Empecemos por recordar que el Sistema
General de Seguridad Social de Salud se planteó sobre
el supuesto de un crecimiento paulatino del régimen
contributivo, el igualamiento en el año 2001 del contributivo
y el subsidiado, previa absorción por éste último
de la mal llamada población "vinculada".
En otras palabras, estaba planteado un sistema de salud que
cubriría a toda la población -universal-, que
tendría un único plan de beneficios -el del
régimen contributivo- y que contaría con ingresos
propios, dado que la plataforma sobre la que descansaría
el SGSSS sería una amplia base de cotizantes. Todos
sabemos que algunos de los supuestos macroeconómicos
necesarios para conseguir esa meta de cobertura total y el
igualamiento de los planes de beneficios fueron excesivamente
optimistas, o que por la difícil coyuntura económica
de los últimos dos lustros, simplemente algunos no
se dieron, pero ello no nos puede hacer perder de vista el
concepto obvio que buscaba la reforma, cual era el logro de
un sistema de salud autosostenible y viable en el tiempo.
El estado actual de las cosas puede sernos más claro
observando la gráfica anexa, que muestra una pirámide
invertida en la que la totalidad de su superficie representa
44 millones de colombianos y que se divide en población
vinculada, regímenes especiales, régimen subsidiado,
y régimen contributivo que a su vez diferencia su número
de cotizantes, los cuáles son aproximadamente solo
6'000.000 y sobre los que recae buena parte de la responsabilidad
de mantener al sistema: En el régimen contributivo
son quienes soportan a sus familias -con una densidad familiar
ampliándose y una densidad salarial rediciéndose-.
En el régimen subsidiado aportan un punto de solidaridad,
y del aparato productivo del cual hacen parte salen vía
impuestos los recursos del Sistema General de Participaciones;
igualmente, los recursos para atender a la población
vinculada expresan un aporte indirecto de quienes hacen parte
del aparato productivo; y los regímenes especiales,
esos lastres que desconsuela mostrar quizá con excepción
de las fuerzas militares-, no aportan nada y por el contrario
son una penosa carga para el sistema.
Podrá entenderse que una estructura como una pirámide,
apoyada en una estrecha base es inestable, y requerirá
de varios apoyos para mantenerse estable.
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Aunque
comporte mejorías en los índices de cobertura
y mitigue en el corto plazo las necesidades de salud de muchos
colombianos, en el largo plazo representa un problema de importantes
proporciones
Depender del régimen subsidiado cada vez más,
plantea varias cuestiones preocupantes: ¿Para qué
diseñar y mantener un sofisticado y complejo sistema
de salud, si su mayoría de usuarios van a recibir un
subsidio? ¿Tendrán otros gobiernos futuros la
misma disposición para aumentar la base de subsidios?
¿No se afecta negativamente la autogestión del
sistema de salud? ¿De dónde van a salir los recursos
para mantener y crecer la población del subsidiado? ¿No
se desestimula la afiliación al régimen contributivo?
Estos, entre otros interrogantes.
Es urgente lograr que el sistema de salud crezca por donde debe
ser, por el régimen contributivo: La única forma
de asegurar sostenibilidad y crecimiento en el largo plazo,
es el aporte de las personas y no un subsidio. Deben, el Consejo
Nacional de Seguridad Social en Salud y el Ministerio de la
Pro-tección Social, buscar fórmulas para fortalecer
el régimen contributivo, de manera que le ayuden al sistema
a tomar la senda hacia un equilibrio financiero que nunca ha
tenido. |