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País
y Niñez
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Problemática
de
menores infractores
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Diversos
sectores reportan el incremento en el país de delitos
cometidos por menores y adolescentes. Según el Consejo
de Política Criminal, hubo 35.000 delitos cometidos por
adolescentes el año pasado: en Cartagena, el 38% de los
crímenes cometidos por sicarios durante 2009 fueron atribuidos
por la Policía a menores de edad. |
En Medellín, se denunció que
hay niños de 14 años que ya son sicarios y menores
que a los 8 empezaron a trabajar de alguna forma para las
bandas. Otras fuentes reportan que más de 158.000 menores
fueron capturados en los últimos 5 años por
diferentes delitos. Y el Consejo Superior de la Judicatura,
informó que en 2009 sólo el 4,5%
de los menores procesados en el país bajo el Sistema
Penal Adolescente eran responsables de homicidio.
Los menores son capturados por delitos que van desde hurto
menor, venta de basuco y robo de carros, hasta asalto a mano
armada, extorsión y asesinato. Estudios recientes indican
que cerca del 90% de los menores vinculados a hechos delictivos
provienen de barrios y estratos marginales.
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En centros
de Bienestar Familiar, el 80% de los casos se asocia a alta
adicción a sustancias psicoactivas, así como el
90% se relaciona con la deserción escolar. Otro factor
es la pobreza, pues la mayoría de los menores delincuentes
proviene de zonas marginales de las grandes ciudades. Aunque
prima en los centros urbanos, en zonas rurales el problema no
es menos grave y está relacionado sobre todo, con grupos
alzados en armas. En las grandes ciudades latinoamericanas,
la delincuencia juvenil está ligada a la obtención
delictiva de bienes suntuarios de consumo. Estudios criminológicos
sobre delincuencia juvenil, señalan el carácter
multi-causal del fenómeno.
La norma legal colombiana -Ley de infancia y adolescencia de
2006-, establece que las personas menores de 14 años
no serán juzgadas ni declaradas responsables penalmente.
Y entre las sanciones aplicables a los adolescentes está
la privación de la libertad en un centro de atención
especializada entre 1 y 5 años para mayores de 16 años
que sean hallados responsables de la comisión de delitos,
cuya pena mínima establecida en el Código Penal
sea o exceda de 6 años de prisión; y entre 2 y
8 años para mayores de 14 años que sean hallados
responsables de homicidio doloso, secuestro o extorsión. |
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La realidad
muestra otras facetas: en los municipios pequeños no
hay centros especiales para la re-socialización de menores,
favoreciendo que éstos queden libres después de
cometer un delito. Regresan a su ambiente familiar, en muchos
casos disfuncional, para repetir nuevamente el ciclo. La Ley
de infancia no estableció la fuente de los recursos para
la construcción de los centros especiales.
La no imputabilidad de delitos a menores permite que los jóvenes
manipulen el sistema, queden libres, en muchos casos utilizados
por adultos que aprovechan esta circunstancia con pagos ínfimos.
Según la ley, parte de la pena privativa podría
pagarse con servicio social o presentaciones periódicas
ante el juez con compromiso de no volver a delinquir, una sanción
que para las víctimas y sus familias resulta irracional.
Muchos se preguntan: ¿Si delinquen como adultos, por
qué los juzgan como niños? Y por ello piden reformar
las normas actuales.
Ante este panorama, quedan múltiples retos. Es indispensable
fortalecer los mecanismos de rehabilitación, ya que en
los menores de edad hay mayores posibilidades de modificar determinados
comportamientos que ponen a un niño o adolescente en
conflicto con la ley. Se debe aclarar la fuente de recursos
económicos suficientes para financiar programas de reintegración
y para impulsar programas preventivos. El sistema judicial para
menores se debe fortalecer, en el sentido de masificar los centros
de rehabilitación.
Es necesario revisar los temas de la edad de imputabilidad,
endurecer o no las penas a menores infractores y endurecer penas
contra adultos que usan menores para cometer delitos. Es aceptado
internacionalmente el hacer responsable a los adolescentes de
la reparación del daño.
Desde el punto de vista de prevención hay mucho por hacer.
Una alternativa para sacar los niños y jóvenes
del ambiente violento, es mejorar su ambiente familiar mediante
programas de atención integral a la familia.
jpgq@elhospital.org.co |
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