MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 15    No. 173  FEBRERO DEL AÑO 2013    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 

“El sistema fracasó porque la salud se convirtió en negocio que produce rentabilidad y no bienestar: los ciudadanos deberían reclamar a congresistas el por qué privilegiaron grandes empresas sobre el derecho a la salud”.
Dr. Néstor Álvarez
La crisis parece el elemento más sólido y estable del sistema de salud colombiano. Se han buscado salidas desde reglamentaciones del Ejecutivo y reformas a la ley de salud, hasta marchas de protesta para presionar un cambio de modelo. Sin embargo, hasta hoy nada ha remediado la crisis. De ahí que sea válida la propuesta de la Asociación de Empresas Sociales del Estado de Antioquia -Aesa- de convocar un gran foro que explore la posibilidad de realizar un acuerdo social para detectar puntos de acercamiento entre los actores del sistema y clarificar divergencias para trabajar sobre ellas en los proyectos de ley ordinaria y estatutaria.
Pero: ¿Es posible un acuerdo social para salir de la crisis del sistema de salud? El pesimismo rodea esta posibilidad, pero los caminos están para recorrerse y muchas veces, se hace camino al andar.

Presión social para
cambiarsistema, reclaman pacientes

En el foro, Néstor Álvarez representó a los pacientes de alto costo y por tanto sus análisis adquieren una importancia adicional: reflejan el sentimiento y percepción de los usuarios, posición casi siempre desconocida al planear las estrategias macro: “Los ciudadanos colombianos somos más que una UPC, la cual no refleja la condición de ciudadanía, ni de seres humanos. En el sistema de salud nos miran en los balances de accionistas cuando observan qué tanta rentabilidad le dan los ciudadanos al negocio de atención a la enfermedad. De ahí que el sistema de salud se encuentra en el lado equivocado para los ciudadanos. Una demostración es que las EPS cuando ven que el negocio no es rentable, lo entregan.
Pero lo más grave está en el cierre de hospitales, en la carencia de médicos, en la falta de lugares para nacer, para recuperar la salud y para morir con dignidad.”
Afirmó el doctor Álvarez que el sistema fracasó porque la salud se convirtió en un negocio que produce rentabilidad y no bienestar, ante lo cual la reacción de los ciudadanos debería ser reclamar a los congresistas las razones por las cuales privilegiaron las grandes empresas sobre el derecho a la salud: “Debemos unirnos de verdad para exigir transformaciones que vayan más allá de la gestión reactiva en las movilizaciones, que no arrojaron soluciones trascendentes”. Y rechazó las propuestas del ministro Gaviria, al señalar que esconden un futuro donde los pacientes, si quieren más, tendrán que pagar más.
“Un Pacto Social por la Salud
debe partir de hacer prevalecer los compromisos con
los derechos humanos sobre los comerciales”.

