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Trabajadores
de la salud,
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una lucha por la vida |
Paula
López Periodista, Medellín |
Foto archivo
En un ataque contra el municipio de Vigía del Fuerte,
en Antioquia, algunos de los 21 agentes de policía que
murieron fueron ejecutados mientras recibían atención
médica en el hospital local. |
Estudios
realizados por organismos como Human Rights Watch y la Organización
Mundial de la Salud, han identificado en nuestro país
220 clases de infracciones a los trabajadores de la salud
y a quienes hacen parte de la Misión Médica
y Sanitaria: contravenciones contra la vida y la libertad
personal, contra la infraestructura y contra el secreto profesional.
Entre las más recurrentes se encuentran las amenazas,
los desplazamientos forzados del personal sanitario, las muertes
de heridos y enfermos bajo protección sanitaria, las
muertes de funcionarios del sector salud causadas por los
actores armados, las retenciones de personal sanitario para
prestar servicios, y las detenciones y capturas de funcionarios
por acciones humanitarias.
En cuanto a las agresiones a la infraestructura, se presentan
ataques a ambulancias o medios de transporte sanitario, ataques
a hospitales, ocupaciones militares de unidades sanitarias,
y la conversión de ambulancias, hospitales y clínicas
en objetivos militares.
Casos aberrantes
La muerte de médicos, promotores de salud, bacteriólogos,
auxiliares de enfermería, promotores de saneamiento,
conductores, administradores, y todo tipo de personas que
desarrollaban actividades de salud en zonas de conflicto,
constituye un hecho muy grave en todos los departamentos,
hasta el punto de obligar a los hospitales a restringir o
suspender estas actividades; con lo cual se ha dificultado
aún más el panorama para la prestación
de servicios de salud en las zonas con problemas de orden
público, no necesariamente rurales sino también
urbanas.
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En Antioquia, los municipios donde se
han presentado mayor número de agresiones a los
trabajadores de la salud han sido Dabeiba, San Francisco,
Vigía del Fuerte, Peque, Yondó y San Carlos.
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La muerte
de heridos y enfermos, quienes han sido ultimados al interior
de los servicios de urgencias, los quirófanos, las salas
de hospitalización o en las ambulancias, cuando se realizaban
los traslados a hospitales de mayor complejidad, constituyen
otra violación flagrante al Derecho Internacional Humanitario.
El desconocimiento de las reglas para humanizar el conflicto,
así como el miedo de enfrentar situaciones tan complejas
y peligrosas como éstas, no pueden seguir contribuyendo
a que casos como el de Alba Rosa García Marín
queden impunes ante la mirada atónita e inerme de los
que continúan luchando por la vida en medio del fuego.
Además del dolor y la indignación que producen
estas violaciones a la Misión Sanitaria, se puede generar
una consecuencia que el país no puede darse el lujo de
permitir: que el temor y el desánimo para que las nuevas
generaciones de personal del área de la salud rechacen
la posibilidad de laborar en las zonas más apartadas
y desprotegidas del país. |
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