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La
realización del primer trasplante renal exitoso en Colombia
en 1973, la creación del Grupo de Trasplantes en el Hospital
Universitario San Vicente de Paúl en 1968, el diseño
y la fabricación del riñón artificial Gracec
en 1967, la fundación en el Hospital de la Unidad Renal
en 1967 y del primer Laboratorio de Nefrología en Colombia
en 1963, la fundación de la Unidad Renal en el Hospital
Universitario de Neiva hace pocos años, la formación
de cientos de nefrólogos e internistas, y la salvación
de miles de vidas, son parte del legado imperecedero que dejó
al país y a la medicina el doctor Jaime Borrero Ramírez,
pionero de la medicina de trasplantes en Colombia, humanista
y defensor de la medicina científica con sentido social,
fallecido el pasado 22 de mayo en Medellín a los 84 años
de edad.
Nacido en Bogotá, criado en Rionegro, estudiante del
Colegio San Ignacio y el Liceo de la Universidad de Antioquia,
y graduado de la Uni-versidad en 1951, ese año como médico
interno descubrió en el Hospital que a los pacientes
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enfermedad
renal sólo les brindaban cuidados paliativos para ayudarles
a un buen morir: ahí decidió convertirse en nefrólogo,
con el propósito de encontrar alternativas de vida para
estos pacientes. Hizo tres años de medicina interna en
el New York Hospital y en 1962 con otros médicos inicia
el Servicio de Nefrología en la Facultad de Medicina
de la Universidad de Antioquia, en 1963 empezaron a hacer hemodiálisis
en pacientes con insuficiencia renal aguda y en 1966 fundaron
la Unidad Renal en el Hospital.
El riñón GRACEC
En 1967, Jaime Borrero que había conocido en
Washington un riñón de placas de Kill, y que veía
como pocos pacientes podían cubrir el costo de las diálisis,
con ayuda del ingeniero Layo Trujillo y del industrial Darío
Gutiérrez, fabricaron en Medellín en la firma
Truher el riñón artificial GRACEC (bautizado así
por Graciela y Cecilia, las dos primeras pacientes tratadas),
el cual permitió iniciar en Colombia el programa de Diálisis
Crónica, para sostener con vida a los pacientes afectados
por insuficiencia renal crónica terminal. Con el riñón
tipo Gracec se realizaron 4.292 hemodiálisis hasta el
31 de enero de 1976.
La osadía de hacer trasplantes
de riñón
Al ver que la lista de pacientes en hemodiálisis
crecía mucho, la única alternativa que les faltaba
explorar era el trasplante renal, y aprovechando que otros cirujanos
estudiaron en Estados Unidos en la Universidad de Colorado,
empezaron a reunirse para preparar un programa de trasplantes
que ensayaron en 33 perros. Además, el doctor Borrero
luego de un intenso trabajo de búsqueda bibliográfica,
consiguió que en marzo de 1973 la Academia de Medicina
de Medellín aprobara por unanimidad el concepto de muerte
cerebral, indispensable para determinar posibles donantes
de órganos para trasplante.
El doctor Borrero lideró en 1968 la conformación
en el Hospital Universitario San Vicente de Paúl, del
Grupo de Trasplantes, grupo multidisciplinario reconocido formalmente
por la Universidad de Antioquia en 1970, y que realizó
el primer trasplante de riñón con donante intrafamiliar
el 29 de agosto de 1973, logrando el primer trasplante exitoso
en Colombia. En Bogotá ya se habían realizado
los primeros trasplantes renales en el Hospital San Juan de
Dios en 1964 con donantes cadavéricos, pero dadas las
condiciones de la época obtuvieron resultados pobres
y se suspendió el programa.
Luego del primer trasplante exitoso con donante vivo, y cuyo
receptor tuvo una sobrevida de 23 años (falleció
en un accidente de tránsito), en marzo de 1974 se realizaron
en el Hospital los dos primeros trasplantes simultáneos
de riñones obtenidos de donante cadavérico en
estado de muerte cerebral, a dos mujeres jóvenes que
también estaban en el programa de diálisis crónica.
Desde ese primer trasplante en agosto de 1973 hasta el día
de hoy, se han realizado en el Hospital San Vicente más
de 4.300 trasplantes renales, que no sólo han salvado
la vida de estas personas sino que han mejorado sustancialmente
su calidad de vida. La mayor parte de los trasplantes se ha
realizado en personas en plena edad productiva, entre los 16
y los 35 años, seguido del grupo de 36 a 50 años,
pero también se han trasplantado desde bebés hasta
mayores de 70 años de todos los estratos sociales, seres
humanos que ganaron una segunda oportunidad de vida gracias
al aporte médico, científico y de solidaridad
que aportó el doctor Borrero para iniciar la medicina
de trasplantes en el país y que abrió el campo
a la realización de los trasplantes de otros órganos
como corazón, hígado, páncreas, médula
ósea, intestino, laringe, esófago, trasplantes
combinados de estos órganos y multi-viscerales, que salvaron
miles de vidas más. Por eso la muerte del doctor Borrero
deja un legado de conocimiento invaluable, fruto de un trabajo
sostenido en prueba de su amor por la humanidad. |
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Medicina y humanismo
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En
2006, el doctor Jaime Borrero publica su libro Medicina
y humanismo. Una visión de la medicina antioqueña
en el siglo XX, en el cual documenta los procesos que
llevaron a la medicina en Antioquia a lograr innovaciones técnicas
de amplio beneficio social (el riñón artificial,
el primer trasplante renal), además de ser una obra pródiga
en meditaciones de hondo valor filosófico sobre el sentido
de estos avances y de la profesión médica en sí
misma. Haciendo justicia al trabajo, al ejemplo, al aporte y
a la inspiración del doctor Borrero, bien puede decirse
que la historia del trasplante renal en Colombia es la historia
de unos médicos que movidos por la sincera compasión
ante un ser humano que ven padecer y con una condena de muerte
inexorable, se apiadan de él y ponen toda su luz, su
conocimiento, su voluntad y su pasión, en ayudarlos. |
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