MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 6    NO 79    ABRIL DEL AÑO 2005    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 

Esperanza por nuevo hospital universitario en Cartagena
La entidad ya estaría constituida en papel y tendría gerente
Redacción El Pulso - elpulso@elhospital.org.co
El “nuevo” Hospital Universitario del Caribe reemplazaría al Hospital Universitario de Cartagena, en proceso de liquidación. Con él se espera aliviar un poco la crisis en que ha estado sumida la ciudad por la falta de entidades, especialmente públicas, que garanticen la atención en salud.
Los habitantes de Cartagena, en especial los más pobres y vulnerables afiliados al régimen subsidiado y los “vinculados”, están a la expectativa por el “nacimiento” de un nuevo hospital de alta complejidad. Se trata del Hospital Universitario del Caribe, el cual reemplazaría al Hospital Universitario de Cartagena, ahora en proceso de liquidación.
Según la Gobernación de Bolívar, la nueva entidad ya está constituida en papel, y el Secretario Departamental de Salud, Nicolás Chedraui, fue nombrado como gerente.
Se prevé que a mediados del presente año, el nuevo hospital entre en funcionamiento y reabra algunos servicios prestados por el anterior hospital.
“Se organizó una junta directiva en la cual está el gobernador, el secretario de salud departamental, el alcalde, los gremios, y ya se hicieron todos los análisis financieros. Lo que se espera es hacer efectivos los recursos para liquidar totalmente el antes hospital de Cartagena y pagar lo que se debe”, manifestó el director del Departamento Administrativo Distrital de Salud de Cartagena -Dadis-, Cesar Pión González. La nueva entidad funcionaría en las instalaciones donde estaba el Hospital Universitario de Cartagena, pero inicialmente no todos los pisos se abrirían. Según Pión González, “se empezaría por sectores. Primero la parte renal, cuidados intensivos, urgencias y laboratorio”.
Lo cederían a consorcio: sería privado
El funcionario explicó que el Hospital Universitario del Caribe no sería público: “El Departamento coordinaría con una junta directiva a qué consorcio, después de licitar, se entregaría la entidad: Ganará el consorcio con más experiencia”. Para garantizar el funcionamiento de la entidad, el departamento y el distrito comprarían en servicios, cada uno, $7.000 millones. “Así, el hospital abriría con $14.000 millones de contratación anual”, manifestó. Pero a pesar de que para el director del Dadis muchas condiciones están dadas para crear el nuevo hospital, opinó que “todavía falta ponerse de acuerdo en muchos temas. Veo las cosas muy demoradas, aunque en teoría ya todo está armado”.
Hay cifras que demuestran que por mes en promedio mueren 25 personas, porque no hay capacidad para garantizar atención adecuada en Cartagena y Bolívar, ni incluyendo instituciones privadas.
A fines del año pasado, el gobierno nacional informó que destinaría $400.000 millones para fortalecer la red hospitalaria pública del país, de los cuales $8.000 millones serían para el Hospital de Cartagena. El Ministro de la Protección Social, Diego Palacio, a diferencia de lo que informó el director del Dadis, dijo que aún se evalúa la mejor fórmula para reabrir el hospital, o mejor, dar nacimiento a otra entidad. Manifestó que “se está trabajando en la apertura de servicios estrictamente necesarios, solo de tercer y cuarto nivel”. Aclaró además, que las decisiones respecto del hospital están en manos de la Supersalud, la cual tiene un interventor para el caso, y aseguró que “la Nación ya terminó de dar los recursos con los que se había comprometido para la liquidación del hospital”.
Participación de la Universidad de Cartagena
Sin claridad total sobre la conformación del nuevo hospital, a pesar de la urgencia de contar con él, se debate otro aspecto como la participación casi que obligatoria de la Universidad de Cartagena en la nueva entidad. Según el gerente liquidador del Hospital, Próspero Carbonel, la evaluación realizada a la entidad estableció que los terrenos, a nombre de la Universidad, valen $2.300 millones, y que ese aspecto, más los aportes científicos y de personal que la institución de educación hizo al hospital, se deben incluir.
Año de la crisis: 2003
El Hospital Universitario de Cartagena se cerró a mediados de 2003, pero desde antes de ese año la entidad ya estaba en la mira de la Nación. La ciudad amurallada, tan apetecida por los turistas, tan conocida por el Reinado Nacional de la Belleza, también comenzó a sonar fuerte por la crisis hospitalaria en que se ha ido sumergiendo en estos últimos años, y de la que siempre, los más mal librados son las personas más pobres.
