Cuando las trágicas
palabras que bajaron del cerro San Julián se pronunciaron,
familiares y amigos, propios y extraños y por que no
decirlo el país entero, se conmovió: "Nadie
sobrevivió" fue la noticia, costaba creerlo. La
llamita de la esperanza de que en algún lugar estuviera
vivo, se negaba a apagarse. Juan Luis Londoño de la
Cuesta, la vitalidad hecha hombre, había dejado el
mundo de los vivos.
El ministro se fue sin previo aviso, dejando con su partida
una estela de reconocidas obras, testimonio veraz de que estando
en vida logró hacer realidad sueños imposibles,
quizás para otros, pero no para él. Artífice
de las grandes reformas que en materia de salud y trabajo
se han aprobado en los últimos diez años, era
considerado uno de los padres de la Ley 100, y hombre que
daba la pelea por sus proyectos, pues en una maratónica
jornada de apenas seis meses, logró que el Congreso
de la República aprobara las reformas laboral y pensional,
y dio estabilidad jurídica al sistema de riesgos profesionales.
Todos estos logros son fruto de la combinación de una
completa formación humanística y profesional,
con una brillante trayectoria como funcionario público.
Conquistas de un hombre que en solo 44 años supo exprimirle
el jugo a la vida. Tras terminar el bachillerato se aplicó
a estudiar administración de negocios en la Universidad
Eafit, y economía en la Universidad de Antioquia, en
Medellín, profesiones a las que sumó un Máster
en Política Económica en los Andes, en Bogotá,
y un PhD en Economía en la prestigiosa Universidad
de Harvad, en Estados Unidos.
Desde su época de estudiante universitario se caracterizó
por una gran inteligencia y capacidad de trabajo, cualidades
que fueron su pasaporte para viajar a Bogotá y trabajar
como asistente de investigación de Fedesarrollo, donde
empezó a ganar muchísimo menos que el mensajero
de la institución, circunstancia que no lo desmotivó,
sino que por el contrario puso en evidencia el perenne deseo,
que siempre le acompañó, de hacer las cosas
bien hechas.
Este empleo sería la primera referencia en la hoja
de vida de un excepcional académico, estudioso y servidor
público: Ministro de Salud del Presidente Gaviria,
Consultor del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD) y del Sistema Económico Latinoamericano (SELA),
Subjefe del Departamento Nacional de Planeación, Miembro
de la Comisión para la Modernización del Estado
y responsable del equipo que preparó el Plan Nacional
de Desarrollo 1991-1994, Presidente de la Junta Directiva
de Colciencias y Fonade y miembro de las Juntas Directivas
de ISA, Carbocol, FEN, así como del Fondo de Solidaridad
Social; después de ocupar cargos en el Banco Interamericano
de Desarrollo (BID) y ser asesor del Banco Mundial, fue fundador
y presidente de la revista Dinero, Jefe de debate de la campaña
presidencial de Noemí Sanín, y para finalizar,
Ministro de Salud y Encargado de Trabajo del presidente Álvaro
Uribe, a quién apoyó firmemente en la fusión
de ambos ministerios en el de Protección Social, nueva
cartera de la que adelantaba gestiones cuando le sorprendió
el siniestro, y que había nacido solo dos días
antes.
Presidente Uribe: Sin pieza
clave
Su gran proyección social le convirtió en uno
de los ministros claves del gobierno del presidente Álvaro
Uribe Vélez, ideólogo principal del Plan de
Desarrollo Social, además de ser pieza fundamental
para el cumplimiento de un buen número de metas propuestas
en el Plan de Reactivación Social, presentado hace
poco por el gobierno.
"A Uribe se le fue más que un buen ministro"
tituló con gran acierto un periodista de la prensa
nacional. El país entero fue testigo del hondo sentimiento
de pérdida que embargó al presidente desde el
momento mismo que le informaron del accidente aéreo.
