organismos internacionales y el multilateralismo mismo, incluyendo, quien lo creyera, a la Organización Mundial del Comercio, cuyo comportamiento dificilmente podría haber sido más favorable a sus intereses.

Los ataques de Trump han sido particularmente agresivos con los organismos de Naciones Unidas y muy especialmente con la Organización Mundial de la Salud, al punto de amenazar primero con recortar sus pagos, luego con congelarlos y, finalmente, con su retiro definitivo.

El manejo diplomático de estas amenazas y esta crisis por el director general de la OMS, en la Asamblea Mundial de la Salud en mayo pasado, fue realmente admirable. Ocho jefes de estado, de todos los continentes, ofrecieron un total respaldo a la organización. Nadie ofreció cubrir las contribuciones de los Estados Unidos, pero no era necesario. El financiamiento de la OMS parece estar asegurado.

Pero el fuego encendido desde un imperio en decadencia, también llamó a sus colonias a prender fuego a la Organización Panamericana de la Salud.

La OPS es más antigua que la OMS, y nos trae la imagen de un liderazgo político, económico y ciertamente sanitario, de los Estados Unidos de finales del siglo 19 y principios del 20. En su origen se llamó la Oficina Sanitaria Panamericana. Su sede está en Washington DC, cerca del edificio del Departamento de Estado y a unas cuadras de la Casa Blanca. Su Director General es elegido por el voto de sus estados miembros, pero el subdirector, responsable administrativo y financiero, siempre es de los Estados Unidos. A algunos críticos, especialmente de las ONG, siempre nos ha parecido que la OPS está demasiado cerca del Departamento de Estado y de la Casa Blanca, especialmente en temas como propiedad intelectual y control de precios para medicamentos.

Pero Trump resolvió montar un chantaje retrasando el pago de los aportes del país que dirige. Ni más ni menos que no pagar deudas. Sabe que su aporte es crítico pues representa más del 60% del presupuesto anual de la OPS que en 2020 era de un poco más de105 millones de dólares.

A la OMS la acusó de tomar partido en su guerra personal contra China y en su acusación de que la pandemia era el resultado de un accidente (o algo peor) en el desarrollo de un arma biológica. Y aún hoy hay gente que le cree. Pero ¿a la OPS que le reclama?

La cosa se puso fea cuando otro mandatario que, al parecer, también quería fuego, Bolsonaro, anunció su retiro de la OPS. Su argumento tenía, además de la genuflexión, el antecedente de la gestión de la OPS en un programa de médicos cubanos en Brasil, programa que el gobierno de Brasil había solicitado a la OPS. Es lo que hace la organi8zación en cualquier país. Ofrecer cooperación técnica en los programas que el gobierno decida.

Para la reunión del comité ejecutivo, es costumbre que un auditor externo presente un informe financiero mostrando la situación de la Organización. Informe que por primera vez en la historia de la organización, se aplazó. La razón:

“debido a la incertidumbre actual por el estado de las contribuciones señaladas sin pagar en una escala sin precedentes adeudadas por varios Estados Miembros grandes, en aras del mejor interés de la Organización, la OPS ha solicitado que la Oficina Nacional de Auditoría retrase la emisión de su dictamen sobre los estados financieros hasta que se aclare la situación”.

La tabla siguiente, extraida de los documentos publicados por la organización para la reunión, es elocuente. Brasil y Estados Unidos representan más del 75% del presupuesto anual, pero mucho más grave aún, el 83% de las deudas atrasadas. La amenaza de retiro y la morosidad en los pagos, tienen a la organización en crisis. Y a diferencia de la OMS, no hay un gobierno como el de la China, o el francés o alemán, que puedan suplir esos faltantes.

Soberbia y soberana estupidez, pues en ese momento tenían el poder para enderezar el rumbo y utilizar para sus fines un organismo multilateral que se había vuelto relevante y visible. Prefirieron prender fuego.

Felizmente primó la sensatez. La buena diplomacia sanitaria, la cercanía entre el gobierno y la OPS en el manejo de la pandemia, que aunque con críticas y dificultades, ha sido infinitamente mejor en Colombia que en los Estados Unidos y que en Brasil, no permitieron que nuestro gobierno se sumara a la locura imperial.

La reunión, a la usanza diplomática, terminó en que no se retiró nadie, se hicieron algunos pagos, pero la crisis se postergó para el fin del año. Y a nuestro juicio solamente profundizó más, si eso fuera posible, la pérdida de liderazgo de los emperadores.



Ver tabla cmpleta


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