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Torre
de Babel
Conrado
Gómez Vélez Especialista en salud pública
y en evaluación social de proyectos. Magíster
en ciencias políticas
elpulso@elhospital.org.co
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Algo que resulta sorprendente
es que llevemos varios años en Colombia sin un sistema
de información en salud adecuado, veraz y oportuno. Mucho
menos si tenemos en cuenta que el de nuestro país es
un sistema de aseguramiento, en donde la información
es el insumo principal que permite conocer la siniestralidad,
el estado de salud de las personas, y por lo tanto el costo
presente y futuro de su carga de enfermedad.
No es un problema sencillo, ni siquiera de comprender. Por una
parte no se pueden mitificar los alcances del sistema de información
que teníamos antes de la reforma, porque si bien daba
cuenta del uso de servicios en la red pública y adscrita,
esta misma información no se obtenía del ISS ni
de la red privada. Tampoco conocíamos el comportamiento
de los costos o de otras cosas tan importantes como recursos
humanos; de allí que la red pública acumulara
una deuda laboral tan cuantiosa que la solución dada
por sucesivas reestructuraciones viene resultando una medida
sumamente dolorosa y según otros llamada a fracasar.
Sin embargo, ese sistema estaba diseñado para trabajar
con muy poca información o por lo menos datos de los
que exige un sistema de seguros. En segundo lugar, entrando
en el sistema actual, no han sido pocos los avances que el país
ha dado en temas como recaudo, compensación, afiliación
e incluso costos. Pero esos avances no son suficientes y en
conjunto no construyen un sistema de información.
Tampoco ha faltado iniciativa en los ministros. Uno a uno han
venido proponiendo su sistema de información, acompañándolo
con diversas investigaciones definidas para conocer aspectos
puntuales de su interés o del propósito de su
equipo de trabajo; esfuerzos que no siempre han sido entendidos
o recogidos por sus sucesores. Pero la verdad es que ni siquiera
para los funcionarios, apoyados por la institucionalidad, ha
sido fácil obtener un consenso sobre los contenidos y
las obligaciones del sistema de información, y mucho
menos lograr el apoyo unificado de los diferentes actores del
sistema, o de quienes tienen que rendir la información,
porque como se recordará, estos grupos siempre han salido
por turnos a decir cada vez que existe una iniciativa, que ésta
es absurda o costosa o que no se puede aplicar por una y mil
razones más. |
Que la información
sea un factor fundamental de poder y una garantía
de la democracia, es algo que no se puede pasar de vista
para entender y solucionar este problema.
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Confusión
Al final, lo que tenemos es una torre de Babel, contando que
ni siquiera hemos logrado unificar la codificación ni
la denominación de los procedimientos y servicios como
proponía el CUPS (Código Unificado de Procedimientos
y Servicios), y porque lo que quedó funcionando de los
RIPS (Registros Individuales de Prestación de Servicios)
a la buena voluntad de los intervinientes, no da para seguir
de una forma razonable el comportamiento de salud y enfermedad
de los colombianos.
¿A que se debe esta tortuosidad? Sería muy bueno
preguntarle a los ministros y funcionarios actuales y a los
de otras administraciones lo que pasa para saberlo, pero mientras
tanto es bueno tener presente que la información es,
o el principal recurso de poder o uno de los más importantes,
y que es indispensable para actuar. Otra cuestión principal
de esta discusión, es que la información constituye
una garantía esencial en las democracias, esencial para
el buen gobierno, porque las burocracias se construyen a través
de "representantes" del soberano, que adquieren por
ser elegidas un mandato, pero a cambio de que informen a la
sociedad de sus acciones, quedando la rendición de cuentas
como una garantía fundamental y no simplemente como una
formalidad.
La información: factor de poder
Que la información sea un factor fundamental de poder
y una garantía de la democracia, es algo que no se puede
pasar de vista para entender y solucionar este problema por
varias razones.
