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El
Vigía
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Las bebidas energizantes
generalmente contienen altas concentraciones de cafeína,
taurina y glucuronolactona, sustancias que al ingresar al
organismo en exceso y de manera crónica pueden generar
efectos indeseables para la salud: ahora se empieza a hablar
del tema como problema de salud pública emergente.
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El consumo de bebidas
energizantes viene en un acelerado aumento en los últimos
años, en parte por los supuestos beneficios que trae
y por otro lado por la gran avalancha de publicidad, que induce
a su utilización. Estas bebidas normalmente contienen
altas concentraciones de cafeína, taurina y glucuronolactona,
sustancias que cuando ingresan al organismo en exceso y de manera
crónica pueden generar efectos indeseables para la salud:
ahora se empieza a hablar del tema como problema de salud pública
emergente. |
El riesgo
para la salud relacionado con el consumo de estas bebidas se
puede potenciar cuando concomitantemente se ingieren medicamentos
o alcohol, y se convierten en una causa cada vez más
frecuente de consulta en servicios de Urgencias. Incluso en
algunas personas con problemas cardíacos de base puede
causar secuelas severas o la muerte.
Datos de la Agencia de Seguridad Alimentaria Europea indican
que más del 65% de los jóvenes entre 10 y 18 años
consumen habitualmente bebidas energizantes y hasta 36% lo mezclan
con alcohol. A esto contribuye su alta disponibilidad, ya que
fácilmente se encuentran en cualquier tienda, supermercado
o bar, e incluso en la calle. |
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Entre los efectos más
frecuentemente descritos por el consumo de este tipo de bebidas
están: Cambios en el ritmo cardíaco, especialmente
taquicardia o aún arritmias; ansiedad y desesperación
relacionadas con aumento de adrenalina; deshidratación,
en especial cuando se combina con alcohol; gastritis; insomnio;
diarrea; aumento de presión arterial; desmayo por reflejo
vago-vagal; afectación de los vasos sanguíneos
por vasoconstricción; daño renal por vasoconstricción
crónica; e inhibición de neuro-transmisores cerebrales
El problema no es el consumo ocasional en una persona sin problemas
de base, sino el consumo rutinario y muy especialmente cuando
se mezcla con medicamentos, drogas de abuso o alcohol. Se requiere
que a la par de la publicidad se hagan campañas educativas
que ilustren a la comunidad sobre los riesgos de este tipo de
bebidas, cuya denominación más adecuada sería
la de estimulantes, por los efectos que produce. |
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