Generales |
|
¡Al
hospital por favor!
Martha
Rodas
Periodista Medellín
Augusto
repite su nombre mientras camina rumbo al hotel que le sirve de
casa desde hace más de dos años. Ha olvidado los rostros
de quienes crecieron junto a él y también ha olvidado
el sentimiento que alguna vez le unió a una familia. Hoy
no le duele el recuerdo, porque sencillamente ya no existe en su
mente. Y cada noche, de camino a ese hotelito del centro de la ciudad,
a esa guarida de solitarios en la que se esconde del mundo y huye
por unas horas del abandono que enfrenta un día tras otro
desde que se levanta, repite su nombre como una plegaria para que
todo esto termine algún día.
|
Augusto
repite su nombre mientras camina rumbo al hotel que le sirve de
casa desde hace más de dos años. Ha olvidado los
rostros de quienes crecieron junto a él y también
ha olvidado el sentimiento que alguna vez le unió a una
familia.
|
Se fue de su casa desde muy joven, pues
las posibilidades de estudio eran limitadas y no quería
quedarse con los brazos cruzados. Recorrió casi todo el
país trabajando como cotero en las terminales de carga
y en casi todos los puertos fluviales. Fue cocinero en restaurantes
de municipios turísticos, entre ellos La Pintada, Honda,
Caucasia y Santa Rosa de Cabal. Pero cuando las cosas comenzaron
a ponerse difíciles, regresó a Medellín en
busca de su familia y se encontró con la desafortunada
noticia de que ya no vivían en la casa que siempre fue
de ellos. Las vacas flacas también habían llamado
a su puerta y no les quedó más remedio que vender
por mucho menos lo que tanto esfuerzo les había costado,
empacar e irse. Nada sabían los vecinos de su paradero.
Para
resumir, desde ese día, lo único propio que le acompañó
fue un par de zapatos y una gabardina. Lo demás vino de
la caridad y la compasión de la gente que en los semáforos
bajaba sus ventanillas para darle una moneda y, posteriormente,
de su carreta de reciclaje. Sin embargo, tras el reciclaje llegó
la marihuana y el bazuco y tras ellos, la decadencia. Ahora, con
60 años en el cuerpo y siglos en el alma, se encuentra
suspendido más que nunca en el abismo de la soledad, enfermo
y ausente de la realidad. La psicosis a la que conduce la droga
lo mantiene delirante. Y nadie puede hacerse cargo de él,
no tiene amigos y de su familia definitivamente nunca supo nada.
Una
día amaneció a las puertas de un lugar, que para
algunos representa la seguridad, el calor de hogar o simplemente
el alivio físico que les permite continuar sobreviviendo.
Los hospitales que atienden población de escasos recursos
asisten con frecuencia casos como el de Augusto, sobre todo en
las ciudades, donde el abandono abunda más que el pan.
Para personas como éstas, en alto riesgo de drogadicción,
desnutrición y prostitución, entre otras realidades
propias de la vida en la calle, un hospital, lejos de ser el espacio
en el que sus dolencias serán atendidas, se convierte también
en la posibilidad de disfrutar por unos días (o meses)
de un techo seguro, de los cuidados que sus familias no les brindan
y de la alimentación que, a duras penas, consiguen mientras
recorren las calles.
La
gente que ingresa a estos centros de salud, llega casi siempre
por urgencias o solicitando atención inmediata. Por lo
general entran solos o son traídos por algún desconocido
que les prestó ayuda para llegar hasta allí. Después
de darles los primeros auxilios, diagnosticarles e internarlos
-bien sea para dejarles en observación por unos días
o porque sus casos requieren tratamiento hospitalario-, comienza
la indagación por familiares o personas cercanas, de manera
que se les pueda avisar para que vengan a verles y para que de
regreso a casa sigan al pie de la letra las recomendaciones de
los médicos.
Ese
es, justamente, el momento en el que las historias salen a la
luz y queda claro, en algunos casos, que estas personas no serán
recibidas de nuevo en sus hogares. En otros, no es posible ubicar
a los familiares, no hay datos que ayuden a dar con su paradero
o simplemente, estos niegan cualquier parentesco, con tal de no
tener que cargar con un enfermo, vago y sin vergüenza,
que sólo ha traído tristeza y problemas a sus seres
queridos, dicen.
