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Habilidades
para la vida
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Humanidad
y empatía
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Todos
los humanos estamos hechos de la
sustancia con la que se trenzan los sueños. William
Shakespeare
Diana
Restrepo Bernal, MD. - Psiquiatra de Enlace - elpulso@elhospital.org.co
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Podemos
coincidir en que vivimos tiempos difíciles. Las incertidumbres
crecen y las crisis de todo orden también. Todo cambia
a gran velocidad y el cambio nos confirma que es la única
constante del universo. Si antes el mundo ofrecía certezas
y absolutos, hoy el vértigo, lo complejo y misterioso
nos atropellan, y nos dejan perplejidad e inseguridad. Todo
parece relativo: lo ético, lo político, lo económico,
lo social. Definir lo bueno y lo malo se volvió un
asunto difícil de tal suerte, que parecemos desnudos
frente a un mundo que no logramos descifrar.
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Si la
modernidad pretendía acabar con las sombras, la magia
y el misterio de la humanidad, puede que lo haya logrado, pero
a cambio nos dejó cansancio, hastío y dudas. La
ciencia no obtuvo las respuestas que se le pedían. Los
problemas de la humanidad continúan siendo los mismos
y los hombres, cansados, nos refugiamos en la trivialidad de
lo efímero. No tenemos respuestas, pero compramos cosas
que no necesitamos; no comprendemos lo que pasa con nuestras
vidas, pero vemos realities; no tenemos idea de cómo
vivir la vida, pero sabemos como acabar con ella.
Frente a este panorama, es necesario decir que no todo es negativo.
Las conquistas de la modernidad, bien orientadas, pueden anunciar
una nueva luz: aceptación de la razón, de la ciencia
y de las tecnologías, que debidamente orientadas, conducirán
sin duda a una vida digna para todos. Es posible imaginar que
los grandes logros culturales, económicos y sociales,
estén al alcance de cada hombre y mujer. Para esto, necesitamos
afirmar la vocación histórica del hombre, capaz
de unir corazón y razón, ciencia y conciencia,
vivencia del presente y búsqueda del futuro. |
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Vivir humanamente, exige
ponerse
en el lugar del otro. Es reconocer a alguien
como semejante, intentar comprenderlo
desde dentro, adoptar su punto de vista
así sea sólo por instantes.
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Necesitamos
recuperar lo festivo de la vida, sin renunciar al compromiso;
disfrutar del cuerpo, sin degradarlo; buscar la eficiencia,
sin renunciar a la gratitud; reconocer las diferencias, sin
renunciar a la igualdad. En palabras del Dr. Esclarín
Pérez: Accidentalmente somos distintos, esencialmente
somos iguales. En esencia, la post-modernidad nos llama
a renunciar a las certezas, dispuestos a superarlas.
Una tarea inaplazable consiste en vivir humanamente, y lo que
da humanidad a la vida es el encuentro con el otro. Por eso,
habitar conscientemente la mente y el cuerpo que heredamos,
nos llevará sin duda a cruzar nuestra propia frontera
para encontrarnos con los demás. Esto es habitar el mundo
en compañía de humanos.
La ética se interesa por descubrir cómo los seres
humanos podemos vivir bien la vida. Vivir humanamente, exige
ponerse en el lugar del otro
en los zapatos del otro.
Es reconocer a alguien como semejante, intentar comprenderlo
desde dentro, adoptar su punto de vista así sea sólo
por instantes, para saberlo real, tan real como lo eres tú,
sin que este conocimiento le quite a ninguno la posibilidad
de ser el que es.
El primero de los derechos humanos, según Fernando Savater,
es el derecho a no ser fotocopia de nuestros vecinos, a ser
distintos. Y añade: Parte del difícil arte
de ponerse en el lugar del prójimo, tiene que ver con
eso que desde muy antiguo se llama justicia, o sea: a la habilidad
y el esfuerzo que debemos hacer cada uno -si queremos vivir
bien-, por entender lo que nuestros semejantes pueden esperar
de nosotros. Esta comprensión de lo que el Otro
espera de mí, necesita del amor, porque sólo a
través del amor podemos reconocer en el Otro a un ser
humano. |
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