MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 3    NO 36    SEPTIEMBRE DEL AÑO 2001    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 

Médicos blancos e indígenas
comparten experiencias con plantas
Biodiversidad y medicamentos
Corresponsal en Cali
La biodiversidad que existe en Colombia permitiría el desarrollo de una industria de insumos para medicamentos, e incluso para la fabricación de los mismos.
Lo que estamos buscando es generar conciencia en el Valle de Cauca de que todavía hay muchas posibilidades de desarrollo en cuanto a la biodiversidad. No importa la recesión, la violencia o que muchas compañías se han ido del país. Aún así, se pueden organizar empresas con grandes potenciales para la humanidad".
Este objetivo general, explicado por Óscar Gutiérrez, jefe de Farmacología de la Universidad del Valle, fue la base fundamental del primer simposio sobre ´Biodiversidad como fuente de nuevos medicamentos´, y del ´VIII Congreso Colombiano de Farmacología y Terapéutica´, realizados en Cali a mediados del mes anterior.
Para el bacteriólogo de la Universidad del Valle William David Criollo, "el Congreso de Farmacología buscó dar a conocer lo nuevo que hay en terapéutica y las novedades farmacológicas para el tratamiento de enfermedades como el cáncer, el sida y la tuberculosis".
De la misma manera, señala que el Simposio sobre Biodiversidad se enfocó en "la búsqueda de nuestras raíces y en el estudio de cómo se emplean las matas que usaban nuestros antepasados en la medicina y enseñar que de esas plantas se pueden obtener antibióticos y gran cantidad de fármacos que ya extraen grandes laboratorios comerciales, que sintetizan proteínas y crean un medicamento, pero eso podríamos hacerlo nosotros mismos si nos fuéramos a zonas como la del Pacífico, donde existen árboles y plantas que nos servirían para sacar esos extractos".
Y es que es tal la riqueza natural en el Pacífico colombiano que en ambos eventos se discutió sobre cómo manejar responsablemente la biodiversidad en esta zona del país.
Diversidad cultural
La riqueza que se demostró en estos eventos también fue cultural, pues médicos, farmaceutas y biólogos de las ciudades se dieron cita con médicos indígenas, provenientes de México, Putumayo, Caquetá y Amazonas, quienes compartieron sus conocimientos ancestrales.
Sobre este intercambio de experiencias, el etnobiólogo de la Universidad del Valle, Guillermo Potes señala que es tal el cuidado que hace el nativo de su medio que, agrega Potes, por ejemplo en el Chocó y en la zona costera del Valle del Cauca, las comunidades preguntan a los investigadores sobre sus objetivos y los beneficios que van a recibir. Es que en el pasado ya han sido engañados, debido a que muchos explotaban su medio sin ni siquiera pedirles permiso.
"En este momento hay que contar con las comunidades, porque antes se llegaba con los proyectos a las zonas donde habitan sin tomarlas en cuenta. Ahora es diferente. Los proyectos surgen de las comunidades y se brinda una asesoría mutua, lo que resulta altamente gratificante", agrega el etnobiólogo.
Por su parte, Francisco Paiguaje, proveniente del resguardo Bellavista, en el Putumayo, manifesta que las comunidades indígenas respetan la medicina ejercida "por los blancos" en las ciudades. Sostiene, además, que su cultura y su medicina están abiertas para que las otras personas "nos conozcan y nos entiendan mejor".
Explotación internacional
Sin embargo, el Simposio sobre Biodiversidad también fue escenario de varios llamados de atención por parte de los médicos indígenas. Otro de ellos, Julio Paiguaje, manifiesta su preocupación debido a que muchas de sus plantas medicinales han sido extraídas sin permiso de la madre tierra "por manos inescrupulosas".
Las comunidades se quejan de que remedios como el sagregado, la uña de gato y el yaco, entre otros, están siendo llevados a otros países por laboratorios que no reconocen su legado.
Luciano Mutumbajoy, otro de los denominados curacas, señala que también les preocupa cómo muchos falsos indígenas amazónicos engañan a la gente, ya que no pertenecen a los resguardos ni tienen la sabiduría para aliviar a nadie. "Nos afecta que tomen nuestro nombre sin ser indígenas. Si un curaca no está reconocido por nuestros taitas, no puede curar", agrega el médico indígena.
