MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 16    No. 210  MARZO DEL AÑO 2016    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 

El Vigía
Las bebidas energizantes generalmente contienen altas concentraciones de cafeína, taurina y glucuronolactona, sustancias que al ingresar al organismo en exceso y de manera crónica pueden generar efectos indeseables para la salud: ahora se empieza a hablar del tema como problema de salud pública emergente.
El consumo de bebidas energizantes viene en un acelerado aumento en los últimos años, en parte por los supuestos beneficios que trae y por otro lado por la gran avalancha de publicidad, que induce a su utilización. Estas bebidas normalmente contienen altas concentraciones de cafeína, taurina y glucuronolactona, sustancias que cuando ingresan al organismo en exceso y de manera crónica pueden generar efectos indeseables para la salud: ahora se empieza a hablar del tema como problema de salud pública emergente.
El riesgo para la salud relacionado con el consumo de estas bebidas se puede potenciar cuando concomitantemente se ingieren medicamentos o alcohol, y se convierten en una causa cada vez más frecuente de consulta en servicios de Urgencias. Incluso en algunas personas con problemas cardíacos de base puede causar secuelas severas o la muerte.
Datos de la Agencia de Seguridad Alimentaria Europea indican que más del 65% de los jóvenes entre 10 y 18 años consumen habitualmente bebidas energizantes y hasta 36% lo mezclan con alcohol. A esto contribuye su alta disponibilidad, ya que fácilmente se encuentran en cualquier tienda, supermercado o bar, e incluso en la calle.
Entre los efectos más frecuentemente descritos por el consumo de este tipo de bebidas están: Cambios en el ritmo cardíaco, especialmente taquicardia o aún arritmias; ansiedad y desesperación relacionadas con aumento de adrenalina; deshidratación, en especial cuando se combina con alcohol; gastritis; insomnio; diarrea; aumento de presión arterial; desmayo por reflejo vago-vagal; afectación de los vasos sanguíneos por vasoconstricción; daño renal por vasoconstricción crónica; e inhibición de neuro-transmisores cerebrales
El problema no es el consumo ocasional en una persona sin problemas de base, sino el consumo rutinario y muy especialmente cuando se mezcla con medicamentos, drogas de abuso o alcohol. Se requiere que a la par de la publicidad se hagan campañas educativas que ilustren a la comunidad sobre los riesgos de este tipo de bebidas, cuya denominación más adecuada sería la de “estimulantes”, por los efectos que produce.
 
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