MEDELLÍN, COLOMBIA, SURAMERICA No. 315 DICIEMBRE DEL AÑO 2024 ISNN 0124-4388
El artículo 16 de la Constitución de 1991 establece que todas las personas tienen derecho al libre desarrollo de su personalidad sin más limitaciones que las que imponen los derechos de los demás y el orden jurídico. En virtud de este derecho, se ha reconocido la libertad sexual de las personas, otorgándoles la facultad de decidir de manera autónoma si desean o no mantener relaciones sexuales, así como con quién establecerlas.
Sin embargo, la salud sexual en Colombia tiene más aristas a tratar. Aunque el país ha avanzado en diversos aspectos en las últimas décadas, la educación sobre temas de sexualidad sigue siendo un tabú. Según estadísticas recientes de Aids Healthcare Foundation (AHF), organización de atención sanitaria, el 75 % de las mujeres colombianas y el 82 % de los hombres jóvenes no han recibido educación sexual en la escuela.
Estos datos reflejan deficiencias en la educación sexual, pese al proyecto plasmado en la Resolución 03353 del 2 de julio de 1993. Esta establece la obligatoriedad de la educación sexual en todos los establecimientos educativos del país que ofrecen programas de preescolar, básica, media y media vocacional, y enfatiza que no debe reducirse a un manual de anatomía o una lista de advertencias.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Demografía y Salud, realizada por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) en colaboración con el Ministerio de Salud y Protección Social, el conocimiento sobre los métodos anticonceptivos en Colombia es prácticamente universal, no obstante, el 65 % de hombres y mujeres de 13 a 49 años no utilizan ningún tipo de método anticonceptivo. Este porcentaje incluye al 36,6 % de mujeres, para quienes el acceso a la anticoncepción moderna sigue siendo complicado, especialmente en las zonas rurales y en contextos de pobreza.
Marta Royo, directora ejecutiva de Profamilia, institución no gubernamental, pionera en servicios de salud sexual y salud reproductiva, señaló que “desde Profamilia tenemos un proyecto que es el corazón de la organización; se llama Valiente. Llevamos desarrollándolo desde hace cinco años y consiste en utilizar la Educación Integral para la Sexualidad (EIS) para acompañar a niñas de los municipios de Caloto y Miranda en el Cauca; Bahía Solano y El Carmen de Atrato en el Chocó; Aracataca y Pivijay en Magdalena y en La Guajira, en Dibulla y Uribia, aproximadamente 14.000 niños y niñas, desde muy temprana edad, para llegar antes de esos embarazos adolescentes que tenían una incidencia muy importante en estos municipios”.
Una vida sexual responsable contribuye a la salud física y emocional y es clave para prevenir enfermedades de transmisión sexual (ETS). En este contexto, la Ley 972 de 2005, que establece normas para mejorar la atención del Estado colombiano a la población afectada por enfermedades catastróficas, en especial el VIH/SIDA, declara de interés y prioridad nacional la atención integral en la lucha contra el VIH y el SIDA.
Aunque en las zonas rurales la prevalencia de VIH tiende a ser más baja, el acceso limitado a servicios médicos y la falta de programas de prevención en estas regiones pueden contribuir a una detección tardía del virus. Por lo que las comunidades rurales enfrentan barreras culturales que dificultan el acceso a la educación sobre las enfermedades de transmisión sexual y los servicios de salud reproductiva.
Jarbas Barbosa, director de la Organización Panamericana de la Salud, enfatizó que las barreras de acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva son especialmente pronunciadas en poblaciones vulnerables, lo que da lugar a peores resultados de salud para estos grupos. “Abordar estas inequidades es fundamental para lograr la salud universal, proteger los derechos humanos, promover la igualdad de género, luchar contra la discriminación y mejorar los determinantes sociales de la salud”, afirmó.
El brindar educación sobre salud sexual de calidad permitiría que en muchos países los estudiantes adquirieran el conocimiento y las herramientas necesarias para ayudarlos a estar saludables y evitar que sean portadores del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), se contagien de enfermedades de transmisión sexual (ETS) y tengan embarazos no deseados.
Según Mariana Sanz de Santamaría, fundadora y directora de la ONG Poderosas Colombia, aún hay mucho que trabajar en autoconocimiento y autocuidado. Asimismo, expresó que “tenemos que trabajar un montón en términos educativos a nivel de diversidad e igualdad de género, para cambiar normas y estereotipos de género que es lo que más se demora, pero se logra mover”.
La persistencia de estereotipos de género, la discriminación y la carencia de recursos contribuyen a que muchas personas no ejerzan su derecho a una salud sexual responsable y a un correcto autocuidado.
Superar estos retos requiere un enfoque integral que no solo se centre en mejorar la infraestructura de salud, sino también en transformar las normas sociales y culturales que afectan estas inequidades.
Si usted está interesado en alguno de los libros de la Editorial San Vicente Fundación, ingrese al siguiente link, acceda a nuestro catálogo y realice su proceso de compra
Visitar catálogoTel: (4) 516 74 43
Cel: 3017547479
diana.arbelaez@sanvicentefundacion.com