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Gracias
al interés de instituciones comprometidas con la rehabilitación
funcional, como el Hospital Universitario San Vicente de Paúl,
el Club Rotario Nuevo Medellín y Comfenalco-Biblioteca,
hace más de un año en alianza con el Centro de
Rehabilitación para Adultos Ciegos (CRAC) de Bogotá,
se ofrece un programa de rehabilitación visual a personas
ciegas y de baja visión del departamento de Antioquia,
en el Hospital Universitario San Vicente de Paúl.
El programa incluye atención por parte de profesionales
como médico fisiatra, trabajadora social, psicóloga,
fisioterapeuta, terapeuta ocupacional, y educador especial-tiflólogo,
entrenados en el manejo y rehabilitación de la población
con limitación visual. |
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El
objetivo es desarrollar con estas personas actividades que les
generen la máxima independencia y autonomía; igualmente,
trascender hacia la construcción o ajuste del proyecto
de vida de cada persona en situación de discapacidad
visual.
El programa se inició en agosto de 2007 y hasta principios
de 2008 se atendieron 38 evaluaciones de ingreso; de ellas,
12 personas recibieron integralmente el servicio y hoy en forma
satisfactoria están integrados socialmente, abriéndose
espacios en los ámbitos laborales, educativos y de participación
y liderazgo comunitario. Otras 13 personas están culminando
su proceso de rehabilitación y 5 están en espera
de iniciarlo. Hasta ahora, sólo 8 personas desertaron
del programa, por falta de compromiso con su rehabilitación.
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Una
experiencia de vida
En nuestra labor encontramos casos ejemplares, como
el de Antonio**, un antioqueño de 38 años de edad,
que no solo perdió la visión, la mano izquierda
y su dedo índice derecho por una explosión en
su trabajo, sino que perdió también su independencia,
sus sueños y sus ganas de vivir. Antonio ingresó
al programa de Rehabilitación visual con la expectativa
de participar en todas las actividades, además de alejarse
de la monotonía diaria de estar confinado en un rincón
de su casa.
Cada día para Antonio era un nuevo aprendizaje: preparar
un alimento, enhebrar una aguja, llegar a su casa caminando
por sí mismo con el bastón, escribir y leer en
braille, manejar un computador
y empezar a ver el mundo
con otros ojos: los ojos del alma. En Cisneros, hoy día,
es común verlo caminar por las calles del pueblo asistiendo
a la iglesia, compartiendo con su hija y vecinos, desempeñándose
de forma independiente en las actividades de la casa, constituyendo
un ejemplo de liderazgo para quienes lo conocen. |
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Wilmar Babativa Bejarano,
Educador especial
Lida Meneses Valencia, Terapeuta ocupacional
Nora Jaramillo, Psicóloga |
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