MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 16    No. 227  AGOSTO DEL AÑO 2017    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 

La ANDI mira el sistema
de salud de Colombia

Redacción EL PULSO - elpulso@sanvicentefundacion.com

El actual es un momento coyuntural para el país que invita a reflexiones desde diferentes orillas con el fin de construir lo que se ha denominado la Colombia del posconflicto. La Asociación Nacional de Industriales, ANDI, elaboró un documento donde aborda principalmente, además de un análisis de coyuntura propuesto desde su perspectiva, las propuestas para elaborar una estrategia para una nueva industrialización, y que incluye al sector salud.

En la visión de la ANDI, en los últimos 25 años, se ha dado una mejora sustancial en el servicio de salud y en particular, para la población más vulnerable. La afirmación la justifica en varios datos: el aumento de la cobertura en casi 63% entre el 2000 y 2015, al pasar a un 98% de población afiliada; los esfuerzos significativos por reducir el gasto de bolsillo los cuales según la Encuesta del BID sobre el sistema de salud (2013), se u bica al país con un gasto de bolsillo per cápita inferior a US$1.000. Para la ANDI Colombia ha avanzado en promover mayor equidad en la prestación del servicio de salud al incrementar el porcentaje de la población afiliada al régimen subsidiado con condiciones parecidas a las del contributivo, con un aparente mejoramiento en el acceso ya que el porcentaje de personas a las cuales se les negó algún servicio en su EPS, en los últimos seis meses, fue inferior para el régimen subsidiado que para el contributivo.

Otros aspectos en los que Colombia habría logrado progresos relevantes es en la reducción de los tiempos de espera, y para esta afirmación parte de información del Ministerio de Salud, según la cual: “cerca de la mitad de los colombianos está satisfecho con los tiempos de espera para ser atendido y no se encuentran diferencias significativas entre los dos regímenes”.


Tres elementos

Ahora bien, los aspectos a mejorar, y citando a los usuarios como fuente, la ANDI identifica tres elementos para lograr el mejoramiento del sistema: mejorar la eficiencia y asignación de recursos, progresar en términos de regulación y fiscalización del sector y, avanzar en la infraestructura y un enfoque preventivo de las enfermedades.

Por otro lado, y calificándolo como “indicador subjetivo” de la calidad y efectividad de los servicios de salud, el estudio da una mirada sobre las incidencias y mortalidad de enfermedades consideradas como prevenibles, y cita The Lancet (2015) “Colombia es el segundo país de la muestra en obtener la calificación más baja en mortalidad de desórdenes maternos, enfermedades neonatales, diabetes y leucemia. Adicionalmente, obtuvo la segunda calificación más baja, antecedido por México, en la calidad del servicio de salud según mortalidad prevenible” a lo cual agrega que Colombia registra la tasa de incidencia del cáncer de próstata más baja aunque con una de las tasas de mortalidad más elevada. Igualmente menciona que la incidencia y mortalidad de la diabetes es de las más altas, al igual que la mortalidad por hipertensión.

En términos de pesos, destaca como existe una tendencia creciente generalizada del gasto en salud como porcentaje del PIB aunque continua siendo bajo al compararlo con otros países incluso al mirar la evolución del gasto en términos per cápita, resultando aún más bajo y siendo superado por países como Chile. En la misma línea de análisis se indica que los gastos se han incrementado en mayor medida que los ingresos y como el uso de los recursos incluyen pago de UPC, actividades de salud pública, financiación de oferta pública a población pobre no asegurada, prestación de servicios y acceso a tecnologías no incluidas en el POS.

En cuanto a las fuentes de financiación, el diagnóstico es que el sistema ha registrado choques importantes en el nivel de gasto que no han venido acompañados de incrementos en igual proporción, de las fuentes de ingreso, con incrementos en la necesidad de recursos impulsados por factores de política pública. Y en este sentido señala que “la interpretación que se le ha dado al derecho a la salud en Colombia resulta en un nivel de servicio más costoso del que se puede financiar con los recursos que cuenta el sistema. Califica a los recobros y su tendencia creciente, y a la diferencia entre los recobros presentados y aprobados como evidencia de la distancia entre el servicio de salud que se quiere prestar y el que la Nación puede financiar.

Otros factores que pueden marcar el futuro de la presión financiera sobre el sistema de salud colombiano serían el incremento en la edad de los ciudadanos, ya que actualmente las personas mayores de 65 años le estarían costando al sistema $7,7 billones, al pasar este grupo poblacional de ser el 5,7% de la población en el 2000 al 7,9% en 2017 (DANE) lo que aportaría al déficit actual cercano a $2 billones: “Las fuentes de desequilibrio seguirán acentuándose hacia el futuro y la brecha por financiar irá en aumento” señala el informe. Otros componentes que afectan serían: la innovación con influencia mundial que implica servicios más costosos, las mayores facilidades en el uso de las instalaciones de salud y que promueven un aumento más que proporcional de la frecuencia de uso de los servicios.

Si bien el veredicto parece ser positivo: “a partir de 2019 el balance fiscal del régimen contributivo será positivo, debido al incremento esperado de la población afiliada. Así, el balance del régimen contributivo permitirá financiar parcialmente el déficit del régimen subsidiado”, la ANDI hace una serie de recomendaciones: Identificar fuentes de financiación y acciones de eficiencia adicionales para el sistema de salud, y desde el gobierno garantizar su suficiencia, contemplar una reasignación de los recursos del presupuesto teniendo en cuenta las prioridades de gasto establecidas en la Constitución, reasignar el gasto de la nación desde algunos sectores hacia la salud.

Y revisar los porcentajes de participación de la salud en el SGP, incrementar los copagos y cuotas moderadoras, teniendo en cuenta el nivel de ingreso y la tecnología para racionalizar la demanda y aumentar los ingresos derivados de esta fuente, profundizar el mercado de las prepagadas y complementarias, fortalecer el diálogo con el sector judicial para crear una versión unificada del derecho a la salud, la interdisciplinariedad en las intervenciones colectivas, fomentar el mejoramiento de la capacidad resolutiva profesional en puertas de entrada, promover la gestión del riesgo individual y poblacional, llevar a cabo medidas de eficiencia administrativa, plantear nuevas formas de contratación, diseñar un esquema de pago por resultados, y promover la implementación efectiva de políticas de prevención.

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