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Tuvalu, cero casos de Covid-19

Los lugares donde la Covid-19 no ha podido llegar

Por: Shelly Ann Gómez Sánchez
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A más de un año del primer caso positivo en el país -confirmado el 6 de marzo en una mujer de 19 años en Bogotá- el virus del Sars-CoV-2 sigue dejando cifras devastadoras e inesperadas con un saldo de muertes que ya superan las 65 mil.

La historia nos cuenta que a Colombia han logrado llegar varios virus, desde la epidemia de lepra –considerada la primera en el país- que entró por los mares en 1550 y atacó Cartagena, dejando 1500 personas infectadas, más de la mitad de la población de ese momento; hasta la llegada en 2009 de la H1N1 o gripa porcina, la cual provocó 272 muertes en un año según el Ministerio de Salud.

Entre muchas otras pestes que han atacado el país, ninguna iguala en cifras a los 2,5 millones de colombianos que hasta ahora han sufrido las consecuencias del coronavirus, y si bien todos nos hemos visto afectados de alguna manera por la pandemia, en dos de los 1.103 municipios del país, registrados en el DANE, la historia es diferente. Allí, el virus no ha podido entrar o, más probablemente, se ha perdido entre las curvas del camino de llegada.

San Juanito, un municipio del Meta de poco más de 2000 habitantes, ubicado a 180 kilómetros de Villavicencio, es el primero de ellos. Desde marzo del 2020, pocos días después de darse a conocer el primer caso, se activó un Comité de Gestión de Riesgo que se encargó de tomar medidas rápidas como el cierre de las dos entradas -San José y Fómeque-, el control y la desinfección de todo el que entraba, además de la estricta orden de que todo quien quisiera ingresar debía pedir el permiso directamente al alcalde; después de aprobado, debía permanecer por 14 días en aislamiento.

Dentro del Comité también surgió la idea de poner lavamanos en el parque principal, el centro de atención y en los lugares donde la gente más habituaba ubicarse, además, se asignaron turnos de dos horas, para que los habitantes de las nueve veredas que conforman el municipio se desplazaran cada fin de semana a hacer las compras en los supermercados y evitar así las aglomeraciones, problema que poco se vio y mucho influyó a la hora de entender por qué el virus no tuvo oportunidad allí.

Según Francy Bibiana Abril, Coordinadora de Salud Territorial de San Juanito, el cumplimiento de estas medidas sumado a la lejanía entre veredas, la alimentación de la vida de campo y la fiel creencia en Dios de sus habitantes, tuvieron mucho que ver en la barrera que los protegió de la Covid-19. “Aquí en el municipio la población tiene sus huertas caseras, todo el mundo en sus tierras cultiva toda la alimentación y todos viven de sus tierras, acá el único trabajo es agropecuario; entonces cuando se hizo el aislamiento la gente obedeció. Además, la cultura es muy religiosa, la gente con sus oraciones pedía que el virus no llegara aquí”, cuenta Abril.

Sumado a esto, los san juaninos se adaptaron bien a todas las medidas que puso el gobierno nacional y que fueron implementadas de igual forma por la alcaldía: toques de queda nocturnos, ley seca, cierre de establecimientos, uso obligatorio de tapabocas, aislamiento preventivo, etc.

En Campohermoso, segundo y último municipio de la lista, ubicado entre las montañas de Boyacá a 130 km de Tunja, las cosas fueron casi totalmente diferentes. Allí más que en las medidas de bioseguridad, se trabajó en la pedagogía, en informar y hasta educar a sus habitantes desde la psicología de la palabra.

En cuanto a las medidas nacionales impuestas durante la cuarentena, allí se aplicaron no más de dos toques de queda, el uso obligatorio del tapabocas y el lavado de manos que normalmente ya se acostumbraba a hacer entre los habitantes; además, se decidió cerrar seis de las nueve entradas al municipio, desde donde se hacía un control sencillo en el ingreso de personas y se pedía el aislamiento preventivo durante los 14 días.