"Juan Luis es irremplazable" aseveró, sin
duda porque sabía que de no sobrevivir, perdería
quizás a uno de los pocos hombres capaz de hacerle
eco a su eterno lema de "trabajar, trabajar y trabajar",
y de secundarle de la manera más leal en todos sus
planes de gobierno. Nunca perdió la esperanza de que
lo encontraran vivo, razón por la cual ordenó
una búsqueda indefinida de la nave y de sus ocupantes
(la asistente personal, Lena María Bloss; el asesor
de empleo, Alirio Arcila; el jefe de seguridad, José
Joaquín Vera; y el piloto Germán Vanegas), en
una operación de 5 días y sin precedentes en
la historia del país.
Confirmada la muerte de Londoño de la Cuesta y de sus
cuatro acompañantes, el gobierno decretó dos
días de duelo nacional como un último homenaje
a quien en vida "supo querer y servir". La intervención
presidencial durante los funerales del ministro, fue una exaltación
a su calidad humana y profesional, en sentidas palabras que
manifestaron el hondo pesar del gobernante.
" A Juan Luis los colombianos lo calificamos como un
volcán de trabajo que desconoció la fatiga y
laboró sin detenerse a mirar la avanzada noche o la
temprana madrugada, hombre con el que nació una llama
eterna de buen ejemplo, acopio de honradez, preparación,
trabajo, sentido humano, amor por la familia y orgullo de
la Nación", sentenció el presidente Álvaro
Uribe.
Intenso pa' todo: Maria Zulema
Vélez
Más de dos décadas "de intenso amor"
le conceden a la esposa del ministro, María Zulema
Vélez, el derecho de considerarse una mujer dichosa
por haber compartido su vida con un ser humano de excepcionales
virtudes. "Soy una mujer extremadamente afortunada porque
tuve la oportunidad de vivir con el hombre más maravilloso
que hay en Colombia entera, que es el padre de mis hijos,
mi marido. Y lo uso en verbo presente porque siempre va a
estar conmigo", fueron sus primeras palabras tras romper
el hermético silencio que guardó durante los
días que duró la búsqueda del avión.
Fueron 22 los años felices que ella y Juan Luis Londoño
de la Cuesta compartieron en unión matrimonial, felices
porque a pesar del agitado ritmo de trabajo, el ministro siempre
tuvo presente que hay momentos en que la devoción se
impone sobre la obligación, ya que como afirmó
María Zulema "a pesar de trabajar arduamente siempre
le dedicó el tiempo necesario a la familia". Hombre
alegre y de buen humor, que a todo le sacaba chiste, parecía
mantener preparada una sonrisa para bajarle el enojo a algún
opositor o a una de sus hijas "¡ay papá,
tú si tan inmaduro! Fue la exclamación de una
de las niñas, luego que su padre intentara hacer las
paces valiéndose de un chiste.
De amigos y contradictores
Así era él, lúcido y sagaz para exponer
sus ideas, partidario del debate pero no de la discusión
insensata; amigos y opositores vieron en este viaje sin regreso
la pérdida irreparable de un gran compañero
y amigo, un hombre sin igual, de un colombiano ejemplar que
supo pisar fuerte, y dejar huellas de modernización
y equidad. A quienes expresaron su opinión como homenaje
del alma, les faltaron las palabras y les sobraron elogios;
aún uno de sus más duros críticos, como
fue el excandidato presidencial Luis Eduardo Garzón,
reconoció en él a un hombre inteligente "que
no peleaba, sino que discutía". Reformador de
primera categoría, visionario y brillante, fueron solo
algunos de los calificativos sinceros que acompañaron
al ministro en su hora final. Intentar etiquetar al ministro
con uno de los tantos adjetivos expresados es tarea difícil,
pues no solo salieron a relucir sus extraordinario dotes políticos
y profesionales, sino que brilló con luz propia la
esencia humana de aquel que para no pocos era el "ministro
estrella" del presidente Uribe. Estrella perenne que
no se ocultará porque su paso por la tierra, por corto
que haya sido, no fue fugaz.
|
"Significa
la pérdida de un líder social, inigualable, de
un gran ciudadano, de un gran colombiano, de un gran antioqueño,
de un ser humano sin igual" Noemí Sanín
Ejemplo para todos
"Ha muerto un gran líder cívico, un funcionario
irremplazable, un economista que conocía la realidad
nacional; un hombre y padre de familia que debe convertirse
en ejemplo para todos. Fue siempre un modelo de la administración
pública. Se había perfilado como pieza clave para
la transformación económica y social del país".
