MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 12    No. 150  MARZO DEL AÑO 2011    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 


En el Hospital Universitario de San Vicente Fundación
Neurocirugía sin dolor con paciente
despierto para resección de tumores
y estimulación cerebral profunda

Lady Maribel González Román - Periodista - elpulso@elhospital.org.co
Para conservar las funciones de las áreas elocuentes (motora, sensitiva, del lenguaje, auditiva y visual), en el Hospital Universitario de San Vicente Fundación se practica neurocirugía sin dolor con paciente despierto, para la extracción de tumores localizados en el cerebro. Asimismo se ofrecen procedimien-tos con paciente despierto para hacer estimulación cerebral profunda, última alternativa de tratamiento para pacientes aquejados por enfermedades tan complejas y discapacitantes como Parkinson, tremor (temblor), distonías (posturas anormales), dolor crónico severo, enfermedades psiquiátricas como depresión, esquizofrenia, trastorno obsesivo-compulsivo, anorexia, obesidad mórbida, adicciones, e incluso existe un grupo especial de pacientes con enfermedad de Alzheimer que se pueden beneficiar de este tipo de procedimientos.

Las craneotomías (apertura del cráneo) usualmente se realizan bajo anestesia general con paciente dormido, pero la craneotomía bajo anestesia local con paciente despierto y con estimulación cortical mejora significativamente el pronóstico, al permitir la resección de tumores localizados en áreas elocuentes del cerebro, conser-vando sus funciones y mini-mizando los déficits después de cirugía. “Basados en la literatura, de 10 pacientes que tengan tumor cerebral en área elo-cuente, hasta 4 de ellos puede salir con déficit neurológico des-

