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E n Colombia la norma de habilitación regula la sedación y posibilita la práctica de la misma por parte de médicos no anestesiólogos, de ahí que la Sociedad Colombiana de Anestesiología y Reanimación (SCARE) hiciera un llamado a las instituciones prestadoras de servicios de salud para que tengan en cuenta que en cualquier momento la atención de un paciente sedado puede complicarse y requerir la intervención de un profesional con la idoneidad para reaccionar oportunamente y salvaguardar la vida del paciente.
La Sociedad Colombiana de Anestesiología y Reanimación puso de manifiesto que durante las sedaciones los pacientes pueden presentar grados profundos de esta, con complicaciones que podrían amenazar y poner en riesgo la vida, y recordó que desde 2014 Colombia, por disposición del Ministerio de Salud, cuenta con el manual de inscripción de prestadores y habilitación de servicios de salud, incluido en la Resolución 2003, en la cual se indica que la sedación no profunda, podría ser realizada por personal médico no especializado en anestesiología, siempre y cuando cuente con certificados de formación en soporte vital y en sedación, y no involucre pacientes de alto riesgo.
Sin embargo, el doctor Mauricio Vasco, anestesiólogo y presidente de la S.C.A.R.E., afirma que “si bien la sedación es un procedimiento que presenta riesgos dependiendo de las condiciones del paciente y sus enfermedades asociadas, dicha sedación puede progresar a grados profundos caso en el cual lo ideal es que sea manejada por un anestesiólogo”.
En este sentido, el doctor Vasco señaló que debería ser importante que se regule la intensidad horaria de los cursos de sedación así como sus requisitos mínimos para que estas capacitaciones a médicos no anestesiólogos estén acordes a la complejidad de este procedimiento.
De acuerdo con Vasco, el anestesiólogo cuenta con una formación teórico-práctica que podría estar entre 3 a 4 años, lo que le permite solucionar complicaciones que son propias de la anestesia, en tanto, que para otros médicos que hacen un curso de soporte vital los cursos solo abarcan algunas horas teóricas y prácticas simuladas que no alcanzan a brindar la suficiente capacitación que requieren para resolver problemas, lo que implica que la seguridad del paciente podría estar en riesgo. “Este proceso de sedación no depende en un cien por ciento de quién lo suministre, sino de cómo se lleve a cabo el procedimiento, y las condiciones del placiente teniendo en cuenta la experticia, formación y habilidad para manejar las complicaciones lo que lo hace más seguro”.
En ese orden de ideas, las IPS deberían buscar que sus profesionales que realicen capacitaciones en sedación, lo hagan en instituciones acreditadas, para garantizar que se cumplan los estándares apropiados.
Otro llamado importante realizado por la Sociedad Colombiana de Anestesiología y Reanimación se refiere a la necesidad de evaluar previamente la posibilidad de realizar una cirugía en cualquier persona, pero especialmente en el caso de adultos mayores, por cuanto una valoración integral permite tomar decisiones acertadas.
“Ante un hecho que ponga en riesgo la vida de un paciente, algunos familiares dicen haga lo que sea necesario, pero sálvele la vida. En ese contexto, muchas veces se firma un consentimiento de cirugía, sin medir los riesgos asociados a la edad, antecedentes y estado de salud de las personas” indicó S.C.A.R.E.
“Hay casos, incluso, donde la cirugía no es la mejor opción para garantizar calidad de vida de un paciente. Sin embargo, en algunos de estos casos, sin plantear al paciente y su familia otras alternativas se decide correr el riesgo, sometiéndolo a un procedimiento que puede resultar bastante estresante”, manifestó la doctora Luz María Gómez, anestesióloga y subdirectora científica de la Sociedad Colombiana de Anestesiología y Reanimación (S.C.A.R.E).
Los cambios que la pirámide poblacional presenta a nivel mundial, mostrando una tendencia de crecimiento en la población de la tercera edad y donde Colombia no escapa a esta realidad, conlleva a que con el paso de los años, surjan nuevas enfermedades asociadas al envejecimiento y esto hace mucho más riesgosa una intervención quirúrgica. Sin embargo, según la doctora Gómez, la edad no es el único factor relevante a la hora de intervenir un paciente, porque así como hay personas de 65 años que han sido sanas, otros pacientes de la misma edad, con antecedentes de infarto, diabetes, problemas de hipertensión o falta de autonomía para movilizarse, son mucho más vulnerables y requieren una valoración integral. “Actualmente, la medicina perioperatoria, facilita que el geriatra y todo su equipo tomen un rol muy importante en el diagnóstico del paciente, con el objetivo de identificar los riesgos y enfermedades que van más allá de las concomitantes, de manera que se puedan tomar decisiones responsables e informadas”.
De igual manera, afirma la especialista que es importante incluir al adulto mayor en la toma de decisiones para que de acuerdo a su estado de salud pueda decidir, junto con su familia, si vale la pena someterse a un procedimiento quirúrgico. Si la decisión es realizar la intervención, las patologías del paciente deben tratarse y controlarse de manera previa a la cirugía; para esto es responsabilidad del paciente seguir las instrucciones del equipo de salud al pie de la letra.
“El trabajo del anestesiólogo inicia cuando evalúa al paciente antes de la cirugía; es clave en la información que se le da sobre la intervención y sus riesgos. Dentro de la cirugía el anestesiólogo vigila permanentemente el estado fisiológico del paciente, y notifica al cirujano y al resto del equipo sobre el comportamiento que está teniendo frente a la intervención, es decir si su fisiología se está alterando más de lo permitido. A su vez, el anestesiólogo sigue protocolos muy rigurosos de seguridad que ayudan a que las actuaciones se hagan de una manera sistemática, posterior a la cirugía vigila el despertar y la manera cómo reacciona el paciente una vez finalizada la intervención velando por las condiciones óptimas para ir a casa, si es ambulatorio, o para continuar su rehabilitación en una unidad de cuidado intensivo o habitación en caso de ser hospitalizado”
Finalmente S.C.A.R.E. señala que es más importante la edad física que la edad cronológica, debido a que la primera depende del estado de salud de cada individuo y se determina a través de índices de fragilidad que dimensionan el grado de susceptibilidad que tiene un paciente de acuerdo a su estado clínico; los riesgos aumentan hasta cuatro o cinco veces cuando se trata de un procedimiento de urgencias. “Tampoco hay que descuidar el seguimiento y vigilancia rigurosa a los riesgos identificados, antes, durante y después de una cirugía”.
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