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El Programa de Toxicología del Hospital Universitario
de San Vicente Fundación es un programa transversal
y de apoyo a otros servicios con los que cuenta el Hospital,
como el Programa de Adicciones, la Clínica de Tabaquismo
y el Programa de Epidemiología. Este programa combina
elementos asistenciales, docentes, de índole investigativo,
y de divulgación y sensibilización con una gran
producción de artículos especializados.
Este servicio funciona desde los años 70 y se presentó
como una alternativa para el tratamiento de la farmacodependencia,
fue uno de los primeros en el país y de una trascendencia
histórica muy importante, porque lleva más de
25 años brindando una atención integral a sus
pacientes.
La Toxicología es una especialidad que permite tratar
y manejar complicaciones de pacientes adictos, de pacientes
que llegan agudamente intoxicados al servicio de Urgencias
del Hospital, como son aquellos que tienen una psicosis por
marihuana, o un infarto por cocaína o por sobredosis
de heroína. Estos pacientes son atendidos por toxicología,
pero no solo se intervienen sino que se derivan y se hacen
las gestiones para que a través de las EPS puedan ser
direccionados al Programa de Adicciones del Hospital o a otras
instituciones donde puedan ser tratados u hospitalizados.
En el último Estudio Nacional de Salud Mental del Ministerio
de la Protección Social, el cual se llevó a
cabo entre la población urbana de 18 a 65 años,
se informó que el 94,0% de los entrevistados ha consumido
bebidas alcohólicas; el 48,1%, cigarrillo; el 12,7%,
medicamentos no formulados; el 10,8%, marihuana y el 4,0%,
cocaína.
De las múltiples ventajas del Programa de Toxicología,
se resaltan la atención a graves intoxicaciones en
el servicio de urgencias y las inter-consultas a pacientes
con complicaciones derivadas de interacciones con medicamentos
adversos o que sufren de una toxicomanía; todos los
pacientes se intervienen, se evalúan y se gestiona
su ingreso a un tratamiento específico, según
el caso.
Asistencia, docencia e investigación
El Programa de Toxicología es un servicio integral,
porque combina diversos elementos además de los asistenciales:
participa activamente en procesos investigativos en el campo
de la Toxicología; es un centro de docencia para formación
de especialistas y de estudiantes en pregrado y posgrado en
el tratamiento de pacientes intoxicados; tiene una gran producción
bibliográfica, con elaboración de artículos
y participación en congresos nacionales e internacionales
para compartir conocimientos; apoya la labor social de divulgación
sobre los peligros de las diversas sustancias tóxicas,
con actividades de extensión; y tiene gran experiencia
en la atención de la fármaco-dependencia.
Incluso, en la Unidad de Investigaciones del Hospital Universitario
de San Vicente Fundación y en el Comité de Ética,
participa un toxicólogo en la realización de
estudios y de propuestas investigativas tanto del Hospital
como de la Universidad de Antioquia.
Toxicomanías: epidemia en
aumento
En los últimos años, en los servicios
de urgencias y de consulta externa del Hospital Universitario
se evidencia el incremento tanto del número de consumidores,
así como de las sustancias tóxicas. Por ello,
desde el Programa de Toxicología del Hospital se lanza
la alerta sobre el consumo de sustancias como la marihuana,
la cocaína, algunos medicamentos y diferentes plantas
o productos naturistas (que según la creencia popular
no producen ningún tipo de contraindicaciones por ser
de origen natural).
La marihuana no causa daño: todo un mito
Según explica el doctor Ubier Gómez Calzada,
toxicólogo del Hospital, se aprecia tanto en
la Consulta externa de Toxicología como en la consulta
por fármaco-dependencia, un aumento significativo del
consumo de marihuana. Los jóvenes y en general los
consumidores, asumen que por ser una sustancia de origen natural
no puede ser tóxica y piensan que puede resultar más
tóxico un cigarrillo, cuando la realidad científica
muestra que produce grandes efectos deletéreos (tóxicos)
en el ámbito cognitivo y conductual. Los daños
que anteriormente producía su consumo en 10 años,
hoy se ven en sólo 3, debido a que la marihuana cultivada
hidropónicamente tiene un porcentaje mayor del 20%
de cannabinol, su principio activo. Una concentración
tan alta lleva a que el cannabinol se concentre en el cerebro,
en la grasa corporal, en los testículos y ovarios,
y un sólo consumo se elimina durante un mes: en ese
tiempo, el cerebro queda expuesto a los elementos tóxicos
que dañan las neuronas y que explican los problemas
psiquiátricos posteriores.
