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Esperanza
por nuevo hospital universitario en Cartagena |
La
entidad ya estaría constituida en papel y tendría
gerente
Redacción
El Pulso - elpulso@elhospital.org.co |
El nuevo
Hospital Universitario del Caribe reemplazaría al Hospital
Universitario de Cartagena, en proceso de liquidación.
Con él se espera aliviar un poco la crisis en que ha
estado sumida la ciudad por la falta de entidades, especialmente
públicas, que garanticen la atención en salud.
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Los habitantes
de Cartagena, en especial los más pobres y vulnerables
afiliados al régimen subsidiado y los vinculados,
están a la expectativa por el nacimiento
de un nuevo hospital de alta complejidad. Se trata del Hospital
Universitario del Caribe, el cual reemplazaría al Hospital
Universitario de Cartagena, ahora en proceso de liquidación.
Según la Gobernación de Bolívar, la nueva
entidad ya está constituida en papel, y el Secretario
Departamental de Salud, Nicolás Chedraui, fue nombrado
como gerente.
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Se prevé que
a mediados del presente año, el nuevo hospital entre
en funcionamiento y reabra algunos servicios prestados por el
anterior hospital. Se organizó una junta directiva
en la cual está el gobernador, el secretario de salud
departamental, el alcalde, los gremios, y ya se hicieron todos
los análisis financieros. Lo que se espera es hacer efectivos
los recursos para liquidar totalmente el antes hospital de Cartagena
y pagar lo que se debe, manifestó el director del
Departamento Administrativo Distrital de Salud de Cartagena
-Dadis-, Cesar Pión González. La nueva entidad
funcionaría en las instalaciones donde estaba el Hospital
Universitario de Cartagena, pero inicialmente no todos los pisos
se abrirían. Según Pión González,
se empezaría por sectores. Primero la parte renal,
cuidados intensivos, urgencias y laboratorio.
Lo cederían a consorcio: sería privado
El funcionario explicó que el Hospital Universitario
del Caribe no sería público: El Departamento
coordinaría con una junta directiva a qué consorcio,
después de licitar, se entregaría la entidad:
Ganará el consorcio con más experiencia.
Para garantizar el funcionamiento de la entidad, el departamento
y el distrito comprarían en servicios, cada uno, $7.000
millones. Así, el hospital abriría con $14.000
millones de contratación anual, manifestó.
Pero a pesar de que para el director del Dadis muchas condiciones
están dadas para crear el nuevo hospital, opinó
que todavía falta ponerse de acuerdo en muchos
temas. Veo las cosas muy demoradas, aunque en teoría
ya todo está armado. |
Hay cifras que demuestran que por mes en
promedio mueren 25 personas, porque no hay capacidad para
garantizar atención adecuada en Cartagena y Bolívar,
ni incluyendo instituciones privadas.
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A fines del año
pasado, el gobierno nacional informó que destinaría
$400.000 millones para fortalecer la red hospitalaria pública
del país, de los cuales $8.000 millones serían
para el Hospital de Cartagena. El Ministro de la Protección
Social, Diego Palacio, a diferencia de lo que informó
el director del Dadis, dijo que aún se evalúa
la mejor fórmula para reabrir el hospital, o mejor, dar
nacimiento a otra entidad. Manifestó que se está
trabajando en la apertura de servicios estrictamente necesarios,
solo de tercer y cuarto nivel. Aclaró además,
que las decisiones respecto del hospital están en manos
de la Supersalud, la cual tiene un interventor para el caso,
y aseguró que la Nación ya terminó
de dar los recursos con los que se había comprometido
para la liquidación del hospital.
Participación de la Universidad
de Cartagena
Sin claridad total sobre la conformación del nuevo hospital,
a pesar de la urgencia de contar con él, se debate otro
aspecto como la participación casi que obligatoria de
la Universidad de Cartagena en la nueva entidad. Según
el gerente liquidador del Hospital, Próspero Carbonel,
la evaluación realizada a la entidad estableció
que los terrenos, a nombre de la Universidad, valen $2.300 millones,
y que ese aspecto, más los aportes científicos
y de personal que la institución de educación
hizo al hospital, se deben incluir.
Año de la crisis: 2003
El Hospital Universitario de Cartagena se cerró a mediados
de 2003, pero desde antes de ese año la entidad ya estaba
en la mira de la Nación. La ciudad amurallada, tan apetecida
por los turistas, tan conocida por el Reinado Nacional de la
Belleza, también comenzó a sonar fuerte por la
crisis hospitalaria en que se ha ido sumergiendo en estos últimos
años, y de la que siempre, los más mal librados
son las personas más pobres.