La crisis del hospital se desató en 2003 cuando el presidente Álvaro Uribe anunció que el gobierno liquidaría las empresas del Estado no viables. Poco a poco a la lista de “muertos” se han sumado varios hospitales del país en los cuales se ha garantizado, mal que bien, el derecho a la salud a quienes no tienen con qué pagar en entidades privadas. Un punto de recepción importante para la atención en salud en la capital de Bolívar, fue durante años el Hospital Universitario de Cartagena, único de tercer nivel en la ciudad. Los cierres temporales de la institución ya eran algo normal, y también los recorridos maratónicos que debían emprender sus usuarios por el resto de entidades públicas y privadas para ser atendidos, haciéndose conocido el llamado “paseo de la muerte”.
“El cierre de ese hospital para Cartagena fue desastroso, porque era el único público de alta complejidad con servicios de diálisis, cirugía neurológica, tablas completas de ortopedia, pediatría y atención de quemados”, manifestó el director del Dadis. Según él funcionario, “con la decisión del gobierno nacional, la ciudad perdió esos espacios donde también se formaban estudiantes de la Universidad de Cartagena. Además, ese hospital era muy importante, porque se había convertido en una entidad regional a la que acudían personas de Sincelejo, Barranquilla y Montería”. El hospital garantizaba la atención en salud tanto a afiliados del régimen contributivo como del subsidiado: “El hospital era utilizado por todos, porque contaba con los mejores quirófanos, docentes y profesionales de cirugía, 100 camas y servicios que no prestaban otras entidades”, anotó el funcionario.
Camino hacia la muerte
Fue un proceso agonizante. El Dadis, desde antes del anuncio del presidente Uribe, había ordenado cerrar varios servicios del hospital, como urgencias, hospitalización e imágenes diagnósticas, entre otros, debido a que no cumplían con las exigencias de calidad.
Los pacientes de la entidad fueron trasladados a otros centros y a la clínica Henrique de la Vega del Seguro Social, gracias a un convenio de atención para población vinculada. Pero esta clínica tampoco ha sido ajena a la crisis de la salud, y varias veces ha sido cerrada. Sus pacientes con enfermedades de tercer nivel, tuvieron que ser evacuados por esos días a Barranquilla. Y la negativa de sus funcionarios a ser contratados por cooperativas que les pagarían 50% de lo que ganaban, fue otra de las razones que obligó a las autoridades de Cartagena a declarar emergencia hospitalaria a mediados de 2003.
El panorama entonces en la ciudad heroica, ha sido desalentador: hospitales cerrados, el lamento de las comunidades pobres, y una lucha de ires y venires en defensa de la salud pública por parte de los sindicatos.
La decisión de prohibir de manera definitiva el ingreso de trabajadores y usuarios al hospital fue en 2003; antes, el departamento y el distrito habían aportado en contratación de servicios $16.000 millones y $7.000 millones, respectivamente, para sacarlo de la crisis que comenzó con la Ley 100/93. Durante 9 años nunca se pagó a tiempo a los empleados, y se fue estancando; no pudo ser autosostenible, lo cual se reflejó en que la nómina superaba los ingresos. Luego de un año de intervención administrativa y después de estudiar las condiciones de este hospital de media y alta complejidad, la Supersalud decidió terminar con una historia de servicio de 29 años. El déficit de los más de $40.000 millones, de los cuales $22.000 millones correspondían a deudas laborales, no dejó otra salida. Fue así como el Hospital Universitario de Cartagena se convirtió el 24 de julio de 2003, en el primer hospital público de tercer nivel liquidado en el país.
El informe de la Superintendencia señaló que el ingreso anual del hospital no alcanzaba para pagar todas las obligaciones. Por ejemplo, el año en el que se decidió su liquidación, tuvo ingresos por venta de servicios en el primer trimestre de $663 millones mensuales en promedio, mientras los costos y gastos para el mismo período fueron de $965 millones.
Ayuda del gobierno
En noviembre de 2004, el presidente Uribe, se comprometió a aportar $19.000 millones, de los $42.933 millones que se requerían para terminar de liquidar el hospital. Según el mandatario, la liquidación obedeció a que la entidad no era viable a causa de malos manejos ya que, incluso, se adeudaba a los trabajadores hasta 30 meses de salario.
