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Sida: epidemia de intereses
Ricardo
Restrepo Guzmán MD Boston, Estados Unidos - elpulso@elhospital.org.co |
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La humanidad se enfrenta hoy a un gran
problema. La retórica y la burocracia están
permitiendo que la financiación de proyectos, la distribución
de medicamentos y el acceso a servicios para controlar la
epidemia del sida, minen los esfuerzos de la campaña
global para su control. En julio de 2002, en la conferencia
internacional de sida en Barcelona, el expresidente estadounidense
Bill Clinton y Nelson Mandela, declararon: La elocuencia
en esta pandemia es buena pero no suficiente. A menos que
pongamos en práctica lo que planteamos, haciendo algo
concreto y real, nuestra elocuencia es mucho menos que útil.
En el año 2000 Mandela había afirmado que en
su continente, el sida estaba llevándose mas
vidas que la suma total de guerras, hambrunas y desastres
naturales.
Hace 4 años, las Naciones Unidas, países desarrollados
y fundaciones se comprometieron por primera vez en llevar
medicaciones a millones de pacientes con sida en países
subdesarrollados. Sin embargo los programas a nivel mundial
están teniendo apremiantes dificultades en financiamiento
e implementación de tratamientos.

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De acuerdo
con la OMS (Organización Mundial de la Salud), más
de 93% de los 6 millones de pacientes con sida que urgentemente
necesitan la medicación, no tienen acceso a ella. Aproximadamente
40 millones más son portadores del virus causante del
sida, un número que aumentó 5 millones en el año
anterior.
Fondos y financiación
La Fundación Global contra el Sida, Malaria y Tuberculosis,
creada por las Naciones Unidas en enero de 2002, con el auspicio
del Secretario General Kofi Annan, fue concebida con la idea
de tener a su manejo U$10 billones anuales. Actualmente su director
ejecutivo presupuesta 3 billones de dólares al año
para el 2008. De esta cantidad, un poco más de la mitad
será destinada para programas de sida. Irónicamente,
la entidad no es parte hoy de la Naciones Unidas. Es financiada
por contribuciones que salen directamente de gobiernos del hemisferio
occidental y entidades privadas como la Fundación Gates.
La distribución de este dinero se hace por medio de propuestas,
las cuales son evaluadas por un comité experto que elige
las entidades a nivel mundial que recibirán el apoyo.
En el año 2004, mas de 80 países buscaron financiamiento
del monto total de U$2.8 billones que tenía disponibles
la fundación. Solo US$968 millones fueron aprobados.
En los Estados Unidos se inició un compromiso gubernamental
contra el sida en la década de los 80, inicialmente a
regañadientes por el gobierno Reagan, gracias a la presión
de una realidad que no se podía ocultar. Así,
se abrió un importante espacio que tuvo su máximo
aliado en el presidente Clinton. Durante su gobierno, éste
participó activamente en el proceso y actualmente es
un vocero respetado a nivel mundial por su programa e ideas
en lo que hace referencia al sida. En su discurso anual del
año 2003, el presidente Bush solicitó U$15 billones
para los próximos 5 años en programas relacionados
con el sida. De los primeros 2 billones aprobados para el primer
año fiscal iniciado en octubre de 2003, US$547 millones
van dirigidos a la Fundación Global contra el Sida, y
el resto hacia programas estadounidenses.
Hasta ahora, el financiamiento gubernamental estadounidense
está lejos de tratar los 2 millones de personas planificadas
para el año 2008. El coordinador del programa global
para el sida del presente gobierno expresó que gracias
a este plan, 200.000 personas recibirán tratamiento para
el próximo año. Una de las razones para este alcance
limitado, ha sido que el gobierno Bush no ha autorizado el acceso
a medicaciones de menor costo (medicación genérica).
Esta decisión es motivada en parte por intereses de las
grandes farmacéuticas que poseen las patentes de muchas
de estas medicaciones. Es la FDA (Federation Drug Administration),
entidad reguladora en Estados Unidos, quien tiene la última
palabra para aprobar y autorizar la disponibilidad de estas
medicaciones de bajo costo.
Recursos y medicación
Uno de los grandes dilemas ha sido el manejo del dinero. Es
allí donde las medicaciones genéricas interfieren
en los proyectos de muchos: aunque el mundo entero se podría
beneficiar de su bajo costo, el riesgo está en que los
fondos de financiación de proyectos para el tratamiento
del sida sean bloqueados. Se parte de la premisa de que se debe
respetar la compañía farmacéutica que tiene
la patente de la medicación comercial.
