Lo que estamos buscando es generar conciencia
en el Valle de Cauca de que todavía hay muchas posibilidades
de desarrollo en cuanto a la biodiversidad. No importa la
recesión, la violencia o que muchas compañías
se han ido del país. Aún así, se pueden
organizar empresas con grandes potenciales para la humanidad".
Este objetivo general, explicado por Óscar Gutiérrez,
jefe de Farmacología de la Universidad del Valle, fue
la base fundamental del primer simposio sobre ´Biodiversidad
como fuente de nuevos medicamentos´, y del ´VIII
Congreso Colombiano de Farmacología y Terapéutica´,
realizados en Cali a mediados del mes anterior.
Para el bacteriólogo de la Universidad del Valle William
David Criollo, "el Congreso de Farmacología buscó
dar a conocer lo nuevo que hay en terapéutica y las
novedades farmacológicas para el tratamiento de enfermedades
como el cáncer, el sida y la tuberculosis".
De la misma manera, señala que el Simposio sobre Biodiversidad
se enfocó en "la búsqueda de nuestras raíces
y en el estudio de cómo se emplean las matas que usaban
nuestros antepasados en la medicina y enseñar que de
esas plantas se pueden obtener antibióticos y gran
cantidad de fármacos que ya extraen grandes laboratorios
comerciales, que sintetizan proteínas y crean un medicamento,
pero eso podríamos hacerlo nosotros mismos si nos fuéramos
a zonas como la del Pacífico, donde existen árboles
y plantas que nos servirían para sacar esos extractos".
Y es que es tal la riqueza natural en el Pacífico colombiano
que en ambos eventos se discutió sobre cómo
manejar responsablemente la biodiversidad en esta zona del
país.
Diversidad cultural
La riqueza que se demostró en estos eventos también
fue cultural, pues médicos, farmaceutas y biólogos
de las ciudades se dieron cita con médicos indígenas,
provenientes de México, Putumayo, Caquetá y
Amazonas, quienes compartieron sus conocimientos ancestrales.
Sobre este intercambio de experiencias, el etnobiólogo
de la Universidad del Valle, Guillermo Potes señala
que es tal el cuidado que hace el nativo de su medio que,
agrega Potes, por ejemplo en el Chocó y en la zona
costera del Valle del Cauca, las comunidades preguntan a los
investigadores sobre sus objetivos y los beneficios que van
a recibir. Es que en el pasado ya han sido engañados,
debido a que muchos explotaban su medio sin ni siquiera pedirles
permiso.
"En este momento hay que contar con las comunidades,
porque antes se llegaba con los proyectos a las zonas donde
habitan sin tomarlas en cuenta. Ahora es diferente. Los proyectos
surgen de las comunidades y se brinda una asesoría
mutua, lo que resulta altamente gratificante", agrega
el etnobiólogo.
Por su parte, Francisco Paiguaje, proveniente del resguardo
Bellavista, en el Putumayo, manifesta que las comunidades
indígenas respetan la medicina ejercida "por los
blancos" en las ciudades. Sostiene, además, que
su cultura y su medicina están abiertas para que las
otras personas "nos conozcan y nos entiendan mejor".
Explotación internacional
Sin embargo, el Simposio sobre Biodiversidad también
fue escenario de varios llamados de atención por parte
de los médicos indígenas. Otro de ellos, Julio
Paiguaje, manifiesta su preocupación debido a que muchas
de sus plantas medicinales han sido extraídas sin permiso
de la madre tierra "por manos inescrupulosas".
Las comunidades se quejan de que remedios como el sagregado,
la uña de gato y el yaco, entre otros, están
siendo llevados a otros países por laboratorios que
no reconocen su legado.
Luciano Mutumbajoy, otro de los denominados curacas, señala
que también les preocupa cómo muchos falsos
indígenas amazónicos engañan a la gente,
ya que no pertenecen a los resguardos ni tienen la sabiduría
para aliviar a nadie. "Nos afecta que tomen nuestro nombre
sin ser indígenas. Si un curaca no está reconocido
por nuestros taitas, no puede curar", agrega el médico
indígena.
Aprovechar sin causar daño
Oscar Gutiérrez es claro en afirmar que el país
no puede estar ausente de la producción de medicinas
debido a la gran variedad de plantas que existen en el territorio
colombiano, "pero, como tenemos un gran potencial de
desarrollo en la biodiversidad, debemos explotarlo de manera
sostenible y adecuada, con el fin de generar las suficientes
condiciones de salud, bienestar, vivienda y educación
para todos los colombianos".