Agrega el doctor Gómez, que mientras más tempranamente
se inicie el consumo de marihuana, hay más riesgo de
sufrir depresiones de difícil manejo o de poca respuesta
a medicamentos; también se encontró una asociación
importante entre esquizofrenia y consumo de marihuana. La
atención a pacientes con crisis de pánico por
consumos tempranos de marihuana, demuestran su gran toxicidad
sobre el sistema nervioso central: por ello preocupa que gran
cantidad de jóvenes deterioren su estado mental y cognitivo
por consumo de marihuana, pues hay disminución importante
en rendimiento académico y afectación de las
áreas laborales y de las relaciones afectivas.
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El aumento del
consumo de marihuana
y heroína son dos de los principales problemas
que tenemos que enfrentar: hay que desarrollar
políticas de salud claras, de educación, de
orientación,
de tratamiento y rehabilitación en todos estos
pacientes, porque si no, las consecuencias
van a ser inconmensurables.
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Dr. Ubier Gómez.
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Al contrario
del programa de tratamiento ambulatorio de adicciones, en el
servicio de Urgencias del Hospital no se atienden muchas intoxicaciones
con marihuana, porque no desencadena complicaciones agudas importantes
a excepción de cuando se consumen en el mes de diciembre
en tortas o sancochos, que producen cuadros de psicosis exotóxica
-tipo de locura generada por sobredosis por vía oral-.
Consumo de heroína: epidemia
de alto costo social
La adicción a la heroína también
crece significativamente. Según el doctor Gómez,
hace 10 años veíamos un paciente al año
adicto a la heroína y en 2010 fueron 40 en Consulta externa,
lo cual demuestra una verdadera epidemia con un alto costo social
al que no se le da la suficiente importancia, porque es la droga
más adictiva y peligrosa de las drogas ilegales; bajo
cualquier régimen de tratamiento, sólo se recupera
uno de cada 10 pacientes, pues el 90% seguirá consumiendo
y para procurarse esta sustancia que es costosa ($40.000 el
gramo), se dedican a vender la misma heroína, a prostituirse,
al robo o a la combinación de todos los anteriores. Las
personas pierden cualquier referencia en valores, familia, trabajo,
academia, y sufren un proceso de deterioro físico y mental
muy acelerado.
Explica el toxicólogo, que los pacientes son víctimas
no sólo de esa disfunción social, sino también
de la potencialidad de adquirir y transmitir enfermedades como
VIH, hepatitis B o C, que se adquieren con el intercambio de
jeringas (la mayoría comienza inhalando pero pronto empiezan
a inyectarse, y bajo el efecto de la sustancia no se miden precauciones
y consecuencias de la conducta).
Atención a fármacodependencia
El doctor Ubier Gómez afirma que ante la epidemia
de fármacodependencia, el Hospital es una de las pocas
instituciones que cuenta con un grupo multidisciplinario conformado
por toxicólogo, psiquiatra y psicólogo entrenados
en adicciones, terapista ocupacional y por la especialidad que
requiera el paciente, cuando se le encuentra una enfermedad
de base estructural: neumólogos para atender lesiones
pulmonares por consumo de sustancias, otorrino-laringólogos
para lesiones en fosas nasales o tabiques perforados. Con este
grupo se brinda un abordaje integral a los pacientes fármaco-dependientes
y terapia de familia, pues cuando hay un adicto en la familia
hay una grave disfunción.
En el Programa de Toxicología también se atienden
pacientes con fármacodependencia a medicamentos prescritos,
como algunos empleados para el tratamiento del insomnio. Y por
Consulta externa se evalúan pacientes poli-medicados
para observar interacciones, posibles riesgos, optimizar la
toma de medicamentos y tratar de que el paciente consuma el
menor número posible. Advierte el doctor Gómez,
que existe una infortunada creencia cultural de que para cada
dolencia hay que tomar una medicina, ignorando que un medicamento
es un veneno en una dosis pequeña, que si se toma adecuadamente
alivia, pero si no se consume con precaución, puede generar
más daño que beneficio.
