MEDELLÍN, COLOMBIA, SURAMERICA No. 276 SEPTIEMBRE DEL AÑO 2021 ISNN 0124-4388
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Al lado de Uruguay, Chile ha sido reconocido como uno de los países que mejor manejo le ha dado a la pandemia en América Latina. Para mediados de agosto el gobierno comenzó a aplicar una tercera dosis de refuerzo a las personas mayores de 55 años, consideradas como más vulnerables. Sin embargo, los contagios así como las muertes continúan, y si bien las cifras totales no son tan altas como en otras naciones de la región, si han sido suficientes para que las autoridades en salud tomen medidas restrictivas sobre la movilidad de sus ciudadanos.
Según los últimos datos registrados por el Ministerio de Salud chileno, los casos activos de coronavirus a finales de agosto eran de 6.408 mostrando un significativo descenso frente a los 39.176 de la primera quincena de junio; el total de fallecidos durante la pandemia era de 36.841 personas, y se habían aplicado más de 28 millones de dosis de vacunas. Los nuevos casos se concentran en la región metropolitana de Santiago. Como en otros países, en este periodo de la pandemia son las personas entre los 20 y 39 años quienes más están sufriendo contagios, seguidos por los grupos entre los 40 a 59 años.
A pesar de lo alentador que parecería ser el escenario en comparación con el resto de América Latina, el grupo de científicos independientes que venían acompañando al gobierno dieron un paso al costado argumentando que sus propuestas de medidas restrictivas para bajar la alta cantidad de casos no han sido tomadas en cuenta. La preocupación de los científicos chilenos se basa en los varios picos de casos y muertes que se dieron en los últimos meses, incluso a pesar de las altas tasas de vacunación. Y es que en junio el país tuvo días con 7.000 casos, luego de un pico en abril donde se llegó a 9.200 contagios en un día. La reiteración de picos epidemiológicos es lo que ha llevado a la insistencia en tomar medidas para disminuir la transmisión viral y apuntarle a un Chile COVID cero.
El Colegio Médico (Colmed) chileno desde marzo del 2020 busca coordinar acciones para enfrentar la pandemia. A finales de mayo el Colmed se retiró de la mesa asesora del gobierno por considerar que: “decisiones imprudentes tomadas en espacios sin actas ni expertos han devenido en un nuevo descontrol de la transmisión viral, impactando en vidas y secuelas de miles de personas”. Sin embargo su retiro no implicó una deserción, y por el contrario el 14 de junio, presentó al gobierno la “Estrategia Sociosanitaria COVID cero” que propone un “cortocircuito epidémico”. El Ministerio de Salud (Minsal) de Chile se reunió con gremios y expertos para analizar el plan del gobierno y la propuesta de Colmed.
Una medida que ha tenido cierta eficacia fue la creación del “Pase de Movilidad” que le otorga mayores libertades a los vacunados incluso durante las cuarentenas, como la decretada el 12 de junio en Santiago.
Por el momento el gobierno chileno ha insistido en la estrategia denominada “Paso a paso, nos cuidamos” que incluye vacunaciones masivas en puntos móviles. La estrategia establece una gradualidad para enfrentar la pandemia según la situación sanitaria de cada zona en particular, y consta de cuatro fases que van desde la cuarentena hasta la “apertura inicial”, cuyo avance o retroceso dependerá de los indicadores epidemiológicos, la capacidad disponible de la red asistencial y la trazabilidad. Esta gradualidad sectorizada permitió por ejemplo que mientras el 17 de junio nueve comunas entraban en una cuarentena estricta, otras zonas del país avanzaban a la fase 2 debido a la disminución de contagios. Otras medidas que se han conservado con los toques de queda las restricciones a los viajes al extranjero y la prohibición de ingreso de extranjeros no residentes en el país.
Desde el Colmed la propuesta es radical: Eliminar la presencia de COVID-19 e impedir su reaparición, y blindar a la población frente a riesgos inminentes, como la entrada de nuevas variantes. En opinión del grupo asesor, medidas como las cuarentenas locales o dinámicas, sin apoyo económico suficiente y oportuno a los ciudadanos, no han logrado reducir de manera efectiva ni la movilidad ni los contagios y plantean que el supuesto dilema entre salvar vidas humanas y preservar la economía es falso.
El Colmed recuerda que la reducción de casos fatales se logra mediante la aplicación de medidas epidemiológicas clásicas, como el cierre estricto de fronteras, cuarentenas para pasajeros que llegan al país y respuestas contundentes a los brotes, con rastreo y aislamiento de contactos, lo cual permite dentro de las fronteras nacionales un funcionamiento muy similar al estado pre pandémico, favoreciendo tanto el crecimiento económico como la sobrevivencia humana, sin necesidad de sacrificar uno u otro.
Dice el Colmed: “Es claro que la estrategia más efectiva para retomar nuestras vidas la constituye una estrategia de eliminación, es decir, mantener los casos en cero con medidas intensas pero acotadas en el tiempo”. Minimizar el impacto de la pandemia tanto en lo sanitario como en lo socioeconómico habría obedecido a la adopción precoz de esta estrategia, con lo que reconocen que adoptarla en este momento podría ser más difícil aunque de todas formas lo necesario es apuntarle la eliminación.
Dentro de las propuestas se propone intensificar la vacunación pero con medidas intensivas de control y apoyo social. Un COVID cero implica una estrategia sociosanitaria rápidamente asimilable por la ciudadanía, y que contempla, para casos excepcionales, cortes de la movilidad enérgicos, acotados, y acompañados de protección social, para bajar drásticamente la circulación viral.
Dos componentes de la propuesta llaman la atención. Generar un “cortocircuito epidémico” que consta de medidas que interrumpan la circulación del virus, como suspender el pase de movilidad, suspender todas las actividades de riesgo que involucren aglomeraciones o reuniones de más de 10 personas en lugares cerrados; las medidas se implementarán por una única vez en aquellas regiones en las cuales la incidencia de casos por 100 mil habitantes sea mayor a 10. La duración del cortocircuito epidémico sería de máximo de tres semanas.
El otro concepto es el de “burbuja territorial” para evitar que vuelva a aumentar la circulación viral en los territorios que logren control de la circulación comunitaria. El indicador principal para decretar esta medida será una tasa de incidencia menor o igual a 3 casos por cada 100.000 habitantes de media móvil. La burbuja implica el control estricto de las fronteras, incluyendo la exigencia de razones fundadas para el ingreso en una zona, contar con un esquema de vacunación completa con al menos 14 días desde la última dosis, prueba de PCR negativa realizada en las últimas 72 horas, test de antígeno viral en el punto de control y cuarentena de ingreso con PCR de salida. Mientras tanto al interior del territorio en burbuja se eliminan todos los límites al contacto social.
“Esta estrategia permite una reapertura robustecida y fundamentada en una lógica sanitaria que permita retomar las actividades y que vaya progresivamente removiendo las restricciones a las actividades de acuerdo al logro de objetivos sanitarios. Cuando los territorios alcancen niveles de baja transmisión viral, entramos a un estado de protección del territorio. El objetivo es lograr territorios libres de transmisión y protegidos ante nuevos brotes” concluye el Colmed.
La propuesta continúa en estudio por parte del gobierno chileno.
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