MEDELLÍN, COLOMBIA, SURAMERICA No. 308 MAYO DEL AÑO 2024 ISNN 0124-4388
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Entre las muchas variables cruciales en el acceso a la salud para los colombianos, hay algunas que son más representativas: las inequidades regionales con grandes efectos en los municipios rurales y dispersos; la inequidad de género con múltiples dificultades para mujeres y niños; la inequidad en los ingresos económicos que reduce el acceso y la calidad del servicio, y las limitaciones que se imponen en general a las poblaciones vulnerables.
Informes, estudios y análisis ya han determinado que el problema del acceso supera al sector salud y su solución está asociada con la respuesta gubernamental a los determinantes sociales que se constituyen en problemáticas centenarias del país. Por ejemplo, la muerte de niños en La Guajira porque un carrotanque nunca llegó con agua potable lo demuestra. Pone sobre el tapete la necesidad de revisar si lo que falta es más debate en torno a estas desigualdades, o es el momento de tomar acción.
El Dr. Augusto Galán, director del centro de pensamiento Así Vamos en Salud, sostiene que en un contexto donde están sobre diagnosticadas todas las problemáticas en salud, hay que pasar a revisar cómo solucionar. “En el sector salud el problema mayor y la queja generalizada de usuarios y pacientes es el acceso a los servicios. Hay limitaciones de oferta que se resuelven incrementando la capacidad del talento humano disponible”.
En este punto sostiene que hay tres factores a tener en cuenta: primero, los problemas de pertinencia en la formación del talento humano, donde se necesita una relación más estratégica entre el sector salud y el sector educativo, para que este último entienda cuáles son las necesidades del sector salud y pueda brindarles respuesta.
Lo segundo, es la distribución geográfica de talento humano en el país, concentrado actualmente en las grandes capitales y coincidiendo con los centros de estudios más reconocidos. “Necesitamos desconcentrar y descentralizar los procesos de formación por vía de teleeducación, pero debe estar combinado con la disponibilidad física en el territorio, de tal manera que en esos lugares las personas realmente se puedan formar, quedarse y aportar”. Lo tercero es ofrecer condiciones profesionales dignas para los trabajadores de la salud, con un potencial de desarrollo de proyectos de vida, sobre todo en las regiones apartadas y los territorios rurales dispersos.
“Estos tres puntos tienen que ver con el mejoramiento de la oferta de talento humano y esto requiere de una política al respecto que estamos en mora de establecer, no con una nueva ley, sino poniendo recursos financieros para que se pueda desarrollar”.
Una segunda alternativa para el mejoramiento de la oferta tiene que ver con el desarrollo de infraestructura física, tecnológica y digital. “Esta última en especial”, afirma Galán, “no puede terminar siendo una nueva brecha de inequidad en el país, necesitamos cobertura y conectividad del 100 % en todo el territorio, donde los municipios más apartados y que más se puedan beneficiar, sean los que no están conectados”.
Un tema más que no depende del sector salud, como la demografía, pero que determina las posibilidades de acceso para el 30 % de la población colombiana, alrededor de 13 millones de personas que viven en 673 municipios rurales y rurales dispersos, el 60 % de los municipios del país. Y de los cuales el 11 % hace parte de la clase media y el resto se encuentra en condiciones de pobreza, según el Departamento Nacional de Planeación.
En cuanto a la infraestructura física y tecnológica, advierte que se requiere incentivos del sector público y privado para el desarrollo de nuevas obras de infraestructura donde se requieran, y crear una política nacional de desarrollo de infraestructura. “Ahí tenemos deficiencias, no puede ser con recursos de la UPC, sino buscando recursos adicionales para lograr tener una disponibilidad de oferta más homogénea”.
La última propuesta, que tampoco depende directamente del sector salud, pero que afecta la salud de la población, tiene que ver con el mínimo esencial: brindar ingresos dignos, nutrición, acceso al agua potable, saneamiento básico, servicios públicos, vivienda digna y vías terciarias, para facilitar el acceso a los servicios de salud.
El Observatorio Nacional de Salud (ONS) y el Instituto Nacional de Salud (INS), en su estudio de 2019 “Acceso a servicios de Salud en Colombia”, brindaron una mirada nacional a las problemáticas de acceso y generaron una serie de recomendaciones para reducir desigualdades y desenlaces en salud que pueden ser evitables, y que en varios puntos coinciden con la propuesta de Galán.
Entre ellas, plantean como una necesidad establecer la cantidad necesaria de servicios e infraestructura de atención primaria y especializada, y su distribución de acuerdo con la necesidad, dispersión geográfica y densidad poblacional.
Igualmente, se deben mejorar las condiciones de empleo del sector para disminuir la rotación del personal, optimizar su distribución geográfica, definiendo previamente la densidad de profesionales requeridos en las redes de prestación de servicios de las EPS. Además, generar las competencias en la formación de los profesionales que les dé capacidad de respuesta a los retos de la atención individual y colectiva, crear programas académicos que promuevan la movilidad a nivel local y municipal, y brindar incentivos a quienes trabajen en zonas de difícil acceso.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) también expone la importancia de promover la capacidad resolutiva de los niveles de atención primaria y, la conformación de redes integrales de servicios de salud, y la estimulación de la apropiación social de acciones preventivas a través de equipos transdisciplinarios que trabajen en territorios dispersos, de manera que el acceso a los servicios no esté supeditado al desplazamiento de los individuos a los centros hospitalarios.
De otro lado, propone flexibilizar los procesos para minimizar las barreras de acceso y la atención a las personas, garantizando que IPS y EPS tengan acuerdos justos de pago con contrataciones adecuadas; y fortalecer otros mecanismos de acceso, como la atención primaria domiciliaria, y estrategias de salud digital como telemedicina y telesalud.
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