 |
|
|
 |
|
|
 |
|
El cuidado
paliativo surge como una respuesta diferente:
es posible acompañar el proceso de la muerte mientras
sea digna,
amable y acompañada, sin necesidad de precipitarla
ni de inducirla
con nuestras manos, sino generando un proceso natural.
Dr. Juan Fernando Velásquez
|
El
cuidado paliativo es una actividad que debe tener implícita
el acto médico, no ligada a una especialidad específica,
manifestó a EL PULSO el doctor Juan Fernando Velásquez,
médico paliativista del Hospital Universitario de San
Vicente Fundación. Y explicó: Un país
del tercer mundo en situación crítica como Colombia,
debe pensar cómo acercar más al enfermo en el
final de la vida, las instituciones formadoras de médicos
generales y de especialidades, para que los cuidados paliativos
no sean sólo un área especializada sino del dominio
de toda el área de la salud. |
|
Prosiguió: La
Ley del Cuidado Paliativo es una primera aproximación
a las necesidades en este punto y de ahí vendrán
grandes interrogantes y reflexiones. Mi primera reflexión
es: hay que diferenciar bien una enfermedad tributaria de
cuidado paliativo, de pronto en la Ley se mezcla la enfermedad
crónica degenerativa, un lugar donde puede entrar el
cuidado paliativo pero que también compete a internistas,
reumatólogos y otros profesionales.
|
La hipertensión es una enfermedad en el rango de
la medicina interna, pero un médico general es capaz
de tratar la mayoría de enfermedades hipertensivas
en sus estados iniciales y un alto porcentaje de condiciones
de los pacientes. El cuidado paliativo es una faceta de
la medicina, junto con la promoción, la prevención,
la curación y el control de la enfermedad; llega
el momento en que se debe paliar y mitigar; esto requiere
un médico que lo reconozca.
Expresó que hay casos complejos que el médico
general o determinado especialista no puede abarcar, y en
Colombia son muy escasos los paliativistas frente al número
de pacientes de enfermedades crónicas, debilitantes
y oncológicas: En los últimos 100 años
de la medicina hay un discurso triunfalista en donde la
muerte es excluida y todo el mundo es potencialmente curable
hoy en día; a pesar de la ciencia, reconocemos que
todo tiene un límite y que en ese discurso triunfalista
también hay que dar la manera de ver la muerte como
un proceso natural, amable y tranquilo, si somos capaces
de acompañarlo. El gran reto de las instituciones
encargadas de la formación de los futuros médicos,
es hacer más énfasis en la dimensión
paliativa de las enfermedades.
|
Nunca los
cuidados paliativos
serán un sustituto de la eutanasia, siempre
habrá una persona que no querrá que la traten
sino morir, y ese deseo es legítimo
Me preocupa que detrás de eso se esconda
la prohibición de la eutanasia o el suicidio
asistido, una alternativa legítima.
Carlos Gaviria
|
Agregó que
la Ley 1733 se puede interpretar de muchas maneras: Yo
la veo como síntoma de que nuestra sociedad siente grandes
falencias en salud y una carencia de cuidado: no somos acompañados
en los procesos de enfermedad, sólo atendidos en las
variables que ella trae, algo muy distinto. Si tengo fiebre,
me la quitan, si tengo creatinina elevada, tratan de controlármela,
pero cada vez estamos más lejanos de quien necesita un
entendimiento profundo de su realidad de enfermo. El gran reto
de esta ley es saber que más allá de enfermedades
hay enfermos, más que realidades objetivables, una subjetividad
del sufrimiento; la medicina por su tecnificación, industrialización
y mercantilización, ha equivocado el rumbo.
