MEDELLÍN, COLOMBIA, SURAMERICA No. 268 ENERO DEL AÑO 2021 ISNN 0124-4388
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Soy una potencia ida, un anacronismo, un desdentado intentando calar un hueso duro. Soy una carreta tirada por dos mulos, un par de sandalias de cuero crudo, apenas un despojo para este trepidante mundo orquestado por el ordinario orden de los números.
Ahora viajan en tren bala, mientras lo mío es el peregrinaje a pie descalzo, el sometimiento de las plantas a los rigores duros del paisaje. Sigo siendo de los románticos que prefieren la ebriedad de las palabras y no el sopor de las pantallas, la suciedad bajo las uñas y no la asepsia de la vida, la fiesta en los olores contra el maquillaje de perfumes.
Aún disfruto auscultar con mi oreja sobre un tórax desnudo, oler la primera orina de la mañana y revisar las formas de las cacas. Toco, palpo, huelo, miro y escucho al que me habla. Leo en sus rodillas los rigores y los rezos, atiendo los callos de sus manos que me cuentan historias de sus dueños. Busco bajo la piel las marcas adquiridas y espulgo en sus dolores las improntas de su historia. La cadencia de su voz y los resuellos, las pausas, los silencios, la conjugación de un verbo y hasta sus errores me exponen verdades ignoradas. Nado bajo su piel y me interno entre su carne, atisbo entre sus tripas con el dulce tacto del pulpejo, palpo su muñeca como un lector de braille que anhela comunicar con su caricia la intención amorosa del cuidado. Me resisto al uniforme y prefiero el ábaco al teclado. Cuantifico con arrugas y estertores, con taras y temblores en vez de usar anodinas medianas. Me calzo mis botas y afilo la cresta cuando se trata de defender al dueño de una voz que canta la verdad del cuerpo suyo. Sé de la importancia del silencio y lo sagrado del momento. Estoy atento a las señales y advertido de los riesgos. Sé de los peligros, pues me han arrinconado contra las cuerdas. La clínica es partida entre dos cuerpos, choque de dos expectativas, la disposición ante lo absurdo, una erótica amorosa y la orquesta de dos duelos. Es radar de los excesos y alerta a las carencias, atender a los detalles privilegiando los indicios. Un espionaje sin conspiración y la expulsión de los prejuicios. He sabido amenazada mi libertad, pero encontré lugar en los rincones, en los márgenes y aristas de lo que se piensa ya no es. Lo nuestro, personas, no es poco si se atiende, si se reconoce lo divino de este arte. Ta, ta, ta, ta, ta, ta, ta, ta!... construir y no demoler es la consigna, resistir y hacer lo propio, abrir los ojos ante el riesgo del sopor y la anestesia, volver a comenzar con cada encuentro, pues este es el lugar y no otro.
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