Tras
la muerte de dos pacientes francesas que presentaban el mismo
tipo de mutación del virus de la gripa A (H1N1) registrado
en 3 personas en Noruega (2 muertas y una estado crítico)
y otro en Méjico (fallecido en abril), resurgió
en el mundo la preocupación por la aparición de
cepas más fuertes y resistentes a tratamientos anti-virales
conocidos.
Autoridades sanitarias del mundo, entre ellas los Centros para
el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Atlanta,
buscan la tipificación exacta de las cepas mutadas, para
proyectar el impacto en la salud pública del planeta,
dado que el virus tiene alta capacidad de transmisión,
con un agravante: se detectaron mutaciones en Brasil, China,
Japón y EU.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ratificó
la necesidad de que los países mantengan sus esquemas
de vacunación y medidas sanitarias extremas, pese a que
Canadá registró un número alto de reacciones
alérgicas a una vacuna y congeló un lote del biológico.
La OMS indicó que no puede afirmar con contundencia si
son mutaciones fundamentales, si representan un cambio significativo
o si empeorarán, por lo que necesita más información:
busca identificar la mutación y tener su imagen clínica,
para saber si es más severo o no.
Sobre las reacciones alérgicas a las vacunas, la OMS
señaló que son efectos secundarios normales y
en consonancia con las reacciones adversas de vacunas contra
gripe estacional: se han administrado unos 100 millones de dosis
en unos 40 países y en la inmensa mayoría de los
casos no se detectaron efectos secundarios . |