La Organización Mundial de la Salud está considerando
el uso de medicaciones genéricas, cuyo uso se autorizaría
en países de bajos recursos. A su vez, Washington le
prohíbe utilizar medicación genérica a
instituciones que reciben dinero proveniente de Estados Unidos.
Se basan en el argumento de que la medicación debe ser
segura y efectiva, lo que dice la FDA, argumento
válido que ha llevado a grupos activistas en el campo
a presionar a los Estados Unidos para crear un programa en el
cual se agilizara la aprobación de medicaciones genéricas
por parte de la FDA. Muchas de estas medicaciones son manufacturadas
en India y cuestan un cuarto de lo que costaría la medicación
original. Mientras el costo de la medicación genérica
sería de U$265 por paciente (Laboratorios Ranbaxy), el
tratamiento en medicina comercial sería de U$581 (GlaxoSmithKline
PLC y Bristol Myers Squibb Co).
Los Estados Unidos no son los únicos criticados por la
comunidad internacional: también los países de
la comunidad europea, que están aportando mucho menos
que Estados Unidos en relación con sus economías.
Miremos el caso francés, que aporta sus donaciones a
la Fundación Global contra el Sida en períodos
anuales: para el año 2005, Francia aportará casi
el mismo monto que aportará este año. Esta generosidad
contrasta con las metas presupuestadas para la financiación
y el soporte de proyectos contra el sida por parte de la Fundación.
La Fundación Kaiser en California, entidad investigadora
en salud, muestra que Francia se compromete con aproximadamente
la mitad de lo que aporta Estados Unidos y Japón con
un tercio. Este cálculo compara la contribución
de cada país con el tamaño de su economía.
A todo esto se suma la ya famosa guerra contra el terrorismo,
la cual desplazó al sida y sus programas a un segundo
plano.
El progreso en la disponibilidad de medicamentos en países
subdesarrollados ha sido lento y tortuoso. En 1996, los famosos
tratamientos cocktail contra el sida abrieron una
esperanza en términos de prolongación de vida.
En principio, su disponibilidad se dirigió a países
desarrollados y muy poco a países de bajos recursos.
Con la ausencia de programas de subsidio para estas medicaciones
por parte de las compañías farmacéuticas,
o sin el acceso a medicaciones genéricas, un tratamiento
completo costaría U$10.000 anual por paciente. También
problemática es la creencia de que los mismos sistemas
de salud y de educación en los países en vía
de desarrollo, serían otro obstáculo para un adecuado
tratamiento.
Lograr que las donaciones lleguen a programas de países
en vía de desarrollo, ha sido otra piedra en el camino
para la Fundación Global contra el Sida. El país
solicitante debe someter una propuesta que satisfaga las expectativas
de la Fundación. Un país como Kenia, por ejemplo,
con 2.5 millones de pacientes portadores del HIV y 900.000 huérfanos
por culpa del sida, solicitó una ayuda de U$92 millones
para financiar un programa de tratamiento con medicación
antiretroviral. Su propuesta fue negada debido a que el
uso de estos fondos no estaba claramente sustentado. Expertos
del comité de selección también negaron
aportes a países como Nigeria, Sudáfrica y Zimbabwe,
entre otros.
Las propuestas si fueron llevadas a cabo en Honduras, en donde
en el año 2003, la cobertura con medicaciones antiretrovirales
alcanzó un 40%. Asimismo en Haití, donde el tratamiento
fue recibido por una población determinada en un 67%.
De 25 proyectos financiados en este momento por la Fundación
Global contra el Sida, 5 de ellos están siendo reevaluados
con el riesgo de perder su financiación.
En zonas apartadas y en países con bajos recursos, los
sistemas de salud sufren a tal punto, que su personal médico
es insuficiente en donde es necesario. Por esto, la Fundación
Global contra el Sida necesita de un soporte económico
mayor. Esto es preocupante, pues personal médico en países
como Sudáfrica, emigran a Inglaterra buscando un mejor
salario. Otro ejemplo es Mozambique, país que está
considerando importar médicos de países
como Cuba, Brasil e India.
En la XV Conferencia Mundial de Sida en Bangkok, Tailandia,
la expectativa fue la espera de nuevas decisiones que puedan
cambiar el curso de esta epidemia de intereses. Ojalá
se pueda consolidar una lucha frontal contra esta calamidad
que a muchos se nos olvida. |
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