MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 15    No. 194  NOVIEMBRE DEL AÑO 2014    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 

“El cuidado paliativo
está implícito en el acto médico”

Hernando Guzmán Paniagua - Periodista - elpulso@elhospital.org.co
“El cuidado paliativo surge como una respuesta diferente:
es posible acompañar el proceso de la muerte mientras sea digna,
amable y acompañada, sin necesidad de precipitarla ni de inducirla
con nuestras manos, sino generando un proceso natural”.
Dr. Juan Fernando Velásquez
“El cuidado paliativo es una actividad que debe tener implícita el acto médico, no ligada a una especialidad específica”, manifestó a EL PULSO el doctor Juan Fernando Velásquez, médico paliativista del Hospital Universitario de San Vicente Fundación. Y explicó: “Un país del tercer mundo en situación crítica como Colombia, debe pensar cómo acercar más al enfermo en el final de la vida, las instituciones formadoras de médicos generales y de especialidades, para que los cuidados paliativos no sean sólo un área especializada sino del dominio de toda el área de la salud”.
Prosiguió: “La Ley del Cuidado Paliativo es una primera aproximación a las necesidades en este punto y de ahí vendrán grandes interrogantes y reflexiones. Mi primera reflexión es: hay que diferenciar bien una enfermedad tributaria de cuidado paliativo, de pronto en la Ley se mezcla la enfermedad crónica degenerativa, un lugar donde puede entrar el cuidado paliativo pero que también compete a internistas, reumatólogos y otros profesionales.

La hipertensión es una enfermedad en el rango de la medicina interna, pero un médico general es capaz de tratar la mayoría de enfermedades hipertensivas en sus estados iniciales y un alto porcentaje de condiciones de los pacientes. El cuidado paliativo es una faceta de la medicina, junto con la promoción, la prevención, la curación y el control de la enfermedad; llega el momento en que se debe paliar y mitigar; esto requiere un médico que lo reconozca”.
Expresó que hay casos complejos que el médico general o determinado especialista no puede abarcar, y en Colombia son muy escasos los paliativistas frente al número de pacientes de enfermedades crónicas, debilitantes y oncológicas: “En los últimos 100 años de la medicina hay un discurso triunfalista en donde la muerte es excluida y todo el mundo es potencialmente curable hoy en día; a pesar de la ciencia, reconocemos que todo tiene un límite y que en ese discurso triunfalista también hay que dar la manera de ver la muerte como un proceso natural, amable y tranquilo, si somos capaces de acompañarlo. El gran reto de las instituciones encargadas de la formación de los futuros médicos, es hacer más énfasis en la dimensión paliativa de las enfermedades”.