La crisis del hospital se desató en 2003 cuando el presidente
Álvaro Uribe anunció que el gobierno liquidaría
las empresas del Estado no viables. Poco a poco a la lista de
muertos se han sumado varios hospitales del país
en los cuales se ha garantizado, mal que bien, el derecho a
la salud a quienes no tienen con qué pagar en entidades
privadas. Un punto de recepción importante para la atención
en salud en la capital de Bolívar, fue durante años
el Hospital Universitario de Cartagena, único de tercer
nivel en la ciudad. Los cierres temporales de la institución
ya eran algo normal, y también los recorridos maratónicos
que debían emprender sus usuarios por el resto de entidades
públicas y privadas para ser atendidos, haciéndose
conocido el llamado paseo de la muerte.
El cierre de ese hospital para Cartagena fue desastroso,
porque era el único público de alta complejidad
con servicios de diálisis, cirugía neurológica,
tablas completas de ortopedia, pediatría y atención
de quemados, manifestó el director del Dadis. Según
él funcionario, con la decisión del gobierno
nacional, la ciudad perdió esos espacios donde también
se formaban estudiantes de la Universidad de Cartagena. Además,
ese hospital era muy importante, porque se había convertido
en una entidad regional a la que acudían personas de
Sincelejo, Barranquilla y Montería. El hospital
garantizaba la atención en salud tanto a afiliados del
régimen contributivo como del subsidiado: El hospital
era utilizado por todos, porque contaba con los mejores quirófanos,
docentes y profesionales de cirugía, 100 camas y servicios
que no prestaban otras entidades, anotó el funcionario.
Camino hacia la muerte
Fue un proceso agonizante. El Dadis, desde antes del anuncio
del presidente Uribe, había ordenado cerrar varios servicios
del hospital, como urgencias, hospitalización e imágenes
diagnósticas, entre otros, debido a que no cumplían
con las exigencias de calidad.
Los pacientes de la entidad fueron trasladados a otros centros
y a la clínica Henrique de la Vega del Seguro Social,
gracias a un convenio de atención para población
vinculada. Pero esta clínica tampoco ha sido ajena a
la crisis de la salud, y varias veces ha sido cerrada. Sus pacientes
con enfermedades de tercer nivel, tuvieron que ser evacuados
por esos días a Barranquilla. Y la negativa de sus funcionarios
a ser contratados por cooperativas que les pagarían 50%
de lo que ganaban, fue otra de las razones que obligó
a las autoridades de Cartagena a declarar emergencia hospitalaria
a mediados de 2003.
El panorama entonces en la ciudad heroica, ha sido desalentador:
hospitales cerrados, el lamento de las comunidades pobres, y
una lucha de ires y venires en defensa de la salud pública
por parte de los sindicatos.
La decisión de prohibir de manera definitiva el ingreso
de trabajadores y usuarios al hospital fue en 2003; antes, el
departamento y el distrito habían aportado en contratación
de servicios $16.000 millones y $7.000 millones, respectivamente,
para sacarlo de la crisis que comenzó con la Ley 100/93.
Durante 9 años nunca se pagó a tiempo a los empleados,
y se fue estancando; no pudo ser autosostenible, lo cual se
reflejó en que la nómina superaba los ingresos.
Luego de un año de intervención administrativa
y después de estudiar las condiciones de este hospital
de media y alta complejidad, la Supersalud decidió terminar
con una historia de servicio de 29 años. El déficit
de los más de $40.000 millones, de los cuales $22.000
millones correspondían a deudas laborales, no dejó
otra salida. Fue así como el Hospital Universitario de
Cartagena se convirtió el 24 de julio de 2003, en el
primer hospital público de tercer nivel liquidado en
el país.
El informe de la Superintendencia señaló que el
ingreso anual del hospital no alcanzaba para pagar todas las
obligaciones. Por ejemplo, el año en el que se decidió
su liquidación, tuvo ingresos por venta de servicios
en el primer trimestre de $663 millones mensuales en promedio,
mientras los costos y gastos para el mismo período fueron
de $965 millones.
Ayuda del gobierno
En noviembre de 2004, el presidente Uribe, se comprometió
a aportar $19.000 millones, de los $42.933 millones que se requerían
para terminar de liquidar el hospital. Según el mandatario,
la liquidación obedeció a que la entidad no era
viable a causa de malos manejos ya que, incluso, se adeudaba
a los trabajadores hasta 30 meses de salario.
Las deudas del hospital eran básicamente con trabajadores.
