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Propuestas de candidatos en
salud: Estado unido y crítico
Ricardo
Restrepo Guzmán, MD - Corresponsal en Nueva York, Estados
Unidos - elpulso@elhospital.org.co
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En los
Estados Unidos se calienta cada día más el debate
dentro de un partido demócrata que desea lo más
pronto posible definir su candidato. Tanto Clinton como Obama
anhelan dirigir una democracia endeudada con sus ciudadanos
y con el mundo entero. En el otro lado de esta contienda, McCain
representa al partido republicano. Para muchos, su experiencia
como veterano del Vietnam lo confirma como el candidato de la
zanahoria y del garrote.
Dentro de esta contienda electoral, la economía y la
salud son temas prioritarios, muchas veces sobrepasando al de
la guerra, como lo demuestran los medios. Esto indica que el
ciudadano común busca cambios inmediatos en su vida cotidiana.
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Dentro
de esta contienda electoral en Estados Unidos, la economía
y la salud son temas prioritarios, muchas veces sobrepasando
al de la guerra. El tema de la salud es esencial, pues más
de 47 millones de ciudadanos no tienen acceso a servicios médicos
en esta nación de 303 millones de personas.
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El tema
de la salud es esencial, pues más de 47 millones de ciudadanos
no tienen acceso a servicios médicos en esta nación
de 303 millones de personas. Tanto Hillary Clinton como Barak
Obama desean que cada persona en este país sea cubierta
por un seguro de salud. La gran promotora de esta idea fue la
senadora Hillary Clinton, que con su plan de salud universal,
motivó a los demás candidatos a entrar en el debate.
Este mismo plan fue adaptado por Barak Obama en términos
no comprometedores, donde la palabra obligatoriedad no entra
en el lenguaje que define el plan de cobertura en salud. Como
meta fundamental de los candidatos, se vislumbra un sistema
en el cual cada individuo tenga acceso a este derecho.
La agenda de ambos tiene en común que las aseguradoras
ofrezcan planes a todos los ciudadanos, independiente de su
historia médica. Están de acuerdo con que la población
tenga acceso a planes gubernamentales en salud, y además,
estos dos demócratas desean que las personas de bajos
recursos tengan acceso a seguros de salud.
Clinton tiene un plan mucho más coherente que el que
lideró en los años 90. El tema de la universalización
fue entonces un fracaso, debido a la falta de coherencia, entendimiento
y lobby político para su aceptación. Su plan 2008
está listo para ser implementando y promete no exceder
los costos, ya que está basado en el porcentaje de ingresos
por familia, y a su vez facilita la creación de un subsidio
para cada una.
Esta vez, su campaña denominada El Plan de Oportunidad
en Salud Americana, permitiría a la gente continuar
con su seguro de salud actual, pero en caso que el individuo
no esté satisfecho o no esté asegurado, podría
escoger dentro de varios planes semejante a lo que se ofrece
a empleados federales. Este plan prohibiría la discriminación
de aseguradoras hacia el individuo que presente enfermedades
o condiciones crónicas que estén afectando su
salud. Dentro de estos términos, se evitaría que
las personas más enfermas y las personas de la tercera
edad quedaran excluidas en su cobertura. A los empleadores de
grandes empresas, se les exigiría ofrecer la cobertura
o la ayuda para el pago de cuidados en salud del empleado. A
los pequeños negocios no se les requeriría ofrecer
la cobertura, pero se les darían incentivos de reducción
de impuestos. |
Los tres candidatos le
dan importancia
a la medicina preventiva para lograr el
mejoramiento de la salud y lograr la
reducción de sus costos. Asimismo,
promueven la tecnología informática
en salud (en inglés HIT System).
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El Plan
Clinton es calculado en U$110 billones de dólares anuales
y saldría de impuestos cobrados a aquellos americanos
que ganen más de U$250,000 por año. En el mismo
Plan Clinton se enfatiza la opción de que el gobierno
tenga su propio plan de oferta, tal como es el denominado Medicare,
donde el ciudadano puede elegir su médico u hospital.
Esto generaría que empresas privadas que ofrecen sus
servicios, busquen mejorar su calidad.
La gran diferencia entre Clinton y Obama radica en que la primera
exige que el plan de salud sea obligatorio y el plan de Obama
no lo hace. Con este último se perpetuaría la
problemática de que las personas que se sienten muy saludables
esperarían hasta tener algún percance, aumentando
así los costos en salud de toda la población.
El economista Jonathan Gruber del Instituto Tecnológico
de Massachussets (en inglés MIT), resume que un plan
no obligatorio como el de Obama cubriría tan solo 23
millones de personas que no tienen acceso a salud en el presente,
con un costo de U$102 billones por año. Mientras tanto,
un plan obligatorio como el de Clinton cubriría 45 millones
-recordemos que hoy son 47 millones sin seguro médico
en Estados Unidos- con un costo de U$124 millones anual por
las personas no aseguradas. En total, esto significa U$ 4,400
por nuevo asegurado con el Plan Obama y tan solo U$ 2,700 con
el Plan Clinton.
Por su parte, McCain se opone a un sistema obligatorio de cobertura
en salud: aunque vislumbra tener una cobertura para todos, su
plan no lo garantiza. Esto se define claramente en sus palabras:
Yo no voy a obligar a los americanos a hacerlo, yo no
creo que eso le corresponda al gobierno. Su política
se enfoca más en una reducción de costos en salud
y propone que parte del salario de los empleados se utilice
para que cada uno de ellos elija el plan que desea. Él
propone que por medio de créditos aproximados de U$2,500
por individuo y U$5,000 por familia, se incentive la compra
de los seguros médicos. Esto amerita una evaluación,
pues el costo de seguro por familia es de U$12,000 por año,
mucho más alto que su plan para subsidiarlo.
Los tres candidatos le dan importancia a la medicina preventiva
para lograr el mejoramiento de la salud y lograr la reducción
de sus costos. Asimismo, promueven la tecnología informática
en salud (en inglés HIT System), para que bajo un sistema
electrónico se facilite la coordinación y comunicación
de la salud en el país. En este aspecto, el Plan Clinton
es más coherente y práctico, pues en éste
se tiene en cuenta tanto al paciente como al médico.
También se le aseguran al médico los pagos para
poder implementar el sistema dentro de su propia práctica.
Sólo queda esperar el próximo mes de agosto para
que el partido demócrata defina su candidato, para ya
luego iniciar la contienda con un veterano de mil batallas.
Después vendrá el próximo paso, en donde
la oportunidad de una nueva propuesta se vislumbra en un país
que lentamente se asfixia por su falta de compromiso con la
salud . |
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