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Dificultades en el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva en Colombia

Por: Yessica Tuberquia
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El acceso a servicios de salud sexual y reproductiva incide en el bienestar de la sociedad, la familia y, especialmente, en las mujeres. En teoría, se debería poder acceder a los servicios de planificación familiar, interrupción del embarazo y controles prenatales; sin embargo, en Colombia existe una brecha entre las mujeres que viven en las ciudades y las que viven en zonas rurales y golpeadas por la violencia. De igual forma, también hay un desconocimiento sobre los Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos.

“Los servicios son más fáciles si mi condición económica es mejor, si yo tengo la facilidad de pagar una consulta particular en una clínica que tiene énfasis en salud sexual y reproductiva, donde seguramente voy a tener acceso a un servicio de mejor calidad; si tengo el dinero para continuar con el método de planificación, para costearlo sin necesidad de pedirlo o estar esperando mes a mes a que el prestador me lo entregue”, señala Natalia Díaz, asesora de coordinación médica de Médicos Sin Fronteras.

En contraposición a este escenario, en las zonas rurales hay que partir de que la red de prestadores es limitada, con un nivel de resolución más bajo y con falta de personal capacitado, por ejemplo, en enfoque de género. “En muchas ocasiones, ni siquiera hay personal, porque en zonas de conflicto esto pasa frecuentemente y es que, frente a la violación de la misión médica, la falta de profesionales en salud es común, ya que hay riesgos para los profesionales en los territorios”, agrega Díaz. Así pues, no es raro encontrar en algunos territorios que el mayor nivel de resolución recae en un auxiliar de enfermería.

Ante esta situación, las mujeres de las zonas rurales deben desplazarse a las cabeceras municipales para ser atendidas, lo que ya implica un costo de movilización; algunas deben transportarse incluso por río o caminar durante horas. “Lo que hemos notado es que, como mecanismo de resiliencia de las comunidades, las mujeres que se encuentran en el primer trimestre de su embarazo deciden salir de su comunidad y mudarse a la cabecera, un poco previendo los riesgos o que el parto se adelante”, ejemplifica Díaz. Lo cual tiene un impacto directo sobre la vida de la mujer, ya que implica la interrupción de sus actividades de vida rutinaria en su territorio.

Recordemos que, según el Ministerio de Salud y Protección Social, Colombia alcanzó este año el 99,6 % de la cobertura del aseguramiento universal en salud; no obstante, cabe preguntarnos: ¿esto es aplicable a los servicios de salud sexual y reproductiva? El doctor Carlos Arturo Buitrago, quien fue presidente de la Federación Colombiana de Obstetricia y Ginecología (Fecolsog), considera que sí: “Otra cosa es que haya ineficiencia en la atención, en especial de ciertos sectores de la población, pero eso no implica que no esté cubierta la atención”.

“La realidad es que podemos tener las pacientes con cobertura en teoría, pero creo que eso no es lo único que se debe hacer. Lo que más nos falta en atención prenatal probablemente sea la demanda inducida de la atención, y el tener promotores de salud en áreas rurales y distales”, explica Buitrago.

Las barreras de acceso

De acuerdo con el Ministerio de Salud, con la información obtenida a través del Sistema Nacional de Estadísticas Vitales, “para el año 2021, más de 108 mil gestantes tuvieron menos de cuatro controles prenatales, ese dato es el segundo más alto de los últimos 10 años. De ellas, 29 762 no tuvieron ningún control prenatal”.

De igual forma, la proporción de mujeres con menos de 4 controles prenatales durante los últimos años ha sido: para el 2020, 19,87 %; para el 2021, 17,93 %; y con fecha de corte del 31 de agosto de 2022, 16,03 %. De enero a agosto del 2022, 60 401 mujeres tuvieron a sus bebés sin haber asistido a ningún control médico.

¿Qué hay más allá de esas cifras? En primera instancia, la problemática del desplazamiento de las mujeres de territorios apartados a las ciudades, como ya se mencionó anteriormente, lo que evidencia una centralización de los servicios. Por otro lado, están las barreras administrativas; “esta situación de cambios de EPS se convierte en una barrera para las mujeres en zonas rurales, porque a veces, por el poco acceso a información, por ejemplo, no saben que su EPS se liquidó, y cuando van a buscar el servicio resulta que su EPS ya es otra. Esto genera una serie de dificultades que limitan el acceso”, manifiesta la asesora de coordinación médica de Médicos Sin Fronteras.

También es importante mencionar el tema de los métodos anticonceptivos. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Demografía y Salud, el 65 % de hombres y mujeres entre los 13 y los 49 años no usan algún tipo de método anticonceptivo en su vida sexual. De este porcentaje, el 36,6 % son mujeres que no pueden acceder fácilmente a los métodos, por sus condiciones de pobreza y sus lugares de vivienda.

De hecho, desde la pandemia hasta hoy se ha presentado desabastecimiento a nivel nacional de métodos anticonceptivos. “Entonces lo que vemos en los territorios es que en algunas ocasiones se logra iniciar el método anticonceptivo, pero es difícil darle continuidad en el tiempo, porque no hay disponibilidad de las instituciones”, señala Díaz.

Adicionalmente, a estos puntos tendríamos que “sumar la baja escolaridad que existe por lo general en áreas rurales y distales, lo cual conlleva a consultas tardías, o a que definitivamente no consulten los programas de salud sexual y reproductiva. Existen múltiples determinantes sociales como la violencia, como el narcotráfico, el maltrato a la mujer por machismo, etc., que a la postre influyen en la inasistencia a los programas de salud sexual y reproductiva”, agrega el doctor Buitrago.

La pandemia

Los programas de promoción y prevención con respecto a la salud sexual y reproductiva tuvieron una baja. De acuerdo con la información proporcionada por el doctor Buitrago, las pruebas de detección de cáncer de mama y de cuello uterino se redujeron en más de un 90 %, al igual que los exámenes de control mamario.

“En el caso de la atención de mujeres embarazadas se ha documentado que la falta de control prenatal durante la pandemia incrementó de manera notoria los resultados perinatales adversos por el no diagnóstico de patologías que pueden conllevar a una alta tasa de resultados perinatales adversos, tal es el caso de los trastornos hipertensivos asociados al embarazo”, expone Buitrago.

De igual forma, las migrantes venezolanas se vieron afectadas, ya que no podían desplazarse entre las fronteras de los dos países o entre los municipios de Colombia, en búsqueda, por ejemplo, de los servicios de salud sexual y reproductiva de Médicos Sin Fronteras.


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