Casos
por montones
Y es que las situaciones de estos pacientes que son dejados en
los centros salud indefinidamente y por los que nadie responde,
aunque no son las mismas, sí conservan un patrón
muy similar para los diferentes grupos poblacionales. Los menores
de edad que ingresan a los hospitales y a las unidades intermedias
de salud, que son los que con mayor frecuencia cubren este tipo
de casos, por ejemplo, son una población muy vulnerable
que se encuentra en estado de indigencia, producto de maltrato
infantil o violencia intrafamiliar; algunos de los que llegan
tienen problemas de fármacodependencia o alcoholismo, otros
de estos menores se han involucrado en actividades delictivas
y por ese motivo sus padres les rechazan y otros son militantes
de grupos armados y han sido expulsados de sus familias por el
riesgo al que les exponen; también hay casos de niños
indígenas que son dejados por sus familias en la ciudad
y de menores sometidos a abusos de carácter sexual, que
huyen de sus hogares sin explicar las razones y cuando las trabajadoras
sociales de los hospitales buscan a sus familias para que se los
lleven a casa, los califican como ingratos y se niegan
a recibirles de nuevo.
El
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar es la instancia estatal
que se ocupa de los menores y les remite de los hospitales a los
albergues, de los que terminan fugándose, porque en la
calle han encontrado una forma de vida alejada de cualquier esquema
impuesto y es a eso, precisamente, a lo que se han acostumbrado.
Con
los adultos, la cosa no es muy diferente. En este grupo se cuentan
padres abandonadores, indigentes, prostitutas, drogadictos, delincuentes,
desplazados con sus familias desarticuladas, mujeres multigestantes
con hijos de varios padres, rechazadas por sus familias y sus
compañeros,jóvenes abortantes marginadas por preceptos
religiosos y madres con hijos fuera del matrimonio. En este grupo
poblacional, que va desde los 18 hasta los 59 años, es
claro que el abandono en los centros de salud se da, en varios
de los casos, por asuntos de la tradición, muy arraigados
todavía en esta cultura, pero también por asuntos
que la misma situación de conflicto que atraviesa el país
ha provocado.
Las
Secretarías de Bienestar Social Municipales tienen programas
de atención, pero no cuentan con la capacidad y la cobertura
suficiente para atender a tanta gente que se encuentra en estado
de desprotección, pues una de las exigencias para darle
trámite a las ayudas es que las personas sean indigentes
y esa sólo es una de las causas de abandono en los hospitales.
Por
último, en el caso de los ancianos, como don Augusto, la
situación es bastante crítica. Son dejados en los
hospitales por considerarles una carga para las familias, otros
presentan daños neurológicos que implican tratamientos
ambulatorios o deficiencias respiratorias que requieren oxígeno
de por vida y sus familias no pueden asumir los costos de una
atención médica domiciliaria permanente. Algunos
son HIV positivos o tienen tuberculosis reactiva a los medicamentos
y no son aceptados en sus hogares por miedo al contagio y hay
un grupo de la tercera edad sin familia, que vive en invasiones
y se sostiene por medio del reciclaje, pero que al quedar incapacitados
por alguna razón, no tienen quién se haga cargo
de ellos.
|
Sin
embargo, para él, el hospital se convirtió en un
segundo hogar: hizo amigos, se volvió un personaje reconocido
en el pabellón, come bien, duerme bien, nadie le juzga
y le tratan como una persona.
|
Ese
es el cuadro, en breve,de los casos de abandono que atienden los
hospitales universitarios, los de caridad y las unidades intermedias
de salud de los barrios marginales en nuestro país. Pueden
recibir entre siete y ocho pacientes semanales en estas condiciones
y ha sucedido que su estancia en estos lugares se prolonga por meses,
después de ser dados de alta, mientras se les resuelve la
situación familiar, ya sea por la vía legal por medio
de las acciones de tutela o porque los departamentos de trabajo
social contribuyen a que se suavice la situación y les acojan
de nuevo, o porque el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar
y las Secretarías de Bienestar Social de los Municipios los
asisten. Eso le representa a estos centros de salud unos costos
altísimos, de millones de pesos mensuales, sólo por
ocupar una cama, sin contar con el suministro de los medicamentos,
en los casos que se requiere tratamiento permanente.
La
noticia paradójica, después de todo, es que muchos
no se quieren ir, aún después de que sus familias
aceptan llevárselos a casa. Don Augusto por ejemplo, lleva
cuatro meses en el hospital después de haber sido dado de
alta y no tiene donde ir. Lo más probable es que pronto la
Secretaría de Bienestar Social le resuelva su situación,
pues su caso ya está en trámite. Sin embargo, para
él, el hospital se convirtió en un segundo hogar:
hizo amigos, se volvió un personaje reconocido en el pabellón,
come bien, duerme bien, nadie le juzga y le tratan como una persona.