1. Como la información constituye un factor de poder,
es disputada por diversas organizaciones e interesados, y en
general por todos aquellos que actúen en competencia
por los bienes públicos y privados. De allí que
el Estado sea responsable de garantizar la información
que por su significación ha de ser pública, obligando
a quienes la producen a rendirla. Factor que ha venido a convertirse
en un asunto sustancial en el sistema de salud colombiano, porque
la delegación de la afiliación y de otras funciones
públicas que se hizo a compañías o entidades
privadas, se ha vuelto una barrera inquebrantable, que transforma
el conocimiento en un recurso de competencia y estrategia, reservado
para quienes participan en un concepto de mercado regulado como
el nuestro.
2. La información cuesta. Para obtenerla, las compañías
llenan pisos enteros de oficinistas y compran infraestructuras
enormes, dedicadas a confeccionarle los informes que exigen
la administración de impuestos, las superintendencias,
las secretarías de salud y demás. Poca voluntad
tienen por lo tanto para producir datos que no estén
plenamente justificados o que sean diferentes de aquellos que
garantizan sus utilidades o de los que les obligan los reglamentos.
3. La información acompaña la voluntad política
y expresa las visiones de la relación vigente de Estado
y Sociedad. Es decir, refleja los intereses y las preocupaciones
tanto de quienes gobiernan como de quienes actúan de
una u otra manera en la arena económica y social. Esto
hace que, siendo muy activos los grupos de interesados y de
presión, la voluntad de la sociedad civil se vea en desventaja
para lograr la información y las decisiones que le sean
útiles o que sirvan a su servicio. Por eso una obligación
principal de los gobernantes consiste en acercarse a la población
por entre los grupos de interesados para informarlos, y con
su apoyo exigirles a los agentes económicos la parte
que deben dar a la ciudadanía.
El peso de la visión del Estado
Un elemento fundamental para concluir
esta reflexión, es que existen diferentes visiones sobre
el Estado, y por tanto sobre lo que ha de ser publico o privado,
y que justamente la Ley 100 de 1993 cambió estos balances
en el marco de la reforma de los años noventa.
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Esta diferencia explica por qué
algunos consideran que el Estado no es responsable de
conocer sobre las enfermedades de las personas o sobre
lo que haga para resolverlas, sino de ofrecerles medios
económicos para comprar los servicios que requieran,
sea dándoles un seguro o creando los medios para
que lo tengan. Otros en cambio consideran que el Estado
es responsable de ofrecer los servicios a todos los colombianos
y de garantizar la salud como un derecho. Esto quiere
decir por supuesto, que debe informarse y actuar hasta
esas fronteras. No es una discusión de cualquier
envergadura, porque como se sabe, mientras la administración
actual desarrolla la visión de la Protección
Social, con sus perspectivas y limitaciones, mientras
otros optan por concepciones diferentes, cada una por
supuesto tiene un concepto de sistema de información
y de acción distinto. Por eso en estos momentos
resulta fundamental que el ministerio intensifique sus
reflexiones y la discusión sobre el sistema de
protección social, y sobre la manera en la que
la salud está considerada en él, haciendo
extensiva la discusión de los instrumentos operativos
y de información que se requieren. En esta discusión
debe incluirse el concepto y la garantía de la
salud pública. |
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La información es disputada por
diversas organizaciones e interesados, y en general por
todos aquellos que compiten por los bienes públicos
y privados. La información cuesta. La información
acompaña la voluntad política y expresa las
visiones de la relación vigente de Estado y Sociedad.
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Como
no se actúa sobre lo que no se conoce bien, hay que ver
que cuando se lamenta la ausencia de salud pública en
la reforma, porque la Ley 100 no se la propone o porque según
el parecer de otros le es contraproducente, esto tiene mucho
que ver con el sistema de información. De otro modo,
sería un buen comienzo y se haría mucho por la
salud pública, si se lograra construir un mejor sistema
de información que le permita a la gente conocer la evolución
y el comportamiento de su salud y de la enfermedad, para que
actúe y solicite los recursos y conductas necesarias
para atenderlos. También para que los actores políticos
y los expertos en el tema puedan actuar mejor |
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