MEDELLÍN, COLOMBIA, SURAMERICA No. 285 JUNIO DEL AÑO 2022 ISNN 0124-4388 elpulso@sanvicentefundacion.com icono facebook icono twitter icono twitter

Diálogo en torno a los aprendizajes de la pandemia por Covid-19

Por: Sarah del Río Pineda
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El Instituto Nacional de Salud (INS) de Colombia llevó a cabo el evento virtual “COVID-19: Aprendizajes y perspectivas desde la salud pública”, en el cual participaron expertos y académicos del sector, para conversar en torno a los resultados de los informes realizados por el INS acerca del impacto de la pandemia en el país.

En este espacio, se presentaron los hallazgos de los estudios del observatorio y se discutieron ideas que se convierten en un mapa de navegación para entender la situación actual post-pandemia en Colombia, y también, para generar planes de acción frente a posibles futuras emergencias sanitarias.

Resultados de los informes

En primer lugar, se encontró que el país evidencia una urgente necesidad de cerrar las brechas de desigualdad que existen en las poblaciones que históricamente han sido vulneradas: las condiciones de vida de base de muchas de las comunidades en Colombia, han hecho que la respuesta que se brinda a sus necesidades no sea suficiente o adecuada.

Estas brechas de desigualdad, se presentan a partir de condiciones de territorio, género y posición social. Los migrantes, los grupos étnicos, la población en zonas de conflicto armado y la comunidad LGBTIQ+ tuvieron mayores afectaciones de vida a raíz del virus COVID-19.

En cuanto a la asociación de determinantes socioeconómicos con índices de transmisión y severidad del virus, las conclusiones fueron los siguientes: El mayor índice de transmisión estuvo en: Leticia, Barranquilla, Bogotá, Tunja y Neiva. Asimismo, el mayor índice de severidad estuvo en: Leticia, Cúcuta, Bogotá, Ciénaga (Magdalena) y Neiva. En cuanto a los municipios urbanos y la falta de aseguramiento se aumentó el riesgo de transmisión y severidad. También, la mortalidad materna aumentó durante la pandemia con mayor afectación en los municipios más pobres. Adicional, existen variables ambientales que tienen un efecto sobre el aumento de casos de COVID-19. Por otro lado, se observó que los territorios con altas prevalencias de enfermedad renal crónica presentaron una mayor cantidad de ingresos hospitalarios, ingresos a UCI y decesos.

Frente al tema de salud mental, se evidenció que los principales síntomas que produjo el COVID fueron la preocupación o nerviosismo, tristeza, dificultades para dormir y cansancio. La vulnerabilidad y los efectos directos de la pandemia provocaron emociones de miedo, angustia y zozobra. Esto dio cuenta de que es necesario fortalecer los recursos de afrontamiento como el apoyo social y la atención en salud mental.

Asimismo, se halló que el confinamiento generó el aumento de violencias basadas en género al interior de las comunidades indígenas, en especial del tipo intrafamiliar y sexual.

Según el testimonio brindado por el INS, una lideresa del pueblo Bora manifestó: “nosotras las mujeres indígenas no tenemos clara cuál es la ruta en casos de violencia, menos en plena pandemia. No sabemos si las autoridades están o no en el municipio, ni a dónde dirigirnos. Quedamos volando porque no tenemos apoyo psicológico ni dónde recurrir”.

En cuanto a la población LGBTIQ+, se concluyó que las personas transgénero presentaron una mayor vulnerabilidad, por ejemplo, en el caso de Bogotá, ante las medidas restrictivas.

Políticas públicas, capacidad diagnóstica y personal de la salud

En el análisis comparativo se encontró que los gobiernos implementaron acciones de articulación en el corto plazo con otras esferas públicas como la económica, para garantizar que las acciones lograran un impacto inmediato. Asimismo, se evidenció que la comunicación temprana fue más eficaz a la hora de contener los contagios.

Por otra parte, inicialmente la capacidad diagnóstica en pruebas PCR se concentró en laboratorios de salud pública del orden nacional y territorial, con un 99,8 %.

Más adelante, tras la expansión de la red ampliada especializada, el 73,94 % de la capacidad diagnóstica se dio en el sector privado.

En la protección de los trabajadores de salud hubo aspectos positivos como el reconocimiento económico especial que se entregó por una única vez, el reconocimiento del COVID- 19 como una enfermedad laboral directa para lo cual se establecieron protocolos de bioseguridad y elementos de protección personal, y la asignación de responsabilidades a los distintos actores del sistema.

Sin embargo, también se presentaron situaciones negativas como la insuficiencia de elementos de protección personal, inadecuadas condiciones de bioseguridad para los colaboradores de la salud, empleo precario y atraso en los pagos.

Lo anterior resulta preocupante, pues las condiciones de empleo y trabajo del personal sanitario son fundamentales para garantizar una respuesta adecuada en situaciones de emergencia.

Por último, se encontró que las vacunas y la priorización disminuyeron muertes y hospitalizaciones. Esto demuestra que dicha estrategia es una buena forma de invertir los recursos en salud, a pesar de los altos precios, se da una relación de costo -efectividad: “la modelación matemática de eventos en salud es una herramienta de utilidad en la planeación de la atención de emergencias en salud y la proyección de posibles escenarios futuros”, asegura el INS.

Opiniones académicas

Marta Lucía Ospina Martínez, directora del INS, señaló la necesidad de reinventar los servicios de salud relacionados con salud mental: “la oferta que tenemos no va de acuerdo a las necesidades reales. Las condiciones que se necesitan no se están dando. Arrastramos una carga de salud mental enorme y por eso debemos repensar la manera en que se accede a estos servicios, cómo se pagan, en qué se aprovecha la oferta de profesionales relacionados con salud mental, y, además, asegurar su presencia en ámbitos educativos y empresariales, que sean remunerados adecuadamente y que sean obligatorios para que el acceso sea real”.

Por otra parte, Claudia Patricia Palacios, lideresa afrochocoana coordinadora de la regional Ruta Chocó, explicó que para próximos estudios se debe hacer un análisis profundo de cómo están dotados los centros de salud y los hospitales, y cómo está calificado el personal en las distintas regiones del país.

“Es necesario reforzar el sistema para que realmente se pueda prestar una atención integral que incluya la salud mental y que el estado equilibre la balanza para que se reduzca la brecha de desigualdad”, indica Palacios.

Por su parte, Gabriel Jaime Otalvaro, epidemiólogo del INS, hizo énfasis en la necesidad de avanzar frente a las explicaciones: “ya tomamos la foto y describimos, ahora debemos ir al punto de los porqués, para lo que hay que hacer un uso de categorías teóricas explicativas que están en el ámbito de la reflexión de las desigualdades sociales, pero que necesitan contrastar los datos empíricos con perspectivas teóricas. Hay que incorporar criterios para interpretar, trascender de las desigualdades a la reflexión sobre la inequidad. Disponemos de datos frente a las desigualdades, pero no hacemos el ejercicio de preguntarnos por qué y juzgarlo”.

Por último, Claudia Milena Cuellar Segura, directora de Epidemiología y Demografía del Ministerio de Salud y Protección Social, indicó que es importante definir políticas focalizadas en disminuir o eliminar las desigualdades sociales y tener coherencia entre políticas, participación social y comunitaria, empoderamiento de las comunidades y corresponsabilidad.


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