Sobre la eutanasia expresó: No es más que
el grito desesperado de una sociedad que se volvió a
encontrar con la muerte después de negarla, y pensaba
que al llegar una enfermedad que me saque de mi libertad y autonomía,
yo dispusiera de mi vida a través de unos médicos
que la limitasen. El cuidado paliativo surge como respuesta
diferente: es posible acompañar el proceso de la muerte
mientras sea digna, amable y acompañada, sin necesidad
de precipitarla ni de inducirla con nuestras manos, sino generando
un proceso natural. En términos bioéticos, es
no entrar en la polaridad de la distanasia, que muchas veces
se obliga a hacer, sobre manera y sobre medida, así no
haya sujeto que resista, el llamado 'encarnizamiento u obstinación
terapéutica', versus el otro polo que es la eutanasia:
ante algún indicio de sufrimiento o perspectiva oscura,
eliminemos el cuerpo y el ser para que no sufra. Olvidamos una
medida intermedia: la ortotanasia, un juicio claro frente a
cada paciente y a cada proceso de enfermedad, para actuar considerando
la participación informada del paciente y su familia,
y acompañar al buen morir.
Sí a cuidados paliativos,
pero no obligatorios: Carlos Gaviria
Estoy de acuerdo con los cuidados paliativos,
siempre y cuando no los pongan en una perspectiva obligatoria
para la persona, en una situación de una enfermedad que
le trae graves sufrimientos, opinó el ex magistrado
de la Corte Constitucional Carlos Gaviria, quién agregó:
Que no se diga: Usted no se puede practicar la eutanasia,
tiene que apelar a los cuidados paliativos. |
La misión
del verdadero médico implica
'ayudar al bien morir'. Mientras el paciente tenga vida,
es obligación ética del médico cuidar
con toda solicitud
y honestidad de ella. Más que legislación,
hace falta formación.
Dr. Ramón Córdoba
|
Agregó el
jurista: Los cuidados paliativos son una alternativa,
pero yo tengo derecho a elegir y a decir: 'No quiero cuidados
paliativos, lo que quiero es apresurar el proceso de muerte;
y algo más, no quiero dejar a mi familia en la ruina
porque esos cuidados son costosos'. Nunca los cuidados paliativos
serán un sustituto de la eutanasia, siempre habrá
una persona que en esas condiciones no querrá que la
traten sino morir, y ese deseo es legítimo. Acepto esos
cuidados, siempre que sean una opción, si la persona
dice: 'Sí, quiero vivir con buena calidad de vida'. Pero
si le dicen que los cuidados paliativos le van a proporcionar
esa calidad de vida y por tanto no se podrá practicar
la eutanasia, eso no es posible. Me preocupa que detrás
de eso se esconda la prohibición de la eutanasia o el
suicidio asistido, que siguen siendo una alternativa legítima.
La misión del verdadero
médico es ayudar al bien morir
La dignidad intrínseca de seres humanos
racionales nos exige ofrecer ayuda a quien sufre y que estemos
en capacidad de brindarle nuestra desinteresada y honesta colaboración,
declaró el médico bioeticista Ramón Córdoba,
al acoger el espíritu de la Ley de Cuidados Paliativos.
Precisó: Los derechos que invoca la Ley son los
que tiene toda persona consciente para recibir o rechazar tratamientos
médicos, previa información clara, honesta, desinteresada,
de las consecuencias de aceptarlos o de rechazarlos.
Y prosiguió: La Ley es respetuosa de los principios
éticos de los derechos del paciente en las diferentes
edades y reconoce la obligación antropológica
de solidaridad que infortunadamente algunos consideran sólo
cuestión religiosa y se excusan de prestarla. Obviamente,
esto exige formación ética y académica
al profesional de la medicina, condición que se ha olvidado
en favor de la técnica médica; no somos médicos
sino técnicos en medicina, con perjuicio en primer lugar
para el paciente, pero también para el prestigio y la
indispensable confianza mutua entre paciente y médico.
Si la persona es un menor o no está en condiciones de
decidir por sí, la Ley estipula lo pertinente. La misión
del verdadero médico implica 'ayudar al bien morir'.
Aunque aparentemente sea un contrasentido, la muerte hace parte
de la vida, es su cesación; mientras el paciente tenga
vida, es obligación ética del médico cuidar
con toda solicitud y honestidad de ella. Más que legislación,
hace falta formación de Facultades y Academias de Medicina,
etc.. |
|
 |

|
|
|