“Nunca los cuidados paliativos
serán un sustituto de la eutanasia, siempre
habrá una persona que no querrá que la traten
sino morir, y ese deseo es legítimo…
Me preocupa que detrás de eso se esconda
la prohibición de la eutanasia o el suicidio
asistido, una alternativa legítima”.
Carlos Gaviria
Agregó que la Ley 1733 se puede interpretar de muchas maneras: “Yo la veo como síntoma de que nuestra sociedad siente grandes falencias en salud y una carencia de cuidado: no somos acompañados en los procesos de enfermedad, sólo atendidos en las variables que ella trae, algo muy distinto. Si tengo fiebre, me la quitan, si tengo creatinina elevada, tratan de controlármela, pero cada vez estamos más lejanos de quien necesita un entendimiento profundo de su realidad de enfermo. El gran reto de esta ley es saber que más allá de enfermedades hay enfermos, más que realidades objetivables, una subjetividad del sufrimiento; la medicina por su tecnificación, industrialización y mercantilización, ha equivocado el rumbo”.
Sobre la eutanasia expresó: “No es más que el grito desesperado de una sociedad que se volvió a encontrar con la muerte después de negarla, y pensaba que al llegar una enfermedad que me saque de mi libertad y autonomía, yo dispusiera de mi vida a través de unos médicos que la limitasen. El cuidado paliativo surge como respuesta diferente: es posible acompañar el proceso de la muerte mientras sea digna, amable y acompañada, sin necesidad de precipitarla ni de inducirla con nuestras manos, sino generando un proceso natural. En términos bioéticos, es no entrar en la polaridad de la distanasia, que muchas veces se obliga a hacer, sobre manera y sobre medida, así no haya sujeto que resista, el llamado 'encarnizamiento u obstinación terapéutica', versus el otro polo que es la eutanasia: ante algún indicio de sufrimiento o perspectiva oscura, eliminemos el cuerpo y el ser para que no sufra. Olvidamos una medida intermedia: la ortotanasia, un juicio claro frente a cada paciente y a cada proceso de enfermedad, para actuar considerando la participación informada del paciente y su familia, y acompañar al buen morir”.
“Sí a cuidados paliativos, pero no obligatorios”: Carlos Gaviria
“Estoy de acuerdo con los cuidados paliativos, siempre y cuando no los pongan en una perspectiva obligatoria para la persona, en una situación de una enfermedad que le trae graves sufrimientos”, opinó el ex magistrado de la Corte Constitucional Carlos Gaviria, quién agregó: “Que no se diga: Usted no se puede practicar la eutanasia, tiene que apelar a los cuidados paliativos”.
“La misión del verdadero médico implica
'ayudar al bien morir'. Mientras el paciente tenga vida,
es obligación ética del médico cuidar con toda solicitud
y honestidad de ella. Más que legislación,
hace falta formación”.
Dr. Ramón Córdoba
Agregó el jurista: “Los cuidados paliativos son una alternativa, pero yo tengo derecho a elegir y a decir: 'No quiero cuidados paliativos, lo que quiero es apresurar el proceso de muerte; y algo más, no quiero dejar a mi familia en la ruina porque esos cuidados son costosos'. Nunca los cuidados paliativos serán un sustituto de la eutanasia, siempre habrá una persona que en esas condiciones no querrá que la traten sino morir, y ese deseo es legítimo. Acepto esos cuidados, siempre que sean una opción, si la persona dice: 'Sí, quiero vivir con buena calidad de vida'. Pero si le dicen que los cuidados paliativos le van a proporcionar esa calidad de vida y por tanto no se podrá practicar la eutanasia, eso no es posible. Me preocupa que detrás de eso se esconda la prohibición de la eutanasia o el suicidio asistido, que siguen siendo una alternativa legítima”.
“La misión del verdadero médico es ayudar al bien morir”
“La dignidad intrínseca de seres humanos racionales nos exige ofrecer ayuda a quien sufre y que estemos en capacidad de brindarle nuestra desinteresada y honesta colaboración”, declaró el médico bioeticista Ramón Córdoba, al acoger el espíritu de la Ley de Cuidados Paliativos. Precisó: “Los derechos que invoca la Ley son los que tiene toda persona consciente para recibir o rechazar tratamientos médicos, previa información clara, honesta, desinteresada, de las consecuencias de aceptarlos o de rechazarlos”.
Y prosiguió: “La Ley es respetuosa de los principios éticos de los derechos del paciente en las diferentes edades y reconoce la obligación antropológica de solidaridad que infortunadamente algunos consideran sólo cuestión religiosa y se excusan de prestarla. Obviamente, esto exige formación ética y académica al profesional de la medicina, condición que se ha olvidado en favor de la técnica médica; no somos médicos sino técnicos en medicina, con perjuicio en primer lugar para el paciente, pero también para el prestigio y la indispensable confianza mutua entre paciente y médico. Si la persona es un menor o no está en condiciones de decidir por sí, la Ley estipula lo pertinente. La misión del verdadero médico implica 'ayudar al bien morir'. Aunque aparentemente sea un contrasentido, la muerte hace parte de la vida, es su cesación; mientras el paciente tenga vida, es obligación ética del médico cuidar con toda solicitud y honestidad de ella. Más que legislación, hace falta formación de Facultades y Academias de Medicina, etc.”.
 
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