MEDELLÍN, COLOMBIA, SURAMERICA No. 265 OCTUBRE DEL AÑO 2020 ISNN 0124-4388
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En Colombia la seguridad alimentaria se ha visto afectada constantemente por factores sociales, culturales, geográficos y económicos. Situación que se ha complicado con la llegada del Covid-19, pues la reducción de ingresos en los hogares y los cambios en hábitos alimenticios, entre otros, han tenido un efecto negativo en el acceso, la disponibilidad de alimentos, el abastecimiento y el aprovechamiento biológico, lo que amplía las brechas de desigualdad social y potencia problemáticas de salud pública.
Según el CONPES 113 de 2008, la seguridad alimentaria y nutricional, parte del reconocimiento del derecho de toda persona a no padecer hambre, tiene en cuenta los tratados internacionales adoptados por el país y se basa fundamentalmente en la construcción conjunta entre diferentes actores y agentes del orden territorial y nacional, siendo definida como: “la disponibilidad suficiente y estable de alimentos, el acceso y el consumo oportuno y permanente de los mismos, en cantidad, calidad e inocuidad por parte de todas las personas, bajo condiciones que permitan su adecuada utilización biológica, para llevar una vida saludable y activa”.
La Política Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (PSAN) cuenta con la implementación del Plan Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional 2012 - 2019, la puesta en marcha del Observatorio de Seguridad Alimentaria y Nutricional (OSAN) y del Sistema de Seguimiento y Evaluación Nacional y Territorial del Plan (SSyE del PNSAN) y la construcción y aprobación del anexo étnico del Plan de SAN.
Sin embargo, y a pesar de la integración de dichos diseños de la política pública, con la llegada del Covid–19 la seguridad alimentaria quedó en vilo. Según estudio elaborado por el DANE, en Colombia solo siete de cada diez familias tuvieron acceso a tres comidas al día durante el último mes, mientras que antes de la pandemia la cifra llegaba a 85%. En el estudio se incluyeron 23 ciudades principales del país, se diagnosticó que Cartagena es la ciudad en donde más familias están siendo afectadas por el hambre, ya que solo el 35% de los hogares pudieron tener tres comidas durante el día.
Además de Cartagena, las ciudades con menos posibilidades de acceso son: Barranquilla (46,3%), Sincelejo (48,8%), Santa Marta (50,7%), Montería (56,6%) y Riohacha (60,2%). Antes de la cuarentena obligatoria en estas ciudades el promedio estaba por encima del 75%, incluso en Santa Marta el nivel llegaba a 93%.
De otro lado, la ciudad en donde más familias tienen acceso a tres comidas al día es Tunja, el 92% de las personas en esta ciudad, sin embargo, se presentó una reducción en el acceso en comparación con hace seis meses, para ese tiempo el porcentaje llegaba al 99%.
Así mismo, en Bucaramanga el 91,7%, en Neiva 91,6% y en Pereira 84,7% pudieron acceder a las tres comidas durante agosto. En el caso de Bogotá, la tasa de acceso a tres comidas fue de 71,4%, mientras que antes de la cuarentena era de 85%; y en Medellín la cifra alcanza el 71,2%.
Para Antioquia, la situación no varía mucho. Según los resultados del Perfil Alimentario y Nutricional de Antioquia 2019, excluyendo Medellín, cerca del 70% de los hogares se encontraban en inseguridad alimentaria (ISAH) (UdeA, 2019). Es decir, de cada diez hogares del departamento, en siete de ellos las personas no logran tener las tres comidas diarias, o se acuestan con hambre o no saben si tendrán alimentos disponibles al día siguiente, datos que, si antes de la pandemia era preocupantes, con ella tienen un impacto mayor en el aumento de la inseguridad alimentaria.
A su vez, el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas indicó que ha recibido solicitudes de asistencia alimentaria para casi 830.000 personas en 12 departamentos, entre ellos, Antioquia, Arauca, Chocó, Córdoba, La Guajira, Meta, Guaviare, Nariño, Putumayo, Santander, Valle del Cauca y Vichada, “quienes, en su mayoría, han perdido sus fuentes de ingreso por las consecuencias socioeconómicas derivadas de las medidas de contención del Covid-19”.
Elisa Cadena, subdirectora de Salud Nutricional de Ministerio de Salud afirmó: “Se reconoce que el Covid-19 ha provocado ciertas afectaciones en la seguridad alimentaria y nutricional en la población colombiana, consecuencia de las implicaciones económicas, sociales, ambientales y, por supuesto de salud, generadas por la pandemia y las medidas para su mitigación”.
Cadena agregó: “Sin embargo, hay una serie de estrategias implantadas con enfoque diferencial y territorial para dar respuesta a los requerimientos de los diferentes grupos poblacionales”.
Por otro lado, Constanza Bejarano Ramos abogada de la Universidad de los Andes, Especialista en Derecho Ambiental de la Universidad del Rosario, argumentó que: “Colombia tiene un porcentaje de 54,2% de inseguridad alimentaria, esto quiere decir que cada uno de dos hogares tiene insuficiencias en relación con la Seguridad Alimentaria y Nutricional (SAN). Por esta razón es fundamental que el país replantee lo hecho hasta hoy y avance en acoger conceptos como la soberanía alimentaria”.
