MEDELLÍN, COLOMBIA, SURAMERICA No. 311 AGOSTO DEL AÑO 2024 ISNN 0124-4388
El concepto de humanización en salud tiene sus raíces en la antigüedad, comenzando con los primeros hospitales en la era cristiana, donde sacerdotes y diáconos cuidaban a los enfermos. Estos primeros pilares de la atención en salud se centraban en el paciente como un ser humano con pensamientos, sentimientos y necesidades propias.
Desde el año 4000 a. C., templos dedicados a dioses como Asclepíades en la Antigua Grecia y en la India durante el siglo III a. C., ya integraban principios de atención humanizada. En el siglo XX, se crearon hospitales especializados, como los dedicados a mujeres, niños y rehabilitación cardíaca. Entre el siglo XX y XXI, la tecnología médica también avanzó significativamente, facilitando los procesos médicos.
En Colombia, la acreditación en salud ha comenzado a abordar el cuidado integral de manera más estructurada. Las políticas y programas dirigidos al trato humano forman parte del Sistema Obligatorio de Garantía de la Calidad de la Atención en Salud (SOGC), establecido inicialmente por el Decreto 1918 de 1994 y modificado por los Decretos 2174 de 1996, 2309 de 2002 y 1011 de 2006.
Para la institución Raphael Group Colombia, BLS/ACLS de la American Heart Association en Cuidado Crítico del Adulto, “la humanización en la atención es un enfoque fundamental para proporcionar una atención integral y de calidad a los pacientes”.
Un aspecto clave de la atención centrada en el paciente es la comunicación efectiva entre el personal médico y los pacientes. Escuchar activamente, explicar claramente los procedimientos y tratamientos, y proporcionar información comprensible contribuyen a una experiencia más positiva. Según el instituto Raphael, “el tiempo y la cercanía que el equipo médico dedica a los pacientes son esenciales para construir una relación de confianza, lo que influye significativamente en la percepción del paciente sobre su atención y en su adherencia a los tratamientos recomendados”.
“La deshumanización se refiere a la pérdida de una cualidad fundamental en la prestación de servicios de salud, un elemento ético esencial”. Según el asesor de presidencia del Colegio Médico Colombiano, el sistema de salud y la práctica médica deben centrarse en el bienestar de la población, asegurando una vida y muerte dignas, lo que representa un pacto social implícito.
Según él, “los profesionales de la salud se forman como reparadores de cuerpos y mentes, pero resultan ajenos a la importancia de la relación interpersonal, el conocimiento de los entornos familiares y culturales, la compasión, la buena comunicación y la empatía”.
Otra causa son los trámites administrativos, los cuales suelen ser descorteses e impersonales, y los entornos están diseñados para la eficiencia masiva, pero resultan indiferentes hacia las personas. Los procesos, a menudo engorrosos, incluyen citas tardías, falta de respuesta a llamadas, fraccionamiento de atenciones, y problemas con la entrega de medicamentos, lo cual impacta negativamente en la experiencia del paciente.
En Colombia, la humanización ha sido elevada al ámbito de la política pública, comprendiendo que el abordaje del ser humano debe ser integral, abarcando desde lo individual hasta lo colectivo. Es crucial humanizar a quienes se les solicita aplicar este enfoque, promoviendo la conexión entre todos los actores del sistema social y de salud, y fomentando la conciencia del autocuidado para poder responder a las necesidades sociales en salud.
Los desafíos en este contexto incluyen la armonización de una perspectiva intercultural en todas las acciones y políticas sanitarias, la mejora de las experiencias de los usuarios del sistema, el fortalecimiento de las relaciones interpersonales, y el empoderamiento de los profesionales del sector. Además, se busca consolidar espacios que favorezcan el intercambio de conocimientos, fomenten la investigación y promuevan la implementación de modelos de gestión centrados en las personas y las comunidades.
En Bogotá, la política de humanización ha avanzado con la integración de las organizaciones del sector en un esfuerzo colectivo. Según Leonardo Fabio Garzón, doctorante en Gerencia Pública y Política Social, magíster en Protección Social, “la calidad es esencial para medir y orientar las acciones hacia el mejoramiento de las instituciones”.
La Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia ha reflexionado sobre la experiencia de humanización, no solo desde la perspectiva del paciente, sino también considerando a las familias, profesionales sanitarios y estudiantes: “La humanización en la salud también implica garantizar el acceso a los servicios y mejorar la calidad de vida desde la promoción de la salud. Es fundamental que cualquier persona en Colombia pueda acceder a centros de atención primaria que resuelvan sus necesidades con tecnologías aceptadas y según el plan de beneficios del sistema”.
La humanización en la atención en salud va más allá de un trato amable; implica diagnósticos y tratamientos oportunos. Un diagnóstico tardío agrava las enfermedades y genera ansiedad en los pacientes. El acceso a tratamientos efectivos y asequibles es esencial. Sin embargo, en Colombia, estudios como la Gran Encuesta Nacional de Pacientes con Cáncer All.Can Colombia revelan que un alto porcentaje de pacientes con cáncer enfrentan retrasos en el diagnóstico y el tratamiento.
La falta de detección temprana y el acceso limitado a servicios de salud son problemas recurrentes en el país. Senadores y expertos como Edwing Fabián Díaz Plata y Norma Hurtado Sánchez proponen medidas como declarar a los pacientes con cáncer como sujetos de especial protección constitucional y fortalecer la educación sobre hábitos saludables. Luz Victoria Salazar, de la Asociación Colombiana de Pacientes con Enfermedades de Depósito Lisosomal (ACOPEL), destaca que la falta de conocimiento sobre enfermedades raras retrasa los diagnósticos y limita las oportunidades de tratamiento.
El costo y la disponibilidad de tratamientos son otros obstáculos significativos. Muchos tratamientos deben importarse, lo que genera retrasos y obliga a los pacientes a recurrir a procesos legales. Además, la escasez de especialistas y la dificultad para obtener citas médicas agudizan el problema. La interrupción de tratamientos y la falta de seguimiento adecuado también afectan la calidad de vida de los pacientes.
La falta de inclusión de pacientes con enfermedades raras es otro desafío importante. Estas personas enfrentan barreras en diversos ámbitos, como la educación, el empleo y la sociedad en general. Es necesario avanzar en políticas públicas que garanticen su inclusión y bienestar.
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