MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 16    No. 209  FEBRERO DEL AÑO 2016    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 


De la ley a la vida real,
continúa polémica sobre eutanasia
María Carmenza Gómez Fernández, Periodista - elpulso@sanvicentefundacion.com
Importantes reflexiones e interrogantes sigue planteando en Colombia la muerte digna, la eutanasia, la objeción de conciencia y la autonomía del individuo, a las cuales se verán abocados médicos, clínicas y hospitales, el Ministerio de Salud y familias de los pacientes que solicitan la práctica médica de la eutanasia, tema todavía tabú en nuestra sociedad.
Así se concluyó en el “Primer Simposio de Bioética del Oriente Antioqueño: Muerte digna y eutanasia”, organizado por el Comité de Ética Hospitalaria de Centros Especializados de San Vicente Fundación en Rionegro (Antioquia) el pasado 27 de noviembre.
El debate sobre práctica de la eutanasia se adelanta desde la expedición de la resolución 1216 (abril 20/15) del Ministerio de Salud sobre el procedimiento para hacer efectivo el derecho a morir con dignidad, que cumple la Sentencia T-970 de 2014 mediante la cual la Corte Constitucional emplazó al gobierno a definir los trámites administrativos y responsables que darán curso a la solicitud voluntaria de pacientes terminales con pronóstico de muerte inminente, de poner fin a su vida en condiciones dignas.
Ya hay ruta para práctica de la eutanasia
Para el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, lo que trata de hacer la Sentencia T-970/14 es resolver el conflicto conceptual de valores planteado por la Sentencia 239/97, la cual señala en qué casos particulares puede primar el derecho a la dignidad del individuo, el derecho a su autonomía, en el caso de muerte digna. Para que ello ocurra se deben dar 2 elementos: El concepto de enfermedad terminal, cuyas circunstancias priman sobre la protección de la vida, y un consentimiento libre, informado e inequívoco, certeza absoluta de que ese es el deseo de la persona y lo expresó de manera inequívoca y libre. “Si esas circunstancias coinciden, el procedimiento de muerte digna debe ser ejecutado por un médico; eso dice la Sentencia T-970 y ordena al Ministerio reglamentarlo”, dijo Gaviria.
La Corte ordenó al Ministerio de Salud disponer lo necesario para que los prestadores de servicio de salud conformen los comités interdisciplinarios, ordena a los médicos construir un protocolo en este sentido y vuelve a exhortar al Congreso de la República a definir este tema. Un asunto complejo que debe decidir el Congreso, es si la eutanasia aplicaría para menores de edad. Frente al consentimiento sustituto, el Ministerio prefirió ser muy cauteloso y exigir un consentimiento sustituto de verdad en voluntad previa. Y se definió que cuando no se trata de enfermedades terminales sino crónicas y degenerativas, no se debe aplicar la eutanasia. También el suicidio asistido está por fuera de la resolución.
Por decirlo de alguna manera, en la resolución 1216 el Ministerio optó por diseñar una ruta a seguir para determinar si se aprueba o no la solicitud de un paciente de que se le aplique la eutanasia. Es el Comité (conformado por un abogado, un psicólogo y un médico) en últimas, quien toma la decisión. Se está cumpliendo la voluntad del individuo, de un enfermo terminal, puede ejecutarse el procedimiento si el Comité dice que así sea.
El ministro considera que en la medicina moderna hay una excesiva medicalización de la vejez y la muerte: “Por una serie de razones que tienen que ver con ciertos incentivos perversos, muchas veces se paga en los sistemas de salud por hacer y hacer y hacer”. Sostiene que una de las cosas más complejas del individuo es tener esa conversación sobre la muerte, de afrontar lo inevitable, y hay razones que tienen que ver también con nuestra mentalidad: “Aquí me voy a meter más en el ámbito de las opiniones personales. Creo que la religión judeo-cristiana, a pesar que promete la tierra prometida, no nos ha preparado para la muerte. En todo caso, ese conjunto de razones económicas, otras culturales, otras más complejas que tienen que ver con el fuero interno de cada individuo y la dificultad de tener estas conversaciones, nos llevan a no tomar decisiones; y la misma tecnología que hoy invade todos los ámbitos de la vida, no solo el de la medicina”.
Siempre debe haber acompañamiento
La anestesióloga, intensivista y magíster en Bioética, Stella Navarro, enfatizó que culturalmente en Colombia no estamos preparados para asumir el debate sobre eutanasia, pero llamó la atención sobre el aumento de solicitudes de pacientes que quieren someterse a ella. Agregó: “Aquí no hay muerte digna sino otras muertes; muertes como el encarnizamiento terapéutico, muertes como negar tratamientos a pacientes por su estado social, económico o situaciones geográficas. ¿Qué pasa con la muerte digna y el acto médico, y cómo se correlacionan? Hay que tener una actitud empática, un acompañamiento, brindar un acompañamiento especial al paciente y al que se va a ir”.
No a la eutanasia, sí a la muerte natural: Iglesia Católica
Jesús David Vallejo, filósofo con estudios en Ética Biomédica, señaló que el Corpus Vite (Cuerpo de Vida) de la Iglesia Católica defiende, promueve y acompaña a la persona desde la concepción hasta su muerte natural: “Es un principio irrenunciable. Se respeta la vida desde el momento de la concepción hasta su muerte natural”. Un punto firme de la Iglesia tiene que ver con el carácter sagrado de la vida del hombre en cuanto criatura, la primacía de las personas sobre la sociedad y el deber congruente de la autoridad de respetar la vida del inocente.
Señala que son muchos los cuestionamientos al protocolo para muerte digna: “No es lo mismo muerte digna o morir con dignidad o humanización de la muerte, que eutanasia. Es verdad que el protocolo respeta el marco jurídico de las sentencias, obedece a las indicaciones, hace las salvedades requeridas. Sin embargo la acción como tal de acabar con la vida de la persona que lo solicita, atenta contra su condición de respetarle su vida -que en últimas él ha considerado sagrada-, y nos limita frente a la posibilidad de ofrecerle otros mecanismos para acompañarle en el momento final”.
Por último exhortó a pensar en la salud y la muerte desde otra perspectiva: “Buena es la salud, mejor la paz”, desde la cual desarrollaron un método de asistencia a personas angustiadas y desesperadas frente a la enfermedad, con 3 momentos: Paz, Paciencia y Sanación, para brindar paliativos para el dolor y la enfermedad del cuerpo y del alma.
 
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