Y añadió: “La cuestión no es proveer alimentos y adquirirlos a cualquier precio (con detrimento del medio ambiente) sea de productores locales o importados, la tarea es que se reduzca el hambre y esto se logra atacando cuestiones fundamentales como: la propiedad de la tierra, el apoyo a los productores locales para la producción de alimentos en su región, la promoción de la agricultura familiar, la urbana, entre otros instrumentos que permitan superar la inseguridad alimentaria que se presenta en el país”.
El Gobierno Nacional a través de la Comisión Intersectorial de Seguridad Alimentaria y Nutricional –CISAN-, la cual es presidida por el Ministerio de Salud y Protección Social, ha desarrollado un conjunto de estrategias en el corto, mediano y largo plazo dirigidas a afrontar el aumento de la inseguridad alimentaria y nutricional en los hogares.
La primera estrategia es de producción y disponibilidad de alimentos, orientada a evitar un posible desabastecimiento garantizando la producción y la disponibilidad a toda la población.Esta busca el acceso a créditos a productores agropecuarios, apoyo para insumos, fortalecimiento del transporte, distribución y comercialización, garantizando condiciones de bioseguridad.
En otras acciones, se creó el Centro de Logística y Transporte que tiene entre sus funciones articular la movilidad de alimentos hacia los sitios de abastecimiento en el país; el MADR, ICBF y Ministerio de Educación Nacional (MEN) articularon sus acciones para promover la compra local de alimentos para su posterior distribución en los programas sociales del gobierno nacional.
La segunda estrategia es la de accesibilidad física y económica a los alimentos, desde la cual el ICBF continúa el servicio de las modalidades dirigidas a niños y niñas de primera infancia, a través de la entrega de canastas nutricionales reforzadas en todo el país. La tercera estrategia es la de promoción de prácticas alimentarias y de nutrición saludables.
Una cuarta estrategia es la de institucionalidad y políticas públicas hacia el derecho a la alimentación, que tiene el propósito de establecer una gobernanza multinivel y una estructura de políticas públicas para la garantía progresiva del Derecho a la Alimentación de toda la población.
En Medellín desde las Secretarías de la Juventud y Mujeres en alianza con la Secretaría de Agricultura de Antioquia, han entregado kits de eco huertas a las mujeres y las juventudes. En esta segunda entrega de “Terrestres” se entregaron 1300 kits, con el fin de que estas poblaciones se conecten con la tierra, aprendan a sembrar y cosechen alimentos desde el patio de sus casas.
Para el secretario de Agricultura de la Gobernación de Antioquia, Rodolfo Correa: “una de las condiciones para que mejore la salud pública es que mejore el aspecto nutricional. Por eso, desde esta iniciativa se busca mejorar el componente nutricional, que la gente pueda cosechar en su propia casa alimentos saludables, alimentos sin agentes químicos y que puedan tener los nutrientes mínimos requeridos para un desarrollo saludable”.
Por su parte la secretaria de las Mujeres, Juliana Martínez Londoño, señala que: “Mientras las mujeres tengan un rol protagónico en el cuidado, y el cuidado este casi de manera exclusiva a cargo de ellas, ese rol no se puede desconocer. Esto implica también, que es una solicitud que han realizado muchas veces las cuidadoras, y es la cualificación, que pasa por un asunto que asocia salud con nutrición y el tipo de decisiones que se toman en un hogar o para sus miembros sobre la alimentación”.
De igual forma, Alejandro Matta, secretario de la juventud afirmó: “Para nosotros es sumamente importante generar una reflexión en los jóvenes sobre la manera cómo se relacionan con la naturaleza, el agua, el ambiente, el aire. Con las Eco huertas estamos propiciando una reflexión de cómo estamos produciendo los alimentos en la ciudad, además queremos instaurar la agenda de autoabastecimiento y poder saber de dónde vienen los alimentos de la ciudad, si es posible cambiar la manera de consumir la naturaleza y así poder recuperar el tema de saberes”.
Matta agregó: “Hemos notado que la gente quiere cultivar, y esto se planteó en dos rutas: Habita Joven, en el que asumimos la atención de 4000 jóvenes rurales apoyándolos con capacidad instalada. Y, por otro lado, tenemos compromiso de seguridad económica con los jóvenes. Muchos de ellos venían de programas como buen comienzo y alimentación escolar y luego cuando pasan a la universidad se quedan sin ese apoyo alimentario que los dejan en una situación de vulnerabilidad.
El secretario concluyó: “esto con el fin de reconocer que los jóvenes de Medellín no son unos riesgos, pero si están en riesgo”
Para Anderson Arenas, nutricionista de la Secretaría de la Juventud: “el programa Terrestre impacta a los territorios y a los jóvenes vulnerables. Las semillas entregadas tienen unas características nativas, donde buscamos que sean lo más puro posible. Porque más allá de dar alimentación, es el mensaje que queremos llevar, por eso, les explicamos a los jóvenes el proceso, ¿Cómo empezar a sembrar? Con el fin de fomentar la seguridad alimentaria.
Arenas enfatizó que la inseguridad alimentaria a quienes más ha afectado es a los jóvenes, puesto que a nivel nacional no hay programas de alimentación focalizados directamente en esta población.
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