MEDELLÍN, COLOMBIA, SURAMERICA No. 322 JULIO DEL AÑO 2025 ISNN 0124-4388

elpulso@sanvicentefundacion.com icono facebook icono twitter icono twitter icono twitter

Emergencia: la salud global al borde del colapso financiero

Autor
Por: Sara Torres Hincapié
elpulso@sanvicentefundacion.com

La salud mundial se encuentra en una encrucijada crítica. Mientras los efectos de la pandemia de COVID-19 aún resuenan en los sistemas sanitarios y en la vida de millones, el mundo enfrenta un nuevo y silencioso colapso: una crisis de financiación sanitaria que amenaza con revertir décadas de avances en salud pública, especialmente en los países más pobres del planeta.

“La inversión mundial en salud probablemente se reducirá hasta un 40 % este año”, advirtió la doctora Kalipso Chalkidou, directora de Financiación y Economía Sanitaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS), durante una rueda de prensa en Ginebra. Según el Banco Mundial y la OMS, el gasto total mundial en salud superó los 8.5 billones de dólares en 2019, es decir, alrededor del 10 % del PIB global. La ayuda internacional solo representa el 0,3 % del total global. La caída en la ayuda externa, aunque minoritaria en términos relativos, tiene un impacto crítico en países de bajos ingresos, donde representa más del 25 % del financiamiento total del sector salud.

Pero, más allá de las cifras, el retroceso tiene rostro. “Vivimos una emergencia en materia de financiación sanitaria”, subrayó Chalkidou. Y es una emergencia que se siente con especial fuerza en el África subsahariana y otras regiones de bajos ingresos, donde muchos países dependen de la ayuda externa para mantener sus sistemas de salud a flote.

Países endeudados y sistemas al límite

En países como Malaui, Mozambique y Zimbabue, la asistencia sanitaria financiada por Estados Unidos representa entre el 25 % y el 30 % del gasto en salud. La congelación o reducción de estas ayudas, por parte de EE. UU., la Unión Europea y varios países europeos, tiene efectos devastadores.

En paralelo, muchos de estos países enfrentan deudas tan altas que destinan el doble de recursos al pago de intereses que a la atención sanitaria. Esto impide la reasignación de fondos, condenando a millones de personas a sistemas de salud desfinanciados, fragmentados e incapaces de responder a sus necesidades más básicas.

Una reciente encuesta de la OMS reveló que varios países están informando “interrupciones en los servicios de salud no vistas desde el pico de la COVID-19”, una señal alarmante de que la fragilidad estructural se agudiza en medio de la escasez.

Un retroceso histórico en salud global

Como si el problema financiero no fuera suficiente, los datos contenidos en el Informe de Estadísticas Mundiales de Salud 2025 revelan una realidad aún más cruda: entre 2019 y 2021, la esperanza de vida mundial cayó 1,8 años —la mayor reducción en la historia reciente— debido al impacto directo e indirecto de la pandemia.

El retroceso no es solo cuantitativo, también cualitativo. El aumento de los trastornos mentales asociados a la pandemia redujo la esperanza de vida saludable mundial en seis semanas, borrando los progresos logrados en la lucha contra las enfermedades no transmisibles (ENT), como la diabetes, las enfermedades cardíacas o el cáncer.

El Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, lo resumió con crudeza: “Detrás de cada dato hay una persona: un niño que no ha cumplido cinco años, una madre que fallece en el parto, una vida truncada por una enfermedad prevenible”. Y enfatizó: “Son tragedias evitables que muestran las graves carencias de acceso, protección e inversión en salud, especialmente entre las mujeres y las niñas”.

Retrocesos en metas globales y advertencias para 2030

La OMS estableció tres grandes metas para 2030: mejorar la salud de 1.000 millones de personas más, proteger a otros 1.000 millones frente a emergencias y garantizar el acceso a servicios esenciales a 1.000 millones adicionales. Según el nuevo informe, 1.400 millones de personas han mejorado su salud, gracias a factores como la reducción del consumo de tabaco y la mejora en agua y saneamiento. No obstante, el progreso en acceso a servicios y protección ante emergencias ha sido lento y desigual.

Solo 431 millones de personas más accedieron a servicios de salud sin sufrir dificultades financieras, y cerca de 637 millones están mejor protegidas contra emergencias. La OMS advierte que, si no se toman medidas inmediatas, podrían ocurrir 700.000 muertes maternas y 8 millones de muertes infantiles adicionales entre 2024 y 2030.

A pesar de que entre 2000 y 2023 las muertes maternas se redujeron en más del 40 % y las infantiles en más de la mitad, estos logros están en riesgo debido a la falta de inversión en atención primaria, escasez de personal sanitario y deficiencias en servicios críticos como la inmunización y los partos seguros.

La amenaza persistente de las ENT y otras crisis invisibles

Las enfermedades no transmisibles, hoy responsables de la mayoría de muertes entre personas menores de 70 años, continúan en aumento por el envejecimiento poblacional. Y si bien hay algunos avances en la reducción del consumo de tabaco y alcohol —el segundo disminuyó de 5,7 a 5,0 litros per cápita entre 2010 y 2022—, la contaminación del aire y la salud mental siguen siendo factores críticos no resueltos.

Mientras tanto, la recuperación de los servicios de salud esenciales tras la pandemia sigue incompleta. Se proyecta un déficit de 11.1 millones de trabajadores sanitarios para 2030, especialmente en África y Oriente Medio. “Unos sistemas sólidos de salud requieren una información sólida de salud”, afirmó el Dr. Haidong Wang, jefe de la Unidad de Datos y Análisis de Salud de la OMS.

Enfermedades infecciosas como el VIH, la tuberculosis y las enfermedades tropicales desatendidas muestran cierta mejora, pero la malaria registra aumentos desde 2015 y la resistencia antimicrobiana sigue amenazando la salud global. Además, la cobertura de vacunación infantil aún no alcanza los niveles anteriores a la pandemia.

La urgencia de una respuesta global sostenida

“La falta de financiación sostenida y predecible está amenazando aún más los avances logrados con tanto esfuerzo”, advierte el informe. La OMS propone a los países fortalecer su capacidad de recaudación, implementar impuestos saludables y recurrir a préstamos internacionales en condiciones favorables para sostener inversiones en salud.

“Este informe muestra que el mundo no está obteniendo buenos resultados en su control de salud. A pesar de ello, los países han demostrado que es posible lograr avances rápidos”, expresó la Dra. Samira Asma, subdirectora general de Datos, Análisis y Cumplimiento en pro del Impacto de la OMS. “Con velocidad, alcance e inversiones inteligentes, todos los países pueden obtener ganancias medibles”.

Las soluciones existen, pero requieren voluntad política, financiamiento equitativo y acción coordinada. Porque la salud, más que un gasto, es la inversión más decisiva que una sociedad puede hacer para garantizar su futuro.



Dirección Comercial

Diana Cecilia Arbeláez Gómez

Tel: (4) 516 74 43

Cel: 3017547479

diana.arbelaez@sanvicentefundacion.com