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Importantes reflexiones
e interrogantes sigue planteando en Colombia la muerte digna,
la eutanasia, la objeción de conciencia y la autonomía
del individuo, a las cuales se verán abocados médicos,
clínicas y hospitales, el Ministerio de Salud y familias
de los pacientes que solicitan la práctica médica
de la eutanasia, tema todavía tabú en nuestra
sociedad. |
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Así se concluyó
en el Primer Simposio de Bioética del Oriente Antioqueño:
Muerte digna y eutanasia, organizado por el Comité
de Ética Hospitalaria de Centros Especializados de San
Vicente Fundación en Rionegro (Antioquia) el pasado 27
de noviembre.
El debate sobre práctica de la eutanasia se adelanta
desde la expedición de la resolución 1216 (abril
20/15) del Ministerio de Salud sobre el procedimiento para hacer
efectivo el derecho a morir con dignidad, que cumple la Sentencia
T-970 de 2014 mediante la cual la Corte Constitucional emplazó
al gobierno a definir los trámites administrativos y
responsables que darán curso a la solicitud voluntaria
de pacientes terminales con pronóstico de muerte inminente,
de poner fin a su vida en condiciones dignas. |
Ya
hay ruta para práctica de la eutanasia
Para el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, lo que
trata de hacer la Sentencia T-970/14 es resolver el conflicto
conceptual de valores planteado por la Sentencia 239/97, la
cual señala en qué casos particulares puede primar
el derecho a la dignidad del individuo, el derecho a su autonomía,
en el caso de muerte digna. Para que ello ocurra se deben dar
2 elementos: El concepto de enfermedad terminal, cuyas circunstancias
priman sobre la protección de la vida, y un consentimiento
libre, informado e inequívoco, certeza absoluta de que
ese es el deseo de la persona y lo expresó de manera
inequívoca y libre. Si esas circunstancias coinciden,
el procedimiento de muerte digna debe ser ejecutado por un médico;
eso dice la Sentencia T-970 y ordena al Ministerio reglamentarlo,
dijo Gaviria.
La Corte ordenó al Ministerio de Salud disponer lo necesario
para que los prestadores de servicio de salud conformen los
comités interdisciplinarios, ordena a los médicos
construir un protocolo en este sentido y vuelve a exhortar al
Congreso de la República a definir este tema. Un asunto
complejo que debe decidir el Congreso, es si la eutanasia aplicaría
para menores de edad. Frente al consentimiento sustituto, el
Ministerio prefirió ser muy cauteloso y exigir un consentimiento
sustituto de verdad en voluntad previa. Y se definió
que cuando no se trata de enfermedades terminales sino crónicas
y degenerativas, no se debe aplicar la eutanasia. También
el suicidio asistido está por fuera de la resolución.
Por decirlo de alguna manera, en la resolución 1216 el
Ministerio optó por diseñar una ruta a seguir
para determinar si se aprueba o no la solicitud de un paciente
de que se le aplique la eutanasia. Es el Comité (conformado
por un abogado, un psicólogo y un médico) en últimas,
quien toma la decisión. Se está cumpliendo la
voluntad del individuo, de un enfermo terminal, puede ejecutarse
el procedimiento si el Comité dice que así sea.
El ministro considera que en la medicina moderna hay una excesiva
medicalización de la vejez y la muerte: Por una
serie de razones que tienen que ver con ciertos incentivos perversos,
muchas veces se paga en los sistemas de salud por hacer y hacer
y hacer. Sostiene que una de las cosas más complejas
del individuo es tener esa conversación sobre la muerte,
de afrontar lo inevitable, y hay razones que tienen que ver
también con nuestra mentalidad: Aquí me
voy a meter más en el ámbito de las opiniones
personales. Creo que la religión judeo-cristiana, a pesar
que promete la tierra prometida, no nos ha preparado para la
muerte. En todo caso, ese conjunto de razones económicas,
otras culturales, otras más complejas que tienen que
ver con el fuero interno de cada individuo y la dificultad de
tener estas conversaciones, nos llevan a no tomar decisiones;
y la misma tecnología que hoy invade todos los ámbitos
de la vida, no solo el de la medicina.
Siempre debe haber acompañamiento
La anestesióloga, intensivista y magíster
en Bioética, Stella Navarro, enfatizó que culturalmente
en Colombia no estamos preparados para asumir el debate sobre
eutanasia, pero llamó la atención sobre el aumento
de solicitudes de pacientes que quieren someterse a ella. Agregó:
Aquí no hay muerte digna sino otras muertes; muertes
como el encarnizamiento terapéutico, muertes como negar
tratamientos a pacientes por su estado social, económico
o situaciones geográficas. ¿Qué pasa con
la muerte digna y el acto médico, y cómo se correlacionan?
Hay que tener una actitud empática, un acompañamiento,
brindar un acompañamiento especial al paciente y al que
se va a ir.
No a la eutanasia, sí a la muerte
natural: Iglesia Católica
Jesús David Vallejo, filósofo con estudios
en Ética Biomédica, señaló que el
Corpus Vite (Cuerpo de Vida) de la Iglesia Católica defiende,
promueve y acompaña a la persona desde la concepción
hasta su muerte natural: Es un principio irrenunciable.
Se respeta la vida desde el momento de la concepción
hasta su muerte natural. Un punto firme de la Iglesia
tiene que ver con el carácter sagrado de la vida del
hombre en cuanto criatura, la primacía de las personas
sobre la sociedad y el deber congruente de la autoridad de respetar
la vida del inocente.
Señala que son muchos los cuestionamientos al protocolo
para muerte digna: No es lo mismo muerte digna o morir
con dignidad o humanización de la muerte, que eutanasia.
Es verdad que el protocolo respeta el marco jurídico
de las sentencias, obedece a las indicaciones, hace las salvedades
requeridas. Sin embargo la acción como tal de acabar
con la vida de la persona que lo solicita, atenta contra su
condición de respetarle su vida -que en últimas
él ha considerado sagrada-, y nos limita frente a la
posibilidad de ofrecerle otros mecanismos para acompañarle
en el momento final.
Por último exhortó a pensar en la salud y la muerte
desde otra perspectiva: Buena es la salud, mejor la paz,
desde la cual desarrollaron un método de asistencia a
personas angustiadas y desesperadas frente a la enfermedad,
con 3 momentos: Paz, Paciencia y Sanación, para brindar
paliativos para el dolor y la enfermedad del cuerpo y del alma.
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