Gabriel Silva Luján, gerente Federación Nacional
de Cafeteros
Dinámico y alegre
"Se siente la tristeza del pueblo antioqueño, el
dolor de perder a un ser humano de las virtudes y cualidades,
del dinamismo y la alegría, del compromiso y la dedicación
que siempre tenía Juan Luis Londoño".
Eugenio Prieto Soto, Gobernador (e) de Antioquia
Fue muy receptivo
"Todo lo que hacía era con convicción, entusiasmo
y con el corazón. Fue muy receptivo con los empresarios
y le gustaba colegiar opiniones. Siento tristeza porque deja
un gran vacío en el país. Ojalá que él
mismo nos ayude a encontrar el camino".
Carlos Alberto Beltrán, presidente de Coltejer
Inmensa pérdida
"Me parece una inmensa pérdida, sobre todo si tenemos
en cuenta que el Ministro, más que realidades, tenía
una serie de promesas, que en el caso de que no se cumplan es
terrible. Estoy muy preocupado porque reconozco que, sin duda,
era el Ministro a quien más responsabilidad le competía
en este proceso de gobierno. Tengo miedo de que todo ese proyecto
se quede en el papel y en buenas ideas".
Rafael Humberto Moreno-Durán, escritor
Juan Luis era un ser único
"Recuerdo que la primera vez que fui a Planeación
Nacional lo hice invitado por Juan Luis, quien leyó un
artículo mío y me animó para que continuara
escribiendo. El era un ser único en este país
por la combinación entre lo que había estudiado,
su forma de ser y su carácter. Era un hombre que asimilaba
rápidamente los temas, lo que le permitía, sin
discursos demasiado extensos, organizar equipos de trabajo y
empezar a trabajar. Hubiera cambiado mi vida por la de él,
porque era más perfecto y, por lo tanto, más valioso
para la sociedad".
Antanas Mockus, Alcalde Mayor de Bogotá D.C.
Conocí sus ideas
"Personalmente no tuve contacto con el doctor Juan Luis
Londoño, conocí sus ideas, las estudiaba y examinaba
con continuidad. Él tenía una concepción
económica, social, política muy personal, pero
muy orgánica. A veces no coincidíamos en los planteamientos,
teníamos separaciones ideológicas en algunos puntos,
pero eso no implica que no lo admirara y que no descubriera
que él tenía una línea de conducta permanente".
Otto Morales Benítez, escritor
Brillante y vigoroso
"Estábamos totalmente atribulados desde el jueves,
con la pérdida de la avioneta, teníamos un gran
desasosiego. Creo que todo el país estaba pendiente y
constatar hoy la cruda realidad de la tragedia es algo que duele
profundamente por las condiciones de Juan Luis y de sus compañeros,
por todo lo que él podía aportar con esa juventud
tan brillante, tan vigorosa, tan creativa que él tenía.
Es un dolor de patria muy profundo el que se siente al constatar
su lamentable desaparición".
Carlos Holguín Sardi, senador y presidente de la Dirección
Nacional Conservadora
Servir, su propósito
"Era un hombre extraordinario, de los más brillantes
que he conocido. Deslumbraba por sus conocimientos y profundidad
de conceptos y por el entusiasmo que le ponía a sus opiniones.
No se movía por dinero ni poder ni por nada diferente
de servir a su patria y a las clases menos favorecidas. Y como
tenía esa capacidad extraordinaria de trabajo y de convencer,
lograba poner en práctica lo que se proponía".
Gloria Zea, directora Museo de Arte Moderno de Bogotá. |