pués de una cirugía dormido, y solo uno si se realiza con el paciente despierto y estimulación cortical”, explica la doctora Adriana Lucia López Ríos, neurocirujana de la Universidad de Antioquia y sub-especialista en neurocirugía oncológica, base de cráneo, funcional y estereotáctica de la Universidad de Toronto, Canadá.
Craneotomía con el paciente despierto
La razón más importante para realizar craneotomía con el paciente despierto radica en la necesidad de evaluar las funciones cerebrales durante el procedimiento quirúrgico con la colaboración del paciente, reduciendo así la posibilidad de secuelas neurológicas después de las cirugías: se evalúan los movimientos, la sensibilidad, la audición, la visión y el lenguaje, tanto para hablar como para entender. También se puede examinar la escritura, la lectura, la memoria y las emociones, entre otros, durante la cirugía. Es importante aclarar que aunque también es posible estimular el área motora con el paciente dormido, los medicamentos utilizados hacen que las neuronas pierdan sensibilidad, es decir que aunque sean áreas elocuentes y sean estimuladas no presenten respuesta, y entonces se extraigan tumores que en la evaluación se pensaba que no estaban en áreas importantes, pero que al despertar los pacientes sí presentan deterioro neurológico. Por esta razón se prefiere hacer la estimulación con el paciente totalmente despierto, sin el efecto de ningún medicamento desde el principio del procedimiento.
La doctora López Ríos, coordinadora del grupo multidisciplinario de este programa en el Hospital Universitario, explica que más importante que extraer todo el tumor, es tratar de resecar lo máximo posible pero en forma segura, de tal manera que después de cirugía el paciente conserve al máximo sus funciones neurológicas. Además, según la clasificación del tumor, el tratamiento se puede complementar con radioterapia y quimioterapia. “Es preferible que el paciente salga de cirugía con parte del tumor, a resecarlo completamente y que el paciente salga paralizado o sin poder hablar o entender”, refiere la neurocirujana.
La doctora López Ríos explica cómo se realiza esta cirugía: “La cirugía aunque es despierta, se realiza sin dolor: para esto se le aplica anestesia local al paciente en la frente y alrededor de la cabeza. La cabeza se fija y se verifica que quede en posición cómoda, ya que debe permanecer así algunas horas. Se incide la piel, se retira el fragmento de hueso, se abre la duramadre y con la corteza cerebral expuesta se realiza la estimulación cortical: para esto se utiliza una pinza con dos bolitas en la punta, que transmite energía a las neuronas. La corteza cerebral es un mapa del cuerpo: si estamos evaluando la parte motora, existe un área específica para el pie, el muslo, cada dedo de la mano, el brazo, los labios, la cara, y así para todo el cuerpo.
Cuando con la pinza se toca la corteza de la mano, el paciente involuntariamente moverá su mano, indicando al grupo quirúrgico que esa área aunque tenga tumor no se debe extraer, ya que el paciente podría salir sin poder mover la mano. Se mapea así toda la corteza a evaluar y se decide lo que es prudente resecar, sin dejar mayores lesiones. Una vez definida el área de resección, el anestesiólogo aplica medicamentos al paciente que le permitan dormir mientras se termina el procedimiento, porque ya no es indispensable su colaboración”.
Este procedimiento se puede realizar en pacientes desde los 7 años y no tiene límite superior de edad. “Todo depende del paciente y de su colaboración; por eso no todos los pacientes con tumores son aptos para realizar esta cirugía, es indispensable analizar e individualizar cada caso, y entrenar al paciente explicándole muy bien en qué consiste el procedimiento, ya que es fundamental su colaboración”, aclara la sub-especialista.
Desde agosto de 2010, en el Hospital Universitario de San Vicente Fundación se realizan procedimientos de craneotomía con estimulación cortical para resección de lesiones cerebrales con la técnica de paciente despierto, y actualmente la frecuencia promedio es de uno semanal. El paciente más joven intervenido tenía 17 años y el mayor 75 años.
Estimulación cerebral profunda
La estimulación cerebral profunda es un procedimiento quirúrgico mediante el cual se implantan electrodos en estructuras específicas del cerebro, que mediante cables conectados a un generador eléctrico o pila, envía energía a las neuronas elegidas para cambiar los síntomas de múltiples enfermedades.
Es utilizado básicamente en 3 áreas específicas: Movimientos anormales, psiquiatría y dolor de difícil manejo. Existe entonces un amplio grupo de pacientes que se puede beneficiar del procedimiento, como aquellos que sufren la Enfermedad de Parkinson, tremor (temblor), distonías (posturas anormales), dolor crónico severo, enfermedades psiquiátricas como depresión, esquizofrenia, trastorno obsesivo-compulsivo, anorexia, obesidad mórbida y adicciones, entre otros, e incluso grupos importantes en el mundo están manejando la enfermedad de Alzheimer con este tipo de cirugías.
Es fundamental aclarar que este procedimiento nunca es primera opción. Se debe estar completamente seguro que el paciente recibió todo tipo de tratamiento existente disponible en el medio para su patología. Cuando todos los recursos se han intentado y no se controla la enfermedad, se opta por ofrecer la estimulación cerebral profunda, cumpliendo criterios específicos para cada diagnóstico e individuales para cada paciente.
Este procedimiento tiene varios pasos, explica la doctora López Ríos: “Primero, es necesario ponerle al paciente un marco estereotáctico o aro alrededor de la cabeza, y con él tomar imágenes especializadas del cerebro con resonancia magnética para ubicar las estructuras anatómicas milímetro a milímetro. Con el paciente despierto y bajo anestesia local sin dolor, se abren dos pequeños agujeros en el cráneo del tamaño de una moneda de 100 pesos, en la parte superior de la frente en el área cubierta por el cabello. Por estos agujeros se introducen finos y delgados electrodos diferentes a los definitivos, con los cuales se graba el sonido y las gráficas de las neuronas: el cerebro tiene diferentes capas neuronales y cada una emite sonidos y trazos electroencefalográficos característicos. Con la imagen anatómica de la resonancia magnética cerebral, el sonido y la gráfica de las neuronas, se ubica la estructura cerebral adecuada para implantar los electrodos definitivos. Luego se conectan éstos a un sistema de delgados cables que se pasan por debajo de la piel del cuero cabelludo y del cuello, para conectarse al generador eléctrico o pila en la parte anterior del tórax. Durante la ubicación del área cerebral, el paciente debe permanecer despierto porque debe ayudarnos a ubicar la estructura ideal mediante la evaluación de funciones, pero en la implantación de los cables y la pila no es necesaria su colaboración, y el paciente es dormido”.
Beneficios al 70%
Como regla general, la estimulación cerebral profunda presenta buenos resultados hasta en el 70% de los casos y mejora la sintomatología hasta en un 70%. Es la llamada ley del 70-70. “Se debe tener muy presente que este tratamiento no es mágico ni alivia a todos los pacientes. De 100 pacientes operados 70 se pueden mejorar y no se alivian del todo, sino que puede haber mejoría hasta en el 70% de los síntomas”, afirma la neurocirujana.
Fortaleza competitiva: interdisciplinariedad
Para realizar estos procedimientos, el Hospital Universitario de San Vicente Fundación cuenta con un equipo multidisciplinario de diferentes especialidades que evalúan cada caso, para identificar si son pacientes susceptibles o no de ser intervenidos con esta técnica. El grupo lo integran: neurólogo clínico, fisiatra, genetista, anestesiólogo, neuropsicólogo, psiquiatra, toxicólogo, trabajadora social, salud ocupacional, médico de dolor, terapista de familia, enfermera profesional, electro-fisiólogo y el neurocirujano. Para que un paciente ingrese al programa de neurocirugía funcional, debe reservar una cita en Consulta externa del Hospital Universitario.
Seguimiento a la recuperación: fundamental
La escogencia del paciente y la cirugía en sí, son solo los primeros escalones en este tipo de tratamientos. El seguimiento posterior a la cirugía es de vital importancia, ya que durante este tiempo se programa el generador eléctrico o pila para enviar la energía necesaria a los electrodos en el cerebro y así mejorar los síntomas de los pacientes según la enfermedad. “Por esta razón nuestro hospital incluye en los paquetes de atención, tres meses de seguimiento durante los cuales los pacientes son evaluados hasta dos veces por semana por el grupo multidisciplinario, hasta lograr el mayor control de los síntomas”, concluye la sub-especialista.
 
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