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Habilidades
para la vida
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Aprender
a ser un ser humano
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Mil
seiscientos años después de que desapareciera
la biblioteca más grande que conoció el mundo
antiguo, en Alejandría se levanta una biblioteca ultramoderna
que inspirada en la antigua biblioteca, busca rendir tributo
a uno de los grandes anhelos de la humanidad: el conocimiento.
El edificio representa un disco solar que emerge de la tierra
mirando hacia el mar, en alegoría a la apertura y la
inmensidad del saber. |
La antigua biblioteca fue fundada por Tolomeo I Soter en
288 a.C., y reunió 700.000 manuscritos. Allí
Aristarco sostuvo por primera vez que la tierra giraba alrededor
del sol, Eratóstenes calculó la circunferencia
de la tierra y Herófilo descubrió que el cerebro
controlaba el cuerpo. Allí se tradujo por primera vez
el Antiguo Testamento del hebreo al griego y Euclides inventó
la geometría.
Conocer para algunos, es aprender a comprender el mundo que
nos rodea, lo cual permitirá vivir con dignidad, desarrollar
las propias capacidades y comunicarnos con los demás.
Este proceso garantiza a una persona, aprendizaje continuo
a lo largo de la vida y llegar a ser humano, que
es un deber según Graham Greene. Porque si bien nacemos
humanos, esto no es suficiente: debemos llegar a serlo.
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La humanidad
no es sólo la denominación de cierto grupo de
mamíferos parientes cercanos de los chimpancés.
La humanidad es un atributo que se alcanza hasta después
de nacer, a diferencia de otras especies que nacen siendo lo
que son. La condición humana necesita transformarse,
llegar a ser. Es como si se necesitaran dos gestaciones:
una que posibilita nuestra madre biológica y otra que
gesta la matriz social donde vivimos. Es por esto que necesitamos
del Otro, del lenguaje, de rituales, para alcanzar el propósito
de dar vida a un ser humano ideal.
Observar un niño, nos posibilita comprender la necesidad
mimética de los seres humanos. Desde bebé, el
ser humano se esfuerza por parecerse a sus mayores y mediante
estímulos placenteros o dolorosos se le orientará
para que se parezca a ese ideal que guiará su crianza. |
La condición humana
necesita transformarse, llegar a ser.
Es como si se necesitaran dos
gestaciones: una que posibilita nuestra
madre biológicay otra que gesta la matriz
social donde vivimos.
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El proceso
educativo no empieza ni termina en la escuela. Puede ser informal
(a través de los padres, adultos dispuestos o personas
socialmente designadas para cumplir este fin) o formal, es decir,
efectuado por una persona o un grupo designado para hacerlo.
Dice Fernando Savater en El valor de educar, que
la primera titulación requerida para poder enseñar,
formal o informalmente y en cualquier tipo de sociedad, es haber
vivido: la veteranía siempre es un grado. De aquí
proviene según él, la indudable presión
evolutiva hacia la supervivencia de ancianos en las sociedades
humanas. Los grupos con mayor índice de supervivencia
siempre han debido ser los más capaces de educar y preparar
bien a sus miembros jóvenes: estos grupos han tenido
que contar con ancianos que conviviesen el mayor tiempo posible
con los niños, para ir enseñándoles.
Aprendizaje humanizador
El hombre llega a serlo a través del aprendizaje.
Pero el aprendizaje humanizador tiene un rasgo distintivo que
es lo que más cuenta de él, por eso no basta aprender
de la propia experiencia, porque sería un proceso muy
largo que exigiría permanentes inicios (de esta forma
se aprende lo más elemental). Lo que hace humano el proceso
de aprender es la vinculación inter-subjetiva, aprender
de nuestros semejantes y enseñar a nuestros semejantes.
La vida humana se construye con base en significados obtenidos
de diversas fuentes, que generarán acercamiento y distancia
con esos otros seres humanos que compartimos la existencia,
y que a través del debate y la negociación interpersonal
alcanzarán nuevos significados, nuevos entendimientos.
La principal asignatura que se enseñan los seres humanos
unos a otros, es en qué consiste ser un ser humano. Es
por esto que para algunos el principal objetivo de la educación
es hacernos conscientes de la realidad de nuestros semejantes.
Para esto necesitamos aprender a leer sus mentes, lo cual no
es adelantarnos a sus reacciones para condicionarlas en nuestro
beneficio, sino que implica atribuirles estados mentales como
los nuestros. Es decir, considerarlos sujetos y no simples objetos
(esto para algunos es la base de cualquier ética). Hacemos
parte de la realidad de nuestros semejantes, porque finalmente
somos protagonistas de la misma historia. Para finalizar y parafraseando
a Savater, el sentido de la vida humana no se encuentra en el
monólogo de cada uno sino en la polifonía coral
que permite intercambiar sentidos, porque la educación
es primero la revelación de los demás, de la condición
humana en un concierto de complicidades irremediables . |
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