En fin, todo lo que no encuentra en la calle está en este
sitio. Pero ese es otro cuento por contar.
|
 |
Otros Artículos de esta sección
_____________________________ |
David
Bersh Escobar
Nuevo Viceministro de Salud
El
Ministerio de Salud confirmó el nombramiento del que hace días se
hablaba con gran interés en el medio. El doctor David Bersh Escobar
fue designado Viceministro de Salud, en reemplazo del doctor Mauricio
Bustamante García quien dirigirá la Comisión Andina de Salud, con
sede en Lima.
|
Aseguradoras
de salud
Entre las 300 más grandes
del país
Durfari
Velandia N.
Centro Investigaciones
Económicas U.de A.
Según
el listado publicado por la Revista Semana en su última edición
especial, los nuevos agentes del sistema encargados de la administración
del seguro público de salud, se cuentan entre las 300 empresas más
grandes de Colombia.
|
Verificación
de identificación por huella digital
Con
un proyecto piloto que pretende modernizar la identificación de
usuarios en el sector de la salud, el Hospital Universitario San
Vicente de Paúl, Comfama y la empresa Homini, le apuestan a optimizar
la gestión del Sistema de Seguridad Social en Salud en el país.
|
Supervivencia
de las Empresas Sociales del Estado
En alto riesgo
Patricia
Vargas
Periodista, Medellín
Cuando
en diciembre de 1993 se promulgó la Ley 100,se anunció un cambio
profundo en beneficio de la seguridad social en salud de los colombianos:
ahora si, por fin, todos y cada uno, tendríamos lo que hasta ese
momento era privilegio de unos pocos, es decir, atención en salud
en forma equitativa y universal.
|
IVA
de los licores a la salud
Polémica Jurídica sin
Resolver
Juan
Diego Restrepo
En
Colombia nadie se pone de acuerdo sobre los alcances que tiene la
aplicación del Artículo 60 de la Reforma Tributaria consagrada en
la Ley 488 del 24 de diciembre de 1998 en materia impositiva sobre
el destino del IVA de los licores nacionales.
|
¡Al
hospital por favor!
Martha
Rodas
Periodista Medellín
Augusto
repite su nombre mientras camina rumbo al hotel que le sirve de
casa desde hace más de dos años. Ha olvidado los rostros de quienes
crecieron junto a él y también ha olvidado el sentimiento que alguna
vez le unió a una familia. Hoy no le duele el recuerdo, porque sencillamente
ya no existe en su mente. Y cada noche, de camino a ese hotelito
del centro de la ciudad, a esa guarida de solitarios en la que se
esconde del mundo y huye por unas horas del abandono que enfrenta
un día tras otro desde que se levanta, repite su nombre como una
plegaria para que todo esto termine algún día.
|
Limitada
difusión de los avances médicos colombianos
¿Falta
conexión con comunidad científica internacional?
Marcela
Monge
Periodista, Medellín
El
encefalograma y los potenciales avocados eran los métodos que convencionalmente
se empleaban para detectar isquemia cerebral durante una cirugía
de carótida con anestesia general. Pero el año anterior, el grupo
interdisciplinario de investigadores del Hospital Universitario
San Vicente de Paúl de Medellín y la Universidad de Antioquia, publicó
en la revista del Departamento de Anestesiología de la Universidad
de Antioquia, Anaesthesia Deorum Ars, del mes de abril de 2000,
un procedimiento en que el doppler transcraneano se emplea como
único medio de monitoreo durante este tipo de intervención.
|
Indigentes
no certificados
Engrosan
pérdidas hospitalarias
Doris
Orrego Moscoso
Periodista, Medellín
El
aislamiento familiar, el desempleo, la pobreza, el alcoholismo y
el consumo de sustancias psicoactivas hacen que aumente cada día
más la indigencia en Colombia y con ella las responsabilidades tanto
del Estado como del sector privado para atender a esta población
en materia de salud.
|
Plantas
medicinales
Una opción para las comunidades
rurales
July
Atehortúa
Periodista
El
proyecto Desarrollo y Fortalecimiento del Uso de Plantas Medicinales
en comunidades rurales que atiende el Programa Aéreo de la Secretaría
de Salud de Antioquia ,de tener vía libre, se realizaría en 24 comunidades
del Departamento, conformadas aproximadamente por 70.000 personas
Sostenibilidad financiera del régimen subsidiado
Destino
incierto
Corresponsal
del EL PULSO, Bogotá
La Subdirección de Salud del Departamento
Nacional de Planeación, presentó el estudio Sostenibilidad Financiera
del Régimen Subsidiado en Salud.
|
 |
|
|
|
|