Intoxicación por inhalantes
Otra adicción preocupante es el aumento del consumo
de inhalantes o los llamados poppers. Son de venta
libre y su consumo puede desencadenar disminución de
la oxigenación con hipotensión; y si los poppers
se combinan con potenciadores sexuales tipo sildenafil, puede
producir una hipotensión ortostática, con shock
y muerte.
Intoxicaciones más frecuentes
por edades
El toxicólogo Ubier Gómez señala
que se observan consumos tempranos de marihuana y heroína
desde los 14 años y hasta los 40 años en promedio,
afectando población en formación y en edad laboral
productiva, lo que agrava la dimensión del problema porque
son poblaciones muy importantes en la sociedad.
En relación con los productos herbales, se debe tener
presente que si se utilizan de manera inadecuada, pueden afectar
el organismo gravemente y provocar incluso la muerte, en especial
en niños. Esto sucede por desconocimiento de los padres
sobre las sustancias tóxicas presentes en las plantas,
como sucede en el caso de la administración de paico
(chenopodium ambrosioides) para expulsar lombrices intestinales.
Por otra parte, las intoxicaciones que genera el cigarrillo
cubren una amplia gama de población y generan 20.000
muertes anuales en Colombia, directa o indirectamente relacionadas
con ésta enfermedad, porque se empieza a fumar a edades
tempranas (se han atendido pacientes de 7 años) y hay
personas de edades avanzadas que mueren fumando, como consecuencia
de las complicaciones derivadas de la utilización del
cigarrillo toda su vida. Por último, no se debe olvidar
que el alcoholismo afecta hasta al 10% de la población,
constituyendo un problema grave e importante, que aflige sobre
todo a las personas en edad laboral. |
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Intoxicaciones
con productos naturales |
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Con productos para
bajar de peso: Explica el toxicólogo Ubier Gómez,
que existe cierta obsesión de un grupo de población
por bajar de peso; y aunque las dos principales medidas para
lograrlo son la dieta y el ejercicio, las personas delegan esas
responsabilidades en productos milagrosos. Al no
cambiar sus hábitos alimentarios y no hacer un programa
regular de ejercicio, el consumo de esos productos no da resultados
perdurables.
El toxicólogo advierte que pueden conseguirse productos
no registrados en el Invima, de venta ilegal en tiendas vegetarianas,
San Andresitos y tiendas similares, que sirven para bajar de
peso, pero que contienen sustancias no identificadas, que no
corresponden a lo informado en la etiqueta: Algunas personas
han tenido efectos tóxicos en el hígado: acá
en Medellín se tuvo que hacer un trasplante de hígado
a una paciente porque tomaba una especie de té verde
para bajar de peso, y no para todo el mundo el té verde
le es favorable; hay personas a quienes puede desarrollarle
una hepatitis y en otras favorecer el desarrollo de cálculos
renales por oxalato.
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Señaló además,
que la inyección de sustancias para bajar de peso como
alcachofa, lecitina y sustancias similares no tienen registro
Invima, y no son aprobadas con esa indicación: entran
de contrabando al país, no son producidas con técnicas
que garanticen su inocuidad y por eso en Medellín hubo
personas infectadas, sobre todo por mico-bacterias similares
a las de tuberculosis, que requirieron tratamientos prolongados
con antibióticos para tuberculosis cutáneas muy
resistentes. Estas sustancias ponen en peligro la vida y no
hay evidencia científica que demuestre que bajan de peso.
Con hierbas y bebidas medicinales: En el Hospital se han atendido
especialmente niños víctimas de la administración
de remedios herbales por la familia, que pueden causarles intoxicaciones
graves. Por ejemplo: a niños con fiebre se les suministra
con frecuencia flores de saúco, pero cuando se les dan
partes diferentes de la planta como la corteza y las semillas,
estas contienen cianuro en cantidad suficiente para matarlos.
También las semillas del durazno, ciruelas, manzanas,
uvas, melón, sandía y la misma yuca, contienen
cianuro, y si una persona toma semillas pulverizadas o consume
yuca parcialmente cocinada, podría presentar toxicidad
importante |
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