Aprovechar sin causar daño
Oscar Gutiérrez es claro en afirmar que el país no puede estar ausente de la producción de medicinas debido a la gran variedad de plantas que existen en el territorio colombiano, "pero, como tenemos un gran potencial de desarrollo en la biodiversidad, debemos explotarlo de manera sostenible y adecuada, con el fin de generar las suficientes condiciones de salud, bienestar, vivienda y educación para todos los colombianos".
"Cuando hablamos de un manejo sostenible, nos referimos a que no hay que acabar con el bosque, que es donde está la mayoría de la biodiversidad. Sin embargo, el conocimiento de ésta lo tienen las comunidades y no nosotros. Son ellas quienes por milenios han ido acumulando todos los conocimientos botánicos, son expertos y muy posiblemente más sabios que cualquiera de los profesionales egresados de nuestras universidades", destaca Gutiérrez.
El Jefe de Farmacología de la Universidad del Valle explica también que los indígenas clasifican las plantas medicinales " de una manera diferente a como nosotros lo hacemos" y resulta ser más ajustada, lo que les permite utilizar estas especies en forma mucho más selectiva.
"No sólo eso, sino que las mismas comunidades son las guardianes de esta biodiversidad, por eso tenemos que reconocer esa labor y ese valor, para poder entrar a establecer relaciones en igualdad de condiciones", indica.
Pero Gutiérrez explica que la biodiversidad colombiana se "está arrasando a razón de 800 mil hectáreas por año", la gran mayoría de estos daños son generados por colonos pobres que lo hacen como una forma de subsistencia.
"La pérdida de cada hectárea de bosques supone un daño irremediable de miles de especies que podrían tener dentro de ellas las plantas que se pueden usar para la búsqueda de medicamentos que permitan curar enfermedades o mejorar los tratamientos ya existentes. Hay que crear conciencia sobre el cuidado de la biodiversidad y entender que hay que cuidarla y que Colombia, con el 0.7% de la extensión de la superficie de la tierra, posee el 10% de las aves, el 15% de los primates y el 18% de los mamíferos del mundo", sostiene el Jefe de Farmacología.
Frente a la generación de empresas farmacéuticas, William David Criollo otro de los organizadores del certamen-, es partidario de que en el país se pueden explotar nuestros propios productos sin recurrir a laboratorios extranjeros y respalda su posición al indicar que durante el evento se presentaron pautas sobre la generación de desarrollo sostenible a partir de la biodiversidad y el trabajo con las comunidades indígenas.
"Lo primero que hay que hacer es enseñar a los estudiantes en las universidades la importancia de generar proyectos de investigación. Que no se queden en las mesas, sino que cumplan con las etapas de desarrollo", sostiene Criollo.
Sobre este tema, Gutiérrez agrega que una de las razones de la poca explotación de los recursos de Colombia responde a un fenómeno de aculturación. "Cuando llegaron los españoles, algunos reportaron el uso de las plantas que hacían los indígenas, pero los asociaban con prácticas de brujería y magia y los condenaron y nos impusieron las plantas que ellos traían. Hasta fines del siglo XIX el 100% de los medicamentos eran provenientes de plantas. Esta aculturación hizo que nosotros despreciáramos el conocimiento de los chamanes y lo catalogamos como algo sin valor o como una cuestión folclórica".
Medicina indígena en las universidades
"Universidades como la del Valle, la de Antioquia, la Nacional y otras, tienen programas de investigación de plantas medicinales y validación de sus propiedades, pero son muy locales y puntuales y no corresponden a un proyecto nacional, concertado, estructurado. Hay que hacer un esfuerzo más grande frente a esto", asevera el Jefe de Farmacología de la Universidad del Valle.
Finalmente, los organizadores del Congreso de Farmacología y del Simposio sobre la Biodiversidad dijeron estar convencidos de que el certamen despertó, en gran parte de los asistentes, la conciencia necesaria para generar el desarrollo y la producción de medicamentos.
"Una de las reflexiones está enmarcada dentro del plano educativo. Ya se acaba de aprobar que se pueda crear una facultad de medicina indígena que pueda tener créditos académicos, que permita perpetuar, conservar y clasificar el saber de los médicos de esas comunidades", concluye Oscar Gutiérrez.
Así, el saber de quienes logran escuchar las enseñanzas de la madre tierra, podrán desarrollar aún más su conocimiento y potencializarlo en beneficio de sus comunidades y la humanidad en general.
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