A los tres meses de llevadas estas medidas, las instituciones y entidades locales decidieron tomar una estrategia más comunicativa, donde la persona se sintiera responsable de las consecuencias irremediables de la enfermedad. “Nos tocó ponernos más duros y hacerles sentir culpables de que si moría alguien era culpa de ellos y que si estaban vivos cuidaran sus vivos y pienso que ese sustico que le pusimos con más autoridad hizo que las personas se cuidaran bastante porque se sintieron, entre comillas, desprotegidos”, pronunció el alcalde Yesid Rodríguez Romero.

Para cumplir con el fin de hablarle a sus habitantes, las autoridades locales regalaron mil radios entre las 27 veredas que conforman el municipio para insistir, desde la emisora local, en la importancia del autocuidado e informar de las cifras nacionales que cada vez se empezaron a escuchar generando más temor entre la población.

La gerente del centro de salud, el médico, el teniente y los sacerdotes fueron algunas de las personas que cada día descargaron su preocupación en la cabina de radio produciendo, según el alcalde, un efecto desde lo psicológico que generó cierto miedo en las personas.

Además, y en coincidencia con el caso de San Juanito, la alimentación apunta a ser otro factor importante. Allí, no hay industria ni empresa y son pocos los químicos y los víveres que llegan de afuera. Rodríguez opina que el comer constantemente lo que las familias siembran en sus campos puede influir en el sistema inmunológico de las personas y aunque “…creemos más en la protección de Dios y en la disciplina de la gente, puede pasar”.

Y si bien el virus no ha podido llegar, la vacuna para erradicarla sí; en ambos municipios ya se inició el plan de vacunación y hasta el momento se ha inmunizado a todo el personal de salud de primera línea y los adultos mayores de 80 años. Con esto, se espera seguir avanzando en el proceso de cerrarle las puertas al coronavirus.

Como en estas regiones de nuestro país, otros territorios del mundo se suman a la lista de los lugares en los que el Sars-CoV-2 no ha hecho presencia hasta ahora. La mayoría son archipiélagos e islas ubicadas en medio de océanos a grandes distancias de ciudades en donde el virus se replica con fuerza.

Samoa Americana, Islas Cook, Kiribati, Nauru, Niue, Palaos, Islas Pitcairn, Santa Elena, Tokelau, Tonga y Tuvalu son las 11 islas confirmadas con cero casos y muertes por Covid-19, según la Organización Mundial de la Salud. Allí, además de su ventaja geográfica, las estrictas medidas de seguridad tomadas por las autoridades favorecieron a tiempo.

El cierre total de puertos y aeropuertos, la cuarentena obligatoria para todos los habitantes y la toma de muestras para todo el que ingresaba, fueron algunas de las medidas tomadas en estos lugares.

Además de los ya mencionados, Turkmenistán y Corea del Norte aparecen también entre los países con cero contagios, no obstante, en estos casos parece ser resultado más del manejo de la información, pues al momento, no se encuentra ni registro ni cifras oficiales por parte de las autoridades de dichos territorios que den cuenta de la presencia del virus en sus territorios.

De ambos países se encuentran rumores de represión y ocultamiento de información acerca del virus, por ejemplo, la organización estadounidense Human Rights Watch en su informe mundial de 2021, acusó al gobierno de Turkmenistán de haber “negado imprudentemente y administrado mal la epidemia de covid-19 en el país”, agravando la crisis alimentaria, y obligando a los trabajadores de la salud a guardar silencio sobre la propagación del virus.

Según Dione Benjumea Bedoya, médica epidemióloga, el hecho de que la Covid-19 no haya llegado a algunos lugares es multicausal; entre las razones encontramos todas las medidas anteriormente mencionadas, la negación de la existencia de la enfermedad, sistemas de vigilancia epidemiológica débiles o hasta la respuesta inmunitaria relacionada con algunas características genéticas de algunas poblaciones.

“Esto deja como enseñanza al mundo, y hace evidente que el tema de salud está fuertemente influenciado por asuntos políticos, pero también por asuntos culturales”, concluye Benjumea.

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