MEDELLÍN, COLOMBIA, SURAMERICA No. 300 SEPTIEMBRE DEL AÑO 2023 ISNN 0124-4388
elpulso@sanvicentefundacion.com
¿Cómo podemos hablar de la protección de la niñez y adolescencia sin abordar el tema de la salud mental? ¿Es posible formar buenos ciudadanos si nuestros niños enfrentan ambientes escolares inseguros? La relación entre la convivencia escolar y la salud mental es un vínculo que debemos comprender desde una perspectiva crítica. La mayoría de nosotros, en algún momento de nuestra niñez o adolescencia, hemos sido testigos de casos de acoso o “bullying” en el entorno escolar. Esas experiencias nos traen a la mente historias propias o ajenas de maltrato físico, verbal o psicológico. En ese momento, quizás no comprendíamos las señales de estrés, aislamiento social, baja autoestima, tristeza, ansiedad o depresión que afectaban a quienes sufrían este acoso mientras descubrían el mundo.
Al llegar a la adultez y adquirir más conocimiento, cambiamos nuestra perspectiva. Nos damos cuenta de la importancia que los expertos otorgan al respeto, cuidado y protección de la niñez y adolescencia. Si estas condiciones no se cumplen, si los niños son constantemente víctimas de golpes, criticados por su apariencia o forma de vestir, si son objeto de apodos humillantes, chantajes, amenazas o discriminación, sufrirán graves consecuencias en sus derechos, especialmente en lo que respecta a su salud mental.
Hoy en día, es inaceptable que las faltas de respeto y las bromas ofensivas entre estudiantes se consideren “normales” debido a su frecuencia en algunas instituciones educativas. Lo que comienza como una “broma” es en realidad acoso, y este problema puede incluso extenderse a las redes sociales y los mensajes de chat, convirtiéndose en ciberacoso. Esta realidad se ha agravado con la pandemia de COVID-19 y el uso indebido de la tecnología.
No debemos normalizar esta forma violenta de vivir la etapa escolar. Desde una perspectiva legal, los niños, niñas y adolescentes cuentan con una protección constitucional especial. No se trata de limitar sus derechos, sino de protegerlos y promover su dignidad. Esto implica considerarlos como personas autónomas, titulares de derechos y deberes iguales a los adultos, y sujetos con necesidades especiales.
Hoy es fundamental que exijamos que se garantice la salud mental de nuestros niños y adolescentes en el entorno escolar. Para ello, debemos entender que este derecho está intrínsecamente ligado a otros derechos, y si no se respeta en todos los entornos donde conviven, se socava su pleno disfrute. La Constitución establece que los derechos fundamentales de los niños incluyen la vida, la integridad física, la salud, la alimentación, su nombre y nacionalidad, tener una familia y no ser separados de ella, el cuidado, la educación, la cultura, la recreación y la libre expresión de su opinión. Además, se deben proteger contra todo tipo de abandono, violencia física o moral, secuestro, venta, abuso sexual, explotación laboral o económica y trabajos riesgosos.
Cuando uno de estos derechos fundamentales se vulnera, es probable que todos los demás también se vean afectados. ¿Cómo podemos hablar de salud sin educación? ¿Cómo se puede expresar la libertad cuando se vive en el abandono? ¿Puede existir salud física sin salud mental, considerando los efectos del estrés en el cuerpo?
Examinemos también lo que ocurre en casa. En ocasiones, el acoso comienza en el entorno familiar. Como padres, cuidadores o tutores, debemos preguntarnos si estamos creando un espacio seguro para nuestros hijos. ¿Evitamos criticar su cuerpo, sus gustos y su personalidad? ¿Qué mensaje transmitimos con nuestro comportamiento violento? ¿Qué herramientas utilizamos para prevenir el acoso en otros contextos?
La sanación también puede empezar en casa. Desde enseñarles a respetar las diferencias, como aquellas relacionadas con compañeros que tienen discapacidades o condiciones sociales vulnerables, hasta ayudarles a establecer sus propios límites con los adultos. Además, los responsables pueden exigir a las instituciones educativas que implementen protocolos de prevención y solución del acoso.
La Corte Constitucional ha advertido sobre la gravedad de este problema. En abril de 2022, un niño diagnosticado con ansiedad, depresión y anorexia nerviosa debido al acoso sistemático en su colegio de Bogotá, acudió a la Corte en busca de protección de sus derechos fundamentales. La Corte amparó sus derechos y ordenó a la institución implementar medidas para restaurar su dignidad e integridad, así como buscar una solución para los niños que participaron en el acoso.
Este caso nos recuerda que debemos actuar de manera contundente para proteger la salud mental de nuestros niños y adolescentes en el entorno escolar. No podemos permitir que el acoso siga siendo una parte normalizada de sus vidas. Debemos ser conscientes de que la salud mental de nuestros hijos es un derecho fundamental que debe ser protegido en todos los aspectos de sus vidas, incluyendo la escuela.
Si usted está interesado en alguno de los libros de la Editorial San Vicente Fundación, ingrese al siguiente link, acceda a nuestro catálogo y realice su proceso de compra
Visitar catálogoTel: (4) 516 74 43
Cel: 3017547479
diana.arbelaez@sanvicentefundacion.com