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Perspectivas en salud, bienestar y crecimiento: las reflexiones y los retos para la nueva década

Por: Andrea Ochoa Restrepo
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La Salud, el bienestar y crecimiento económico, fueron los temas claves en 2020. El planeta sostuvo debates, paneles y estudios. En nuestro país uno de los espacios para abordar estos contenidos se dio a mediados de noviembre en el séptimo congreso de la Asociación Colombiana de Economía de la Salud el cual tuvo como temática “Salud y desarrollo: perspectivas para una nueva década”. Allí, expertos nacionales e internacionales evidenciaron a través de estudios y análisis la importancia del desarrollo sostenible y la resiliencia de los sistemas de salud. Situaciones como el retroceso en el progreso económico del mercado laboral, la ampliación de las brechas en desigualdad y la afectación a los trabajadores más vulnerables, fueron varios de los asuntos abordados a la vez que se estableció la relación entre la solución a la crisis de la salud como solución a la crisis de empleo.

El desarrollo sostenible y la resiliencia de los sistemas de salud han estado permeados por el impacto causado por la pandemia. Las pérdidas de vidas como consecuencia del Covid-19 han mostrado la necesidad de tener sistemas de salud más resistentes. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) la crisis eliminó en un mes 10 años de progreso en el mercado laboral. Desde 2009, año de crisis económica, la tasa de desempleo se fue reduciendo a lo largo de la década siguiente. Sin embargo, el aumento de la tasa regresó para el mes de septiembre de 2020. Cabe anotar que a partir de septiembre se presentaron variaciones en la tasa de desempleo mostrando una reducción en el mercado.

Y es que el impacto inicial del Covid-19 fue 10 veces mayor que el de la crisis de 2008-2009. En los tres primeros meses del 2020, las horas de trabajo perdidas en Australia, Canadá, Japón, Corea, Suecia y los Estados Unidos cayeron un 12, 2 % en comparación con el 1,2 % de los tres primeros meses de aquella crisis mundial.

Según Frederico Guanais, subdirector de la División de Salud de la OCDE: “la crisis puede ampliar las desigualdades existentes, los trabajadores vulnerables son los más afectados. El 40 % de los trabajadores independientes, temporales o empleados en tiempo parcial, son los menos protegidos por las redes de seguridad existentes. En cuanto a los trabajadores informales dos de cada tres personas han sido afectadas, sus ingresos han disminuido en un 60 % y no son elegibles para la mayoría de las medidas de apoyo”. Guanais agregó que, en el caso de la juventud, el desempleo aumentó del 11,2 % en febrero al 16,7 % en junio.

Ante este panorama, la OCDE plantea como solución a la crisis del empleo solucionar la crisis de la salud como condición previa, puesto que, alrededor de la mitad de los trabajadores están empleados en trabajos que conllevan algún riesgo de infección. Por ello, la organización afirma que mientras haya una vacuna o tratamiento eficaz se deben hacer intervenciones integrales en salud pública para mitigar la pandemia. Adicionalmente se debe generar confianza en el teletrabajo. Además de la aplicación oportuna de las normas de seguridad y salud ocupacional y agrega: “es necesaria una licencia por enfermedad pagada para permitir que los trabajadores enfermos se queden en casa”.

Para el cardiólogo y director del centro de pensamiento Así Vamos en Salud, Augusto Galán Sarmiento: “en el caso de la salud y la economía, existe una relación estructural: la salud es un derecho humano y bien público fundamental el cual requiere pleno acceso a los sistemas de salud y desarrolla el capital humano y la productividad. Además, es un sector económico de gran impacto y evidencia sistemas fragmentados con brechas de equidad”.

A su vez, Johanna Vásquez , decana de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la Universidad Nacional - sede Medellín – señaló que al revisar la relación entre riqueza y salud, crecimiento económico y bienestar en 134 países en desarrollo, entre los años 1970 y 2015 (investigación adelantada por Wade en 2018), se evidenció que: “cuanto más prospera es una sociedad, más débil es el efecto de crecimiento económico en salud, sugiere además que los efectos son más fuertes en los países donde la producción agrícola es predominante y más débil en países con el sector de servicios fortalecidos”.

¿Por qué necesitamos sistemas de salud más resilientes?

Para Frederico Guanais, la resiliencia puede ser entendida como un componente de la sostenibilidad. Los sistemas resilientes son capaces de prepararse frente a un shock, absorbiéndolo y manteniendo su funcionalidad, después de ello se recupera e incorpora las lecciones del shock y continúan adaptándose para obtener un desempeño superior al que se tenía anteriormente.

Para la OCDE en este tipo de sistemas de salud sus poblaciones son más sanas. “En tasa de sobrepeso los primeros lugares los ocupan Chile y México. Factor importante ya que empeoran la situación del paciente por Covid-19. Por lo tanto, debe existir mayor atención al control de la exposición de factores de riesgo y a la prevención”.

Adicional a ello, el subdirector de la división de salud de la OCDE hizo énfasis en que los sistemas de salud deben trabajar en la capacidad de respuesta: una infraestructura más flexible que pueda responder a los picos de la demanda y capacidad para movilizar el personal de salud. Además de contar con capacidad robusta de diagnósticos y estrategia de pruebas adecuadas.

En cuanto a los retos que tiene el sistema de salud, según Augusto Galán Sarmiento: “Hemos tenido un proceso de reentrenamiento acelerado de profesionales de la salud. Pero detrás de ello, se evidenció una carencia del recurso humano y sobre todo una distribución adecuada geográfica de ese recurso humano”. Agregó que en el tema de pruebas diagnósticas al no poder hacerse más 1000 pruebas al día estamos en otro escenario y el país tuvo una respuesta adecuada frente a ello.

Invertir más y gastar mejor en salud

El costo de no invertir en salud a largo plazo puede interferir en la sostenibilidad del progreso y el desarrollo económico de la sociedad. El gasto en salud por esquemas gubernamentales en los países de América Latina y el Caribe evidencia el cambio en el porcentaje (12,7 %) de gastos gubernamentales entre 2010 y 2017. Mientras que para los países de la OCDE el cambio ha sido de un 24.5 %. Esto revela una importante diferencia en el gasto gubernamental para América Latina y Caribe, el cual es más bajo, al igual que ocurre con el gasto de bolsillo.

Galán Sarmiento agregó que: “estamos muy lejos todavía de llegar a la meta del 6 % del gasto público en relación al PIB. Una reflexión es cómo vamos a financiar mejor para qué se pueda cumplir ese pleno derecho a la salud. En la región todavía se mantiene un gasto de bolsillo del 34 % del gasto total. En el caso de Colombia es el 16 % y el gasto privado en salud es del 25 % del gasto total en salud”.

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