"Cuando hablamos de un manejo sostenible, nos referimos
a que no hay que acabar con el bosque, que es donde está
la mayoría de la biodiversidad. Sin embargo, el conocimiento
de ésta lo tienen las comunidades y no nosotros. Son
ellas quienes por milenios han ido acumulando todos los conocimientos
botánicos, son expertos y muy posiblemente más
sabios que cualquiera de los profesionales egresados de nuestras
universidades", destaca Gutiérrez.
El Jefe de Farmacología de la Universidad del Valle
explica también que los indígenas clasifican
las plantas medicinales " de una manera diferente a como
nosotros lo hacemos" y resulta ser más ajustada,
lo que les permite utilizar estas especies en forma mucho
más selectiva.
"No sólo eso, sino que las mismas comunidades
son las guardianes de esta biodiversidad, por eso tenemos
que reconocer esa labor y ese valor, para poder entrar a establecer
relaciones en igualdad de condiciones", indica.
Pero Gutiérrez explica que la biodiversidad colombiana
se "está arrasando a razón de 800 mil hectáreas
por año", la gran mayoría de estos daños
son generados por colonos pobres que lo hacen como una forma
de subsistencia.
"La pérdida de cada hectárea de bosques
supone un daño irremediable de miles de especies que
podrían tener dentro de ellas las plantas que se pueden
usar para la búsqueda de medicamentos que permitan
curar enfermedades o mejorar los tratamientos ya existentes.
Hay que crear conciencia sobre el cuidado de la biodiversidad
y entender que hay que cuidarla y que Colombia, con el 0.7%
de la extensión de la superficie de la tierra, posee
el 10% de las aves, el 15% de los primates y el 18% de los
mamíferos del mundo", sostiene el Jefe de Farmacología.
Frente a la generación de empresas farmacéuticas,
William David Criollo otro de los organizadores del certamen-,
es partidario de que en el país se pueden explotar
nuestros propios productos sin recurrir a laboratorios extranjeros
y respalda su posición al indicar que durante el evento
se presentaron pautas sobre la generación de desarrollo
sostenible a partir de la biodiversidad y el trabajo con las
comunidades indígenas.
"Lo primero que hay que hacer es enseñar a los
estudiantes en las universidades la importancia de generar
proyectos de investigación. Que no se queden en las
mesas, sino que cumplan con las etapas de desarrollo",
sostiene Criollo.
Sobre este tema, Gutiérrez agrega que una de las razones
de la poca explotación de los recursos de Colombia
responde a un fenómeno de aculturación. "Cuando
llegaron los españoles, algunos reportaron el uso de
las plantas que hacían los indígenas, pero los
asociaban con prácticas de brujería y magia
y los condenaron y nos impusieron las plantas que ellos traían.
Hasta fines del siglo XIX el 100% de los medicamentos eran
provenientes de plantas. Esta aculturación hizo que
nosotros despreciáramos el conocimiento de los chamanes
y lo catalogamos como algo sin valor o como una cuestión
folclórica".
Medicina indígena en las
universidades
"Universidades como la del Valle, la de Antioquia, la
Nacional y otras, tienen programas de investigación
de plantas medicinales y validación de sus propiedades,
pero son muy locales y puntuales y no corresponden a un proyecto
nacional, concertado, estructurado. Hay que hacer un esfuerzo
más grande frente a esto", asevera el Jefe de
Farmacología de la Universidad del Valle.
Finalmente, los organizadores del Congreso de Farmacología
y del Simposio sobre la Biodiversidad dijeron estar convencidos
de que el certamen despertó, en gran parte de los asistentes,
la conciencia necesaria para generar el desarrollo y la producción
de medicamentos.
"Una de las reflexiones está enmarcada dentro
del plano educativo. Ya se acaba de aprobar que se pueda crear
una facultad de medicina indígena que pueda tener créditos
académicos, que permita perpetuar, conservar y clasificar
el saber de los médicos de esas comunidades",
concluye Oscar Gutiérrez.
Así, el saber de quienes logran escuchar las enseñanzas
de la madre tierra, podrán desarrollar aún más
su conocimiento y potencializarlo en beneficio de sus comunidades
y la humanidad en general.
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