“Las deudas del hospital eran básicamente con trabajadores. Con la Ley 100 comienza a morirse la entidad y se presenta mal manejo con recibos hospitalarios. Se presentaron varias enfermedades por mala atención, y las quejas de la ciudadanía obligaron a que la institución local diera el concepto de que el hospital no era hábil en algunas áreas y finalmente la Superintendencia efectuó su cierre”, explicó el director del Dadis.
¿Y la atención qué?
Pero, ¿cómo se ha garantizado la atención a quienes acudían a la entidad en proceso de liquidación? Según el funcionario, “han crecido clínicas privadas: son unos 7 hospitales de segundo nivel y algún grado de complejidad”. Un aspecto preocupante era la falta de una Unidad de Cuidados Intensivos, sin embargo, anotó Pión González, “este año se abrieron 20 camas de cuidados intensivos, 10 en entidades privadas y 10 del Estado en la Clínica de Maternidad Rafael Calvo”. Hoy, el Dadis tiene contratos con 46 IPS privadas y con ellas, “reemplazamos la ausencia de instituciones públicas y garantizamos atención de la población pobre y vulnerable en todos los niveles de complejidad”, aseguró.
En Cartagena sólo existen 3 entidades de salud públicas: Clínica de Maternidad Rafael Calvo, Hospital San Pablo (en crisis) y ESE Prudencio Padilla que administra la Clínica Henrique de la Vega, también en crisis. Con ellas, con la red de puestos y centros de primer nivel de salud y con clínicas privadas, se presta atención a 672.651 “vinculados” de un millón de personas clasificadas como población vulnerable, a 466.000 del régimen contributivo, a 262.000 del régimen subsidiado y a 40.000 del régimen especial. Según el Dadis, la capacidad instalada de la red pública en Cartagena es de 468 camas y de la red privada de 597, para un total de 1.065, lo cual significa un déficit de 1.400 camas.
“En este momento con los recursos que tenemos hemos sabido manejar la situación, pero la red con la que contamos no aguantaría un acto terrorista o un acto de magnitud que implique la atención a muchas personas. Estamos en un nivel mínimo. La ciudad necesita un hospital que genere aproximadamente unas 300 camas”, dijo Cesar Pión González.
Sindicato, principales oponentes
La Asociación Nacional de Trabajadores de Hospitales y Clínicas y de la Seguridad Social -Anthoc-, rechazó desde un comienzo el cierre del Hospital Universitario de Cartagena. Como fórmula para continuar prestando la atención, el sindicato propuso conformar una Empresa Industrial y Comercial del Estado, con participación de establecimientos públicos interesados, como la Universidad de Cartagena. Además, sugirió pensionar unos 120 empleados que cumplían requisitos de tiempo y edad, hacer un estudio sobre necesidad real de personal para establecer si era necesaria su reducción, y mantener un salario de enganche por el 80% del salario que existía, a quienes fueran contratados posteriormente.
Según el presidente de Anthoc en Cartagena, Roberto Bustamante, las propuestas del sindicato no fueron tenidas en cuenta, y “el cierre y liquidación del hospital lo vemos como un hecho violatorio de los derechos humanos, porque era el único hospital público estatal con las garantías en los más altos niveles de complejidad”. Para él, la crisis de la salud en la ciudad no ha sido superada; aseguró que “hay cifras que demuestran que por mes en promedio mueren 25 personas, porque no hay capacidad para garantizar atención adecuada en Cartagena y Bolívar, ni incluyendo instituciones privadas”. Al momento de la liquidación, en el hospital había 600 trabajadores directos, y esto, “sin contar la manera como se perjudicó también gente de droguerías, comercio formal y ventas ambulantes. Además, la atención no es buena ni garantizada en entidades públicas ni privadas”.
Dos años han pasado desde que las puertas del Hospital Universitario de Cartagena han permanecido cerradas y desde que, igualmente, comenzaron a discutirse las fórmulas para devolver la entidad a los habitantes de la ciudad amurallada. Hoy una luz de esperanza comienza a animar a quienes necesitan atención médica de alta complejidad. La luz es muy tímida, pues la población ha ido entendiendo, muy a su pesar, que parece no haber afanes. Seis meses es ahora el tiempo de espera para entregar el que sería el Hospital Universitario del Caribe. Sólo el tiempo dirá si se trata de una utopía, si la entidad de la que se habla será un paño de agua tibia ante la difícil situación que vive Cartagena o si realmente será el hospital que la gente reclama desde hace tanto.
 
 
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