Con la Ley 100 comienza a morirse la entidad y se presenta mal
manejo con recibos hospitalarios. Se presentaron varias enfermedades
por mala atención, y las quejas de la ciudadanía
obligaron a que la institución local diera el concepto
de que el hospital no era hábil en algunas áreas
y finalmente la Superintendencia efectuó su cierre,
explicó el director del Dadis.
¿Y la atención qué?
Pero, ¿cómo se ha garantizado la atención
a quienes acudían a la entidad en proceso de liquidación?
Según el funcionario, han crecido clínicas
privadas: son unos 7 hospitales de segundo nivel y algún
grado de complejidad. Un aspecto preocupante era la falta
de una Unidad de Cuidados Intensivos, sin embargo, anotó
Pión González, este año se abrieron
20 camas de cuidados intensivos, 10 en entidades privadas y
10 del Estado en la Clínica de Maternidad Rafael Calvo.
Hoy, el Dadis tiene contratos con 46 IPS privadas y con ellas,
reemplazamos la ausencia de instituciones públicas
y garantizamos atención de la población pobre
y vulnerable en todos los niveles de complejidad, aseguró.
En Cartagena sólo existen 3 entidades de salud públicas:
Clínica de Maternidad Rafael Calvo, Hospital San Pablo
(en crisis) y ESE Prudencio Padilla que administra la Clínica
Henrique de la Vega, también en crisis. Con ellas, con
la red de puestos y centros de primer nivel de salud y con clínicas
privadas, se presta atención a 672.651 vinculados
de un millón de personas clasificadas como población
vulnerable, a 466.000 del régimen contributivo, a 262.000
del régimen subsidiado y a 40.000 del régimen
especial. Según el Dadis, la capacidad instalada de la
red pública en Cartagena es de 468 camas y de la red
privada de 597, para un total de 1.065, lo cual significa un
déficit de 1.400 camas.
En este momento con los recursos que tenemos hemos sabido
manejar la situación, pero la red con la que contamos
no aguantaría un acto terrorista o un acto de magnitud
que implique la atención a muchas personas. Estamos en
un nivel mínimo. La ciudad necesita un hospital que genere
aproximadamente unas 300 camas, dijo Cesar Pión
González.
Sindicato, principales oponentes
La Asociación Nacional de Trabajadores de Hospitales
y Clínicas y de la Seguridad Social -Anthoc-, rechazó
desde un comienzo el cierre del Hospital Universitario de Cartagena.
Como fórmula para continuar prestando la atención,
el sindicato propuso conformar una Empresa Industrial y Comercial
del Estado, con participación de establecimientos públicos
interesados, como la Universidad de Cartagena. Además,
sugirió pensionar unos 120 empleados que cumplían
requisitos de tiempo y edad, hacer un estudio sobre necesidad
real de personal para establecer si era necesaria su reducción,
y mantener un salario de enganche por el 80% del salario que
existía, a quienes fueran contratados posteriormente.
Según el presidente de Anthoc en Cartagena, Roberto Bustamante,
las propuestas del sindicato no fueron tenidas en cuenta, y
el cierre y liquidación del hospital lo vemos como
un hecho violatorio de los derechos humanos, porque era el único
hospital público estatal con las garantías en
los más altos niveles de complejidad. Para él,
la crisis de la salud en la ciudad no ha sido superada; aseguró
que hay cifras que demuestran que por mes en promedio
mueren 25 personas, porque no hay capacidad para garantizar
atención adecuada en Cartagena y Bolívar, ni incluyendo
instituciones privadas. Al momento de la liquidación,
en el hospital había 600 trabajadores directos, y esto,
sin contar la manera como se perjudicó también
gente de droguerías, comercio formal y ventas ambulantes.
Además, la atención no es buena ni garantizada
en entidades públicas ni privadas.
Dos años han pasado desde que las puertas del Hospital
Universitario de Cartagena han permanecido cerradas y desde
que, igualmente, comenzaron a discutirse las fórmulas
para devolver la entidad a los habitantes de la ciudad amurallada.
Hoy una luz de esperanza comienza a animar a quienes necesitan
atención médica de alta complejidad. La luz es
muy tímida, pues la población ha ido entendiendo,
muy a su pesar, que parece no haber afanes. Seis meses es ahora
el tiempo de espera para entregar el que sería el Hospital
Universitario del Caribe. Sólo el tiempo dirá
si se trata de una utopía, si la entidad de la que se
habla será un paño de agua tibia ante la difícil
situación que vive Cartagena o si realmente será
el hospital que la gente reclama desde hace tanto. |
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