Dr. Alberto Bravo

Frente al actual modelo de salud, el doctor Álvarez calificó de falacia hablar de 96% de cobertura en aseguramiento, dadas las dificultades reales de acceso efectivo a servicios de salud, y añadió que en el país existen derechos diferenciales para cotizantes y beneficiarios, generando otra forma de inequidad. En prestación de servicios, llamó la atención: “Si el riesgo se está trasladando a los prestadores, ¿será necesario el intermediario?” E invitó: “Tenemos que pasar de estar en el auditorio, a realizar una adecuada presión social”.
“Defender soberanía en medicamentos”: Asinfar
Uno de los actores que más incidencia tiene en la suficiencia de recursos en el sistema de salud es la industria farmacéutica, de ahí que su participación para lograr un Pacto Social por la Salud sea crucial. Alberto Bravo, presidente de la Asociación de Industrias Farmacéuticas Colombianas (Asinfar), es pesimista frente al Pacto y afirma que las buenas intenciones del ministro Alejandro Gaviria, repiten lo mismo de ocasiones anteriores. Para el líder gremial, un Pacto Social debe partir de hacer prevalecer los compromisos con los derechos humanos sobre los comerciales, pero cuestionó: “¿Está el Estado dispuesto a que los monopolios tengan límites? La respuesta es no. No se evidencia una disposición para defender nuestra soberanía en materia de medicamentos”. Esta falta de disposición del Estado se habría ratificado con la firma de los TLC, especialmente con Estados Unidos, dijo el doctor Bravo: “La mesa de propiedad intelectual fue sumamente caótica y controvertida en la negociación del TLC y vendió los intereses de los colombianos. Creo que el Estado debe aplicar efectivamente las medidas de propiedad intelectual favorables a la salud pública y ahora cumplir aplicadamente la Política Farmacéutica Nacional consignada en el Conpes Social 155 de 2012”.
“Es necesario aplicar los instrumentos
para la regulación y control de precios de medicamentos
(principio 'pro homine'), operados desde la perspectiva
de la salud como derecho humano fundamental”.
Dr. Luis Guillermo Restrepo
Igual posición sostuvo Luis Guillermo Restrepo, presidente del Colegio de Químicos Farmacéuticos, quien asegura que la crisis de los sistemas de salud y su relación con el gasto en tecnología -incluyendo medicamentos- no es exclusiva de Colombia, y obedece a un cambio en el orden de prioridades: “La salud de las personas debe estar en primer orden, los beneficios económicos en segundo lugar. El Estado como representante de todos los colombianos debe vigilar las desviaciones de todos los actores. Estamos ante el grave problema de la profesionalización de la pobreza, pero además caímos en la falta de soberanía total frente a unas empresas que cooptaron los legítimos intereses del Estado”.
Explicó que al ser las tecnologías parte integral del derecho fundamental a la salud, deben ser accesibles, estar disponibles, ser costo-efectivas, aceptables y de calidad: “No es aceptable pretender recortar el POS, restringiendo el acceso a algunos medicamentos”. Coincidió en la necesidad de aplicar los instrumentos para la regulación y control de precios (principio pro homine), los cuales deben operarse desde la perspectiva de la salud como derecho humano fundamental. Agregó que procesos como los de negociación y compra unificada y centralizada de tecnologías seleccionadas y de alto costo, deberían ser la respuesta para solucionar los problemas de baja frecuencia y prioridad en salud pública, lo cual se debe aunar con una gestión de tecnologías en salud mediante incentivos y correctivos que orienten al uso adecuado de tecnologías en un marco de Atención Primaria en Salud (APS) y Redes Integradas de Servicios de Salud (RISS).
 
Déficit en capacidad instalada en municipios
“Sin acuerdo social, no es posible una salida a la crisis del sistema”, expresó en el foro Julio Alberto Rincón, asesor de la Federación Colombiana de Municipios, quién agregó: “Hace rato perdimos la brújula. Cada actor trata de buscar el mayor provecho tirando para su lado, olvidando que un derecho no es lo que alguien te debe dar, es algo que nadie te debe quitar. De ahí que todos los actores participamos de las causas y soluciones al problema”.
Para el asesor, la solución no es tan fácil como eliminar a las EPS, puesto que reconoce como ganancia los avances en aseguramiento. Indicó que lo urgente es oxigenar económicamente a los hospitales y criticó que el ente central llegara a una parálisis absoluta. Precisamente sobre la prestación de servicios, considera que hay gran déficit en la capacidad instalada en la mayoría de municipios, lo que dificulta atender necesidades básicas de asistencia a la enfermedad; en gran medida, esta incapacidad estaría soportada en varias razones: leyes restrictivas al ejercicio (como las de anestesia) que llevaron a un déficit de especialistas, a lo que se sumaría que las universidades no están formando los médicos con el perfil que se necesita, generando pérdida en su capacidad resolutiva; a los profesionales de la salud se les restringe la posibilidad de solicitar ayudas diagnósticas, mientras las tecnologías utilizadas tienen un gran atraso en la gran mayoría de municipios, siendo un ejemplo contundente que solo 313 municipios cuentan con servicio de pediatría, aunque exista una ley de infancia que